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Francisco Herrero

La fiesta de la comarca Comunidad de Teruel fue un evento promovido para fomentar la convivencia, al menos por un día, entre los diferentes habitantes de un territorio muy diverso. Y esta semana coincide que hace 13 años fue la primera edición. Que precisamente se celebró en Aguatón. Yo solo recuerdo que se organizase un par de veces más: una en Jorcas y otra en el pueblo más grande de Aragón, Zaragoza, con motivo de la Expo del agua. Luego llegó la crisis, las instituciones padecieron estrecheces financieras y las pocas perricas disponibles se distribuyeron a otras propuestas de menos jarana. Nunca más se supo de la fiesta comarcal. Se supone que ahora ya hemos superado las apreturas; sin embargo, nadie ha planteado recuperar el acontecimiento anual.

Creo acordarme que en altas instancias había dudas de que un pueblo de poco más de 20 habitantes pudiese albergar la estructura necesaria para acoger a unas 1.000 personas durante unas horas. La comarca ponía todos sus medios a disposición del municipio, la infraestructura más importante la montaban empresas contratadas, pero se necesitaban muchos recursos humanos para cubrir las diferentes tareas, hasta las más insignificantes. El reto para Aguatón era evidente. Aquel día pasó y me parece que nadie tuvo queja por problemas imprevistos. Aunque fue una jornada lluviosa, no hubo incidentes reseñables.

¿Dónde está el secreto del éxito de aquel episodio? Yo lo veo en el trabajo voluntario de gran parte de las personas que tienen alguna relación con Aguatón. Se pidió colaboración y la respuesta fue intachable. Se puede pensar que el dinero proporciona un lucimiento seguro, pero si la gente no arrima el hombro el carro no tira adelante. Salvando las distancias, la logística de aquella fiesta comarcal me recuerda a los antiguos trabajos a concejo. Cuando había que realizar alguna reparación en los pueblos, todo el mundo estaba llamado a contribuir con su esfuerzo. Diría que la concejada era una obligación, lo de la celebración no. Pero ambos casos atesoran la satisfacción de compartir un objetivo común.