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El rock’n’folk de Lurte pone la quinta El rock’n’folk de Lurte pone la quinta
Adrián Gil, Arantza C. Hernando, Chaime Magallón, Alberto Navas, José Manuel Alba, Alejandro Reche, Marieta Orduna y Rubén García forman Lurte. M. A.

El rock’n’folk de Lurte pone la quinta

Tras cinco años la Compañía Almogávar presenta por fin, en Teruel, su nuevo disco
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Si a Isabel se le hicieron largos, para los incondicionales de Lurte  tampoco ha sido fácil la espera. Cinco años desde su último LP y un sinfín de contratiempos entretanto, pero la espera ha merecido la pena. La misma banda aragonesa de siempre, sin la que uno ya no se imagina las Bodas de Isabel, una vez más sorprende y reinventa su rock’n’folk en V, lo nuevo de Lurte que este domingo se presentó en Teruel. 

Cinco años es tanto tiempo que, desde su cuarto LP La última frontera hasta V, fue necesario publicar Fierros d’a Baralla, un maxisingle que adelantó dos temas del nuevo disco, Los oscuros de Balcez y Fierros d’a Baralla, además de Al oeste de los Monegros. Esta última está incluida en la película de títeres El bandido Cucharacha (2015), escrita y dirigida por Juan Alonso y Héctor Pisa sobre las aventuras del bandolero monegrino Mariano Gavín, en cuya banda sonora participaron, además de Lurte, Pepín Banzo, Los Dulzaineros del Bajo Aragón, Trivium Klezmer o El Verbo Odiado, entre otros. Dos años después, en febrero de 2017, la banda publicó un nuevo aperitivo, el videoclip de Para siempre, tema dedicado a los Amantes de Teruel.

En esos adelantos ya se empezaba a intuir lo que iba a dar de sí V; la banda mantiene intacta su esencia aragonesa, su instrumentación tradicional y sus aires percusivos de batalla, y profundiza en su vocación rock y metalera. Como explica Alberto Navas, el violinista extremeño afincado en Teruel y, desde su incorporación en 2012, responsable junto a Adrian Gil de la mayor parte de las composiciones musicales de Lurte, “Si La última frontera fue un paso adelante desde el punto de vista formal, con un sonido y una producción que nos acercaba mucho más al rock duro y al metal, ahora esto se ha consolidado”.

En el vídeo que pudo verse en la puesta de largo del nuevo disco, en  un acto que tuvo lugar en la Escuela de Música de Teruel, David Marco Pichín, técnico de los Estudios Luna Nueva de Zaragoza donde Lurte graba desde sus inicios, reconoce que llegó a proponer “la inclusión de bajos o guitarras, aunque la banda se mantuvo firme en su apuesta por la instrumentación tradicional de siempre; gaitas, dulzainas, tarotas, percusión y violín”. Los almogávares son brutos pero personas de honor y palabra. Si no fuera por eso sería casi imposible creer que el sonido de V no tiene guitarras eléctricas. Uno juraría que está oyendo de fondo progresiones de acordes de quintas al estilo de Mägo de Oz o de inspiración ramoniana en Furia en tus ojos, en Brempas o en Fierros, por citar solo tres temas, pero nada de nada. Si uno se lo plantea al grupo, antes de terminar de formular la pregunta Chaime Magallón, cantante de la banda y dulzaina, niega con la cabeza: “Te prometo que no, nunca... parece guitarra pero no es guitarra”. Navas, el violinista eléctrico, asegura que a través de las redes sociales le llegan numerosos mensajes de países de habla hispana –en México hay una gran comunidad de seguidores de Lurte– pidiéndole el secreto para sacarle ese sonido al violín... pero de momento tendrán que seguir esperando. 

Complejidad compositiva

Entre batalla y batalla la Compañía saca tiempo para la introspección y el trabajo intelectual, que no todo ha de ser segar cabezas, y Navas reivindica que “compositivamente este disco también supone un antes y un después en nuestra forma de trabajar”. Aunque es verdad que quien escuche a la banda muy de tanto en cuando puede encontrar parecidos razonables entre V y temas de otros discos anteriores, un análisis más profundo revela que hay más tela que cortar. 

Así, Remeranzas es un tema pensado para gaitas y dulzainas tradicionales, pero escrito y estructurado para cuarteto clásico de cámara, con voces que se alternan con una estructura más compleja que las habituales del folclore. “También hay una introducción muy interesante”, añade Navas, “hecha con salterio –un instrumento antiguo de cuerda pulsada que se golpea con un arco metálico– que gustará mucho a los amantes de la música... digamos... culta”. En este momento todos los músicos de Lurte miran a Alberto dispuestos a degollarle, pero como hay buen rollo en el último momento desestiman el casus belli y nadie saca su cuchillo. 

Por último, y aunque buena parte del peso compositivo corre a cuenta de Navas y Adrián Gil, es de destacar que “todo el trabajo termina siendo colectivo”, asegura el primero. Dos de las cuatro canciones con letra que tiene el disco están escritas por José Manuel Alba, el componente turolense de Lurte junto a Navas y el calandino Alejandro Reche, otra corresponde a Navas y otra a Magallón, y en todas las melodías los músicos hacen arreglos propios para sus instrumentos. 

No solo música

Chaime Magallón y Arantza C. Hernando, la gaitera que pasó varios años trabajando en Teruel antes de establecerse en Huesca, explicaron durante la presentación que no todo es música en el trabajo de Lurte. El diseñador Rubén García ha puesto toda la carne en el asador para que el aspecto gráfico del disco sea impecable. El motivo principal está formado por un tríptico en el que un herrero forja una gran V metálica, que se desdobla al abrir el disco. Esa V apela al quinto disco, al quinto elemento –que es la mística aragonesa,más allá de los cuatro clásicos, tierra, fuego, aire y agua, que se recrean a lo largo de todo el trabajo– y, más propiamente, a la V de Victoria “porque publicar este disco ha sido un enorme trabajo, de mucho tiempo y con muchas complicaciones por el camino”. 

Magallón asegura que “todo cuando puede verse en el disco, en el libreto y en la galleta del CD es producto de un trabajo que ha empezado con lápiz y papel”, y que no hay nada colocado al azar. Todos los detalles de la forja y de las ilustraciones interiores cuentan sus propias historias sobre las canciones del disco, y no faltan guiños a discos anteriores. El más evidente es el peto de cuero del herrero, cuyo motivo fue la portada del single Fierros d’a Baralla, pero hay decenas de huevos de pascua, más que en un videojuego de Rockstar Games. Todo un reto para los lurtemaníacos  que promete tener más interpretaciones que la propia Biblia. La idea era que V fue una joya que diera gusto tener en la mano. Y a fe que lo han logrado; escuchar Lurte en Spotify es como hacer el amor por correspondencia.