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Maria McNamara, paleontóloga del University College Cork de Irlanda: “Siempre recurro a las ranas de Libros, me siento muy identificada con estos fósiles” Maria McNamara, paleontóloga del University College Cork de Irlanda: “Siempre recurro a las ranas de Libros, me siento muy identificada con estos fósiles”
Maria McNamara en el Museo Aragonés de Paleontología

Maria McNamara, paleontóloga del University College Cork de Irlanda: “Siempre recurro a las ranas de Libros, me siento muy identificada con estos fósiles”

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La paleontóloga irlandesa Maria McNamara, del University College Cork, es quien mejor conoce las ranas fósiles de Libros y más las ha estudiado en los últimos años. Una de estas investigaciones fue premiada en 2017 con el Premio Paleonturología que convoca la Fundación Dinópolis. Recientemente ha formado parte del jurado de la última edición de este certamen internacional. Asegura sentirse muy identificada con los fósiles de las ranas de Libros por su excepcionalidad, y comenta que cada vez que da una conferencia recurre siempre a ellas.

- Acaba de publicar un libro divulgativo sobre las ranas de Libros, ¿ha sido difícil hacerlo?

- Ha sido fácil porque parte de la actividad que yo hago está comprometida con la difusión de la ciencia y estoy acostumbrada a hacer diversas actividades divulgativas en mi trabajo.

-  ¿Cómo ha planteado la publicación?

- La idea conductora que he querido transmitir es que aquí hay fósiles que son algo más que huesos porque nos encontramos con piel y hay pigmentos. El estudio científico de todo esto que no son los huesos te da una idea más certera de cómo fue biológicamente ese animal.  

 - Una investigación que además cambia un paradigma, porque lo que se creía que había fosilizado, las bacterias, en realidad es piel.  

- Cuando empecé estas investigaciones nadie podía creer que los melanosomas (orgánulo perteneciente a la piel que contiene melanina, lo que da color) se pudieran conservar, y cuando vimos que sí se podían, es cuando decidimos volver a investigar de nuevo los mismos fósiles de Libros para verificar cómo había sido su fosilización a la luz de los nuevos datos.

- ¿Qué paso entonces?

- Encontramos evidencias químicas de que verdaderamente los melanosomas se habían conservado en los fósiles de Libros. De hecho se habían empezado a encontrar melanosomas en aves y en dinosaurios fósiles, pero nadie sabía cómo se conservaban. Se sabía que estaban ahí pero se desconocía el proceso, y Libros se caracteriza por tener azufre. Descubrimos que el azufre es capaz de producir puentes entre melanosomas creando unas cadenas largas de melanosomas que se han conservado. Lo que desciframos por una parte fue que eso eran melanosomas y por otra que se conservaban gracias al proceso de sulfuración al existir azufre. 

- ¿Cómo están cambiando las técnicas de investigación en paleontología?

- En la investigación de partes blandas es absolutamente determinante hacer análisis químicos porque la morfología no basta; con la forma se han confundido los melanosomas con bacterias. Por eso hay que conocer la composición química, que es la que te puede discernir que algo sea una bacteria o sea un melanosoma, pero además de conocer esa composición química, hay que descifrar o saber cómo un componente químico cambia con el tiempo, con los millones de años en el proceso de fosilización durante el que ese fósil ha estado enterrado, porque tú no vas a encontrar el componente químico original, sino alterado con el paso del tiempo y tienes que identificar cuál es y conocer cómo ha podido cambiar.

Hay una controversia y un debate todavía abierto porque hay algunos paleontólogos que no creen que la melanina se pueda conservar en absoluto. La manera de convencerles de que es un melanosoma es tener análisis químicos que lo prueben.

- ¿Y cuáles son esas señales químicas?

- Hay tres técnicas para determinar esto, la más novedosa y determinante lo que hace es fracturar las moléculas a base de enzimas, y en esa fracturación se recuperan algunos componentes que solamente están presentes en los melanosomas, y esa es la señal de que lo que tú estás analizando es eso.

- ¿Qué ha supuesto para usted haber ganado el premio Paleonturología de 2017 y volver a Teruel donde ha hecho parte de sus investigaciones en Libros? 

- Para mí ha sido un premio muy especial porque hice mi tesis doctoral sobre fósiles de Libros, estuve tres meses muestreando en el campo y me gustan mucho las ranas de Libros. Siempre que doy una conferencia pongo una rana de Libros para explicar cosas porque me siento muy identificada con este tipo de fósiles, y por eso me hace mucha ilusión haber vuelto a Teruel y encontrarme de nuevo con los paleontólogos de Dinópolis.

- ¿Y la publicación divulgativa?

- También ha sido muy emotivo porque entiendo que no solo hay que divulgar la ciencia sino que la paleontología es una ciencia amigable de difundir, puesto que aunque involucre aspectos de química u otros, cuando hablas de paleontología con gente joven no es algo que les eche para atrás de entrada como podrían ser otras disciplinas. Por eso las investigaciones a través de los fósiles son un instrumento ideal para divulgar la ciencia.

 - Los fósiles de Libros aparecieron en una mina de azufre, ¿habría posibilidad de encontrar el yacimiento exacto para poder seguir encontrándolos?

-Realmente ahí están las capas, con lo cual tienen que estar las ranas, aunque en muestros que se han hecho recientemente no ha aparecido ninguna a pesar de que sí se encuentran otros tipos de fósiles. La cuestión es que las ranas están en el interior de unas galerías que son muy profundas e inseguras, y la posibilidad de encontrar nuevos fósiles de ellas es difícil.