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Empleados y empleadores Empleados y empleadores

Empleados y empleadores

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Elena Gómez

Siempre he pensado que para una vida digna es imprescindible, al menos, tener un salario digno. Por eso, la subida del Salario Mínimo Interprofesional aprobada por el Gobierno me pareció desde el principio una buena noticia, a pesar de ser mediante el dudoso procedimiento legislativo del Real Decreto.

Pero luego llegan las cuestiones prácticas y las cuentas no salen. Hay algo que no cuadra para muchos empleadores, porque no se ha subido solo el salario, sino que han aumentado también los tipos y las bases de cotización a la Seguridad Social.

De entrada, me parece injusto que tenga la misma carga impositiva, a la hora de contratar a un trabajador, una corporación con ingresos millonarios que un autónomo con un rendimiento económico escaso.

Por otro lado estamos los otros empleadores, aquellos de los que nadie habla y que en este momento estamos sufriendo bastante, los que contamos con cuidadores o empleados del hogar por pura necesidad. Somos las personas dependientes o que tenemos algún familiar dependiente en casa.

No nadamos en la abundancia, la inmensa mayoría contamos con un salario medio-bajo, y hacemos un esfuerzo extra en nuestras economías domésticas para poder contar con un apoyo imprescindible en el día a día. Las ayudas públicas son muy escasas, a veces totalmente inexistentes. Los programas de atención a la dependencia no llegan de forma efectiva a la realidad de cada uno, y al final tenemos que contar con nuestros propios medios.

Así que llevo desde primeros de año haciendo números.  El gasto que me supone emplear a una persona que me ayuda a levantarme y a arreglar un poco la casa todos los días durante unas horas, se ha incrementado alrededor de un 20%. Sin embargo, a mí me han subido la pensión un 1.6%.

De momento, he conseguido estirar el presupuesto. No quiero pensar qué pasará en el momento que necesite ayuda externa durante las 24 horas del día. Veremos.