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Tony Zenet, cantante: “Me considero un ladrón de géneros, en el buen sentido” Tony Zenet, cantante: “Me considero un ladrón de géneros, en el buen sentido”
Toni Zenet es un auténtico showman, además de cantante y actor

Tony Zenet, cantante: “Me considero un ladrón de géneros, en el buen sentido”

La Fundación Amantes trae este sábado al ‘jazzman’ malagueño hasta el Teatro Marín
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La Fundación Amantes de Teruel estrena el ciclo 19 a las 19 de este 2019 con un auténtico regalo para los turolenses. El malagueño Tony Zenet visitará el Teatro Marín este sábado a partir de las 19 horas para celebrar su décimo aniversario como cantante de jazz junto a una de las mejores bandas que pueden escucharse en España. El actor y músico se hizo muy popular gracias a su televisivo tema Soñar contigo, pero eso es solo la punta del iceberg.

- En 2018 celebró su décimo aniversario en la música con el disco recopilatorio Soñar Contigo. ¿Será lo que escuchemos en el Marín o nos adelantará algo de lo próximo?

- Tengo un nuevo disco a punto de publicarse que se llamará La guapería, que se presentará oficialmente la primera semana de marzo. Y seguramente alguna cosita de ese trabajo caerá en Teruel como avance.

- ¿Y por dónde van los tiros en La guapería?

- Yo tenía una espinita clavada con la música antigua cubana, en la sonoridad de las grandes orquestas de los años 30 y 40. Tras un proceso de búsqueda muy bonito en el que me ayudaron Alejandra Fierro y Gladys Palmera, que tiene probablemente la colección de música latina más grande del mundo, con más de 100.000 piezas, recuperé cosas muy antiguas como Olga Guillot, Bola de Nieve y otros que no conocía tanto como Rolando Laserie o Fran Domínguez. Ha sido un poco arqueosofía musical, porque viene de lo antiguo y del amor al conocimiento, y hemos recuperado unos arreglos para secciones de metales grandísimas, que suenan a una verdadera orquesta de los años 30 con una sonoridad maravillosa, o versionado a Bola de Nieve al piano. Estoy muy contento con este trabajo. 

- Su música suena a tango, a bolero, a son.... Lo de jazzista se le queda corto, ¿cómo definimos su música?

- No sé si corto o largo. Yo lo que hago es servirme de las armonías del jazz porque es un lenguaje muy flexible. Uso su lenguaje porque es muy amplio y permite que le añadas todo lo que quieras. Sobre el jazz puedes trabajar el pop, la bossanova... todo cabe dentro. Yo me considero una especie de ladrón de géneros en el buen sentido de la palabra. Robo algunos matices o notas que suenan a géneros de toda la vida, como el tango, la bossanova o los grandes géneros de los grandes países musicales. Me sirvo de sus coloraturas para hacer un paisaje musical evocador. Así que puede que en un mismo tema esté tocando por Brasil, y de repente acabo con una tonadilla o una copla española. Todo son colores con los que puedo pintar.

- ¿Le gusta el concepto fusión musical, o empieza a estar ya demasiado manido?

- Todavía tiene sentido. En los años 80 se empezó a utilizar cuando el flamenco comenzó a dejarse influir por los músicos de jazz, uno de los más importantes por cierto fue precisamente mi trompetista, Manuel Machado, que ahora vuelve a hacer alguna actuación con Ketama y la formación que tenía en aquella época. Esa especie de matrimonio entre el flamenco y el jazz dio inicio a la fusión tal y como la entendemos. Pero a partir de ahí la música se ha hecho tan híbrida que yo creo que todos los compositores lo que han intentado es darse cuenta del poder armónico y melódico que tienen las grandes músicas. Nos encerramos mucho en un tipo de pop de radiofórmula que se nos vende por modas y todo termina sonando parecido. Y una buena manera de nutrirse es volver a los clásicos, que es una línea interminable que te puede durar toda la vida. Y están surgiendo grupos jóvenes que se dejan influir por el manouche, el sonido de Nueva Orleans, la música francesa, la copla española revisada... Me parece interesantísimo porque recupera armonías muy ricas y enriquece el pop contemporáneo, porque tenemos pop muy rico aunque otro sea de consumo rápido. 

- Pero si fundimos y refundimos y no creamos nada nuevo, dentro de 200 años los músicos no tendrán nada de nuestra época en lo que basarse...

- Puede ser. Después de que Beatles hicieran su famoso Re-Do-Sol y crujieran la armonización de una melodía sencilla en una canción de pop, es muy difícil salirse de eso cuando uno quiera hacer una balada sencilla pero interesante. Es difícil superar cosas tan modernas como David Bowie o Björk, pero ser más modernos no significa ser menos musicales. A mí me encanta el Beck de la etapa más experimentadora pero creo que cuando uno se pasa de vanguardista, hay un punto en el que deja de ser musical y entendible. Ocurre lo mismo con la pintura o la literatura, aunque siempre habrá una música que se acerque más al oído profano, y otra que se acerque más al oído complejo. Pero te digo una cosa, en occidente estamos todavía con la escala frigia heredada de los griegos y no nos hemos dejado influir por la India, por ejemplo, cuyas escalas maravillosas no se basan en nuestras siete notas y podrían cambiar nuestra forma de entender la música. Así que no te digo yo que el siguiente paso sea investigar qué pasaría si oriente y occidente se uniera para hacer un nuevo tipo de pop. 

- Suelen acompañarle José Taboada a la guitarra, Manuel Machado a la trompeta, Ove Larsson al trombón, Pepe Rivero al piano, Moisés Porro al contrabajo, y Yrvis Méndez y Raúl Márquez al violín. Esta banda seguiría sonando de cine aunque usted cantara fatal...

- Totalmente de acuerdo. Solo escucharles a ellos es un gran espectáculo. 

- ¿Cuántos músicos vendrán a Teruel?

- Vendremos un cuarteto, con una formación que me encanta con Raúl Márquez al violín, que además es aragonés, Machado a la trompeta y Taboada a la guitarra. 

- Hábleme de su faceta como actor. Interpretó al Picasso de Juan Antonio Bardem, ha trabajado en muchísimas series de TV y de hecho creo que ahora mismo está grabando otra...

- Sí, me tienen como loco los de Netflix y estoy yendo un par de días a la semana a Barcelona para grabar Hache, una historia ambientada en la Barcelona de los años 60 que protagoniza Adriana Ugarte y Javier Rey. La verdad es que el mundo de la música me tiene muy atareado y me había vuelto muy exigente con la televisión. No decía que sí a cualquier cosa, pero en este proyecto confluyeron varios detalles. Había gente que ya conocía mi trabajo y uno de los personajes es un músico que trabaja en un club regentado por tipos un poco mafiosos. Esos ingredientes hicieron que me interesara muchísimo. Además el director musical, el gran maestro Josep Mas Kitflus que ahora está trabajando con Serrat, ha seleccionado dos de los temas incluidos en mi disco nuevo para ser interpretados en la serie. 

- ¿Se complementa la interpretación cinematográfica y musical?

- En este caso sí, porque rodamos con 150 extras con smoking y llego yo al club a cantar. Es muy bonito porque mezcla los dos mundos. Está bien retomar la televisión porque la tenía un poco aparcada, pero desde el punto de vista de hacer trabajos de calidad. Cuando uno trabaja solo de actor está un poco obligado a hacer a veces trabajos de los que no estás del todo orgulloso. Ahora mismo gracias a la música estoy en situación de ser un poco más exigente, y eso es un verdadero privilegio. 

- Incluso siendo exigente, en España hoy en día hay más donde elegir para embarcarse en un buen proyecto televisivo... 

- Desde luego. La factura de Hache es espectacular, en todos los departamentos artísticos. Pero era algo que tenía que ocurrir. En España daba vergüenza lo que se hacía en televisión con aquello de la vieja escuela, de que aquí se hacen las cosas con poco dinero y mucha imaginación. Eso es un error, había que hacer las series como en el resto de países, igual que se hace el cine, con un equipo donde cada cual se dedica a lo suyo y sin vender duros a cuatro pesetas. Sonia Martínez, directora de Dramáticos de Antena3 ha tenido mucho que ver con esa transformación. Empezaron con grandes series épicas, como El tiempo entre costuras y grandes series basadas en novelas, rodadas con muchos medios y que requerían que los equipos viajaran a Almería, a Marruecos... para obtener un gran producto de calidad. Luego llegaron Mar de plástico y otras que nos ha hecho descubrir que podemos hacer thriller tan bueno como los americanos y sin ningún complejo. Pero las series históricas que se han hecho en España, con los romanos limpios, repeinados y con telas recién salidas de las rebajas daban vergüenza.