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El Curso de Truficultura de Mora arranca con 75 alumnos, su máximo histórico El Curso de Truficultura de Mora arranca con 75 alumnos, su máximo histórico
Sergi García (d), este lunes durante la ponencia que ofreció sobre biología de la trufa

El Curso de Truficultura de Mora arranca con 75 alumnos, su máximo histórico

Sergi García ofreció una ponencia en la que habló de la biología de la trufa negra
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Cruz Aguilar

Un total de 75 alumnos comenzaron este lunes el Curso de Truficultura Práctica en Mora, que llega a su V edición con récord de participantes. Se trata de una de las actividades con mayor demanda de la Universidad de Verano de Teruel- Fundación Antonio Gargallo, que es la organizadora en colaboración con Atruter, la Asociación de Truficultores y Recolectores de Trufa de Teruel, y el Cita (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón).

El director de la Universidad de Verano de Teruel, Alfonso Blesa, apuntó que este tipo de cursos suponen “una herramienta para desplegar actividad” durante todo el año y, en este caso, “trasladar la estructura universitaria” fuera de lo que es su sede habitual. Destacó tanto la importancia de “ayudar a los emprendedores”, refiriéndose a los truficultores, como la calidad del profesorado que impartirá las diferentes materias.

El curso, que se prolongará hasta el próximo jueves, abarca toda la labor que hay en torno a la trufa, “va desde el campo a la mesa”, especificó la presidenta de la Comarca de Gúdar-Javalambre, Yolanda Sevilla, durante la inauguración. A su juicio, la actividad contribuye a revalorizar un producto que no solo genera economía y empleo en la zona, sino que también es un buen impulso para la autoestima porque “la gente del territorio ve que es un producto de calidad que se produce aquí”, aseveró.

En la presentación, que tuvo lugar este lunes por la mañana, estaba también presente el alcalde de Sarrión, Jorge Redón, y el de Mora, Arquímedes Ríos, que habló de los buenos resultados que está dando el curso, que logra que los alumnos “progresen en sus cultivos para producir más”. 

El director de la actividad formativa, el truficultor y biólogo Julio Perales, que además es presidente de Atruter, instó a los asistentes a tener la mente muy abierta y a la vez ser muy prudentes para no dar por buenos aspectos sobre la trufa que realmente no se conocen: “Las cosas que hoy pensamos que son así, mañana nos damos cuenta de que son de otra manera”, matizó. 

Este año había muchas solicitudes y la organización decidió aceptar a un total de 75 alumnos, frente a los alrededor de 60 de anteriores ediciones. Según explicó el director, el único problema derivado de este incremento puede surgir a la hora de realizar las prácticas en el laboratorio y por eso se ha previsto que el alumnado se divida en dos grupos, uno irá al campo y el segundo a su vez se partirá por la mitad para la realización de las prácticas de laboratorio en dos espacios, de forma que todos puedan realizar los análisis con los microscopios y las lupas. 

El investigador del Cita Sergi García inició las charlas con una dedicada a la biología de las trufas. Durante toda la mañana ofreció a los asistentes pinceladas sobre cómo se desarrolla la trufa, un hongo micorrícico que crece en simbiosis con un árbol, y cuáles son los manejos que, a tenor de los estudios realizados tanto en España como en Francia o Italia, son más convenientes.  

Explicó que en los primeros años de la plantación no hay producción y los cuidados se centran en que la planta goce de salud y vigor, pero también en que el hongo tenga una expansión adecuada. Ese periodo preproductivo se prolonga como mínimo hasta el año sexto, aunque puede llegar al duodécimo, ya que cada planta lleva su ritmo.   

El investigador habló de algunas de las medidas que hay que tomar en el vivero para garantizar la correcta micorrización, como usar sustratos libres de otros hongos o realizar un buen manejo de la planta en unas condiciones correctas. Siguió su charla con la descripción de los primeros años de la planta en el campo y señaló que a medida que aparece el micelio es cuando comienza el quemado, “que es la manifestación de la planta trufera en el suelo”, como corroboró una investigación realizada en Cataluña . No obstante aclaró que no todas las plantas con micorriza de trufa generan quemado y que en ocasiones éste aparece porque lo provocan otros hongos. 

Relató también algunos de los estudios realizados sobre las aportaciones de agua y matizó que no siempre con más riego se incrementa el micelio. También un suelo excesivamente fertilizado puede ser negativo para la trufa y el experto planteó que en este periodo no es conveniente “ser muy intensivo” con ninguno de los cuidados. “Si a una planta se lo das todo ya no va a necesitar apoyarse en el hongo”, comentó.

Explicó que es habitual que haya otros hongos y esto no tiene porqué ser perjudicial siempre y cuanto la trufa tenga una posición dominante. Un estudio realizado en varias plantaciones demostró que las realizadas sobre fincas que antes se habían dedicado a cereal tenían predominio de la trufa en un 85% frente a las llevadas a cabo sobre monte, en las que la presencia de Tuber melanosporum era del 60%. García habló de la existencia de varios hongos competitivos, algunos de ellos capaces de causar estragos en las plantaciones de melanosporum, como la Tuber brumale

El investigador hizo un repaso por los desencadenantes que pueden influir en la producción, como la presencia de los tipos sexuales o los factores ambientales  y citó un estudio francés que relaciona las condiciones meteorológicas del suelo con el nacimiento de la trufa. La conclusión a la que llega ese informe es que la trufa debe tener determinados parámetros de humedad y temperatura pero que además requiere cambios bruscos en ellos durante algunos momentos. Relató que se está investigando sobre la utilización de microorganismos en la producción y desarrollo de trufas, pero señaló que “a día de hoy estamos muy lejos de eso aún”. 

Destacó que la fase de engorde es muy delicada porque se produce durante los momentos de mayor sequía, que puede llegar a provocar la muerte del hongo. “Eso es una de las primeras cosas que aprendieron los buscadores de trufas silvestres, que sabían cómo iba a ser la campaña en función de las lluvias de agosto”, aseveró, para añadir que “de ahí la importancia del riego”, uno de los aspectos más importantes en la gestión de las plantaciones y al que se dedicará una de las sesiones del curso. 

También se centró en  la maduración, que se inicia en noviembre aunque presenta su momento óptimo casi al final de la campaña. Maduración, calidad y precio van unidos, salvo en el momento de Navidad que hay picos debido a la demanda. 

En la jornada  también Julio Perales ofreció una ponencia sobre manejo de plantaciones productoras y Sergio Sánchez se centró en la producción de planta micorrizada. Fernando Abad cerró la jornada narrando su experiencia con los perros truferos.