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Fernando Martínez de Baños, coronel de Artillería y doctor en Historia: “D’Harcourt merece ser recordado en Teruel, pero se atacará a quien lo proponga” Fernando Martínez de Baños, coronel de Artillería y doctor en Historia: “D’Harcourt merece ser recordado en Teruel, pero se atacará a quien lo proponga”
Fernando Martínez, durante una visita que realizó a Teruel en 2016. Archivo

Fernando Martínez de Baños, coronel de Artillería y doctor en Historia: “D’Harcourt merece ser recordado en Teruel, pero se atacará a quien lo proponga”

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Coronel del Ejército de Tierra y Doctor en Historia, el zaragozano Martínez de Baños ha publicado numerosos ensayos sobre la guerra civil o el maquis. Este jueves presenta el último en Librería Senda de Teruel (19.30 h.), la biografía más documentada hasta la fecha del Coronel Rey D’Harcourt, oficial al mando de la defensa de Teruel durante el cerco republicano de 1937/38.

- ¿Por qué era pertinente una biografía sobre Domingo Rey DHarcourt?

- Huyendo de cualquier planteamiento político, esta biografía de trata de homenajear a Teruel como plaza asediada, en la que hubo de dos a tres mil personas pasando las de Caín, y a DHarcourt como responsable de la defensa de ese sitio, porque no creo que haya un solo caso ni siquiera parecido en la Historia Española al de este coronel; con un año de cárcel, con su asesinato en Pont de Molins junto a más de 40 personas y sobre todo con ese silencio que cayó sobre su memoria,  humillado y atacado desde todos los frentes del gobierno, excepto los oficiales artilleros que fueron quienes trataron de ayudar a su mujer, Leocadia, para que su figura fuera restablecida. 

- La versión oficial dice que una unidad republicana huyendo en desbandada fusiló a los prisioneros Rey DHarcourt y Anselmo Polanco en Pont de Molins el 8 de febrero de 1939, hace hoy 80 años y un día. ¿Está todo contado sobre lo que ocurrió allí?

- Esa versión puede ser verdad. Pero yo me hago muchas preguntas y no encuentro respuestas. ¿Cómo un ejército en desbandada, con la guerra en Cataluña prácticamente acabada, es capaz de dedicar una sección de 30 hombres a organizar la matanza de estas personas? No fue llegar allí y darles un tiro. Allí había ciento y pico prisioneros, eligieron a cuarenta y dos, hicieron tres viajes en una camioneta para llevarles a un barranco a casi dos kilómetros, los ametrallaron, los tiraron al barranco y los quemaron. Fue una operación planificada y me cuesta creer que una unidad huyendo hacia Francia la pusiera en marcha. 

- ¿Y qué pudo ocurrir?

- La tesis de su nieto Fernando Rivera te abre los ojos. Quizá fueron Servicios de Información del propio ejército de Franco quienes lo hicieron. Insisto en que cuesta pensar que una partida de Líster actuara así en medio de la huida, con las vanguardias del general Valiño en la zona. Hay muchas lagunas desde el punto de vista historiográfico para las que la versión oficial no ofrece respuesta. 

- ¿A qué vino la posterior humillación de DHarcourt por parte del propio franquismo?

- Franco le responsabilizó, a él y en menor medida a Barba, de la caída de Teruel. Fue tratado de traidor y cobarde. Y no fue hasta 1972 cuando se permitió a la familia retirar sus restos mortales de Pont de Molins, pero en silencio, sin cura, sin prensa, sin coches oficiales y con dos agentes de la Policía Secreta vigilando. Oficialmente DHarcourt fue eximido de culpa en el Consejo de Guerra que se le hizo en ausencia a principios de los 40, pero su humillación duró hasta 1972, un caso insólito en la historia militar.

- ¿Cree que la rehabilitación histórica de Rey DHarcourt tiene cabida en la memoria histórica?

- Soy contrario a la memoria histórica, en el sentido de querer cambiar el pasado. Por supuesto soy partidario de buscar y encontrar a todas las víctimas de ambos bandos que aún quedan sin identificar. Pero destruir la historia e intentar ganar una guerra que se perdió hace 80 años me parece una locura. Yo he colaborado con el Gobierno de Aragón señalando posiciones defensivas y trincheras de la guerra, y mi consejo siempre era el mismo; no eliminar nada, conservarlo todo porque forma parte de nuestra historia y hacer como en Alfambra, que hay un monolito con el nombre de los caídos de los dos bandos. Pero no se puede quitar sin más todo lo que suene a franquismo, del mismo modo que no podemos quitar las referencias a las guerras carlistas, por ejemplo, o a los maquis de Teruel. La memoria histórica no debe ser borrar historia, sino explicarla. 

- ¿Cree que Teruel debería recuperar para su historia la figura de DHarcourt?

- Sin duda, aunque el Ayuntamiento que lo promoviera sería muy atacado políticamente. Creo que el coronel merece un homenaje en Teruel porque, al fin y al cabo, tomó una decisión compleja en unas circunstancias extremas que salvó miles de vidas. Y lo hizo asumiendo la responsabilidad y sabiendo que podía costarle la vida. Pero enseguida saldrá quien diga que no se puede homenajear a un fascista, porque los partidos políticos no son serios en este sentido. Lo que ocurrió ocurrió y es parte de nuestra historia. Dejando al margen todo lo político, sí que creo que como coronel de artillería al mando de la defensa de Teruel, su memoria merece ser restablecida y debería tener un recuerdo en Teruel, como lo tiene el Obispo Polanco. 

- En la presentación de mañana le acompañará Fernando Rivera, también coronel y nieto de Rey DHarcourt...

- Éramos amigos en Huesca cuando nuestros padres estaban destinados en el Regimiento de Artillería de Montaña número 29. Recuerdo perfectamente a su abuela, doña Leocadia, y a su madre, doña Ana María. Siempre pienso que es una pena que no haya un túnel del tiempo para retroceder y hablar con estas dos mujeres, que demostraron una gran fortaleza porque siempre lucharon por dignificar la figura de Rey DHarcourt.