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El precio del empleo El precio del empleo

El precio del empleo

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Francisco Herrero

Ha tenido que venir Sofía Serrano a esta contraportada el pasado martes para animarme a escribir esta columna. Dice Sofía que la generación de electricidad mediante carbón estaba condenada desde 2010 y que tanto políticos como medios de comunicación han lanzado mensajes contradictorios desde entonces, algo que no ha contribuido a aceptar el cierre definitivo por parte de la población. También apunta Sofía que hay que buscar un nuevo modelo económico basado en pequeñas y medianas empresas en vez de una grande que absorba todos los puestos de trabajo.

Me parece muy interesante el diagnóstico y el enfoque de la solución. Sin embargo, las noticias publicadas estos últimos días en DIARIO DE TERUEL esbozan un arreglo diferente. Tengo la sensación de que vamos a agarrarnos a un clavo ardiendo con tal de mantener la ocupación en la provincia. Desconozco si existe un plan establecido, consensuado a todas bandas, aunque me temo que no. Yo diría que salen proyectos y que hay que apoyarlos para paliar la debacle.

A mitad de enero se publica que Samca iba a solicitar la declaración de Inversión de Interés Autonómico para una fábrica de transformación de carbón en abono. Tras reunirse con el Ejecutivo, la Administración ha dado el aval necesario a la empresa esta misma semana, lo que agiliza la implantación por la reducción de trámites administrativos. Yo, esto, lo ligo al proyecto minero en busca de leonardita que se ha planteado en Aguatón y que ha recibido, de entrada, un rechazo popular generalizado por las graves afecciones que comporta. Han pasado tres meses y, al menos yo, no he recibido respuesta a la alegación presentada. No sé si eso es bueno o malo. Lo que tengo claro es que las transformadoras en fertilizantes necesitarán materia prima y, aunque se quieren aprovechar las minas ya abiertas en Cuencas Mineras, en algún momento requerirán más material. Y mi pueblo igual tiene que contribuir a la causa sirviendo en bandeja de plata todos sus recursos naturales. El empleo tiene un precio y, a lo peor, a Aguatón le toca pagar caro.