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Las ventas, 2.000 años al servicio del viajero

Una diligencia, que era el servicio de transporte más rápido, en la carretera de Libros

La provincia de Teruel está jalonada de ventas.

La provincia de Teruel está jalonada de ventas. Algunas, como la del Cuerno, llevan siglos al servicio del ciudadano porque han tenido la suerte de estar en el lugar por el que pasaron las primeras vías romanas, luego los caminos de ruedas y, más tarde, las carreteras. Otras, de las que ya solo quedan algunas paredes que se van desdibujando, parece que estén en medio de la nada pero son testigos mudos de que por allí en tiempos hubo un gran trasiego de caminantes y caballerías. Todas ellas surgieron por la necesidad que tenían los viajeros de descansar en un momento en el que los trayectos se hacían a pie o en carretas y diligencias tiradas por caballos, esa época en la que el único maletero eran los serones, que además servían como silla para niños, con menos seguridad que las actuales pero también con menos riesgo.

Carlos Casas es el Jefe del Servicio de la Unidad de Conservación y Explotación de Carreteras del Ministerio de Fomento en Teruel y un apasionado de la historia de las carreteras, en las que sin duda las ventas jugaron un papel fundamental. El investigador está elaborando un trabajo sobre el tema y algunos de los aspectos que contempla esa obra fueron presentados la pasada semana en una conferencia que ofreció en el Casino de Teruel.

Uno de los temas en los que incide es en lo poco que evolucionaron los caminos en 15 siglos. Así, desde los romanos, que sí tenían una concepción estatal de servicios e infraestructura, hasta bien entrado el siglo XIX, las únicas vías que se emplearon fueron precisamente las proyectadas desde Roma, las sendas y el campo a través.

El "cursus" romano

Los romanos crearon el cursus, un servicio de mensajería y transporte al calor del que surgieron las mansiones, que daban alojamiento al viajero y forraje a los animales y que fueron las predecesoras de las ventas.

Casas apunta que aunque en el siglo XVIII aparecen las guías de viaje, éstas indican itinerarios, no significa que haya camino para recorrerlos. Durante la Edad Media y Moderna se construyen puentes y el experto señala que tienen unas características concretas muy fáciles de reconocer, tanto que desmiente que el puente de Luco del Jiloca sea romano como algunos historiadores plantean: "Tiene todas las características propias de un puente medieval", manifiesta.

Una de esas ventas que podría tener su origen en la época romana pero sigue operativa hoy es la del Cuerno, junto a Fuenferrada, que algunos historiadores creen que se corresponde con la mansión de Carae, que ya existía en el Itinerario 31 de Antonino, entre Laminio y Caesaraugusta.

Lugares para repostar

Las ventas, según explica Carlos Casas, eran más parecidas a las gasolineras que a lo que ahora conocemos como ventas. Así, allí había forraje para el ganado pero no se daban comidas, aunque sí se proporcionaba lumbre para que el viajero se calentara y preparara los alimentos que él mismo llevaba.

Un concepto diferente eran los paradores, de los que la red de hoteles tomó el nombre por el prestigio que tuvieron estos espacios en el siglo XIX. En ellos sí se atendía a los viajeros porque eran los lugares en los que las diligencias cambiaban de caballos para no retrasar el viaje. "Las diligencias eran como el AVE de ahora", explica el responsable de Carreteras en Teruel, quien añade que se trataba de un "servicio carísimo" que sí ofrecía las atenciones adecuadas y "algunos tenían hasta tenedores".

Los principales clientes de las ventas eran arrieros y ganaderos, sobre todo en las que están ubicadas junto a las cañadas. También los servicios de postas eran asiduos a estas instalaciones y, a veces, se alojaba algún viajero.

En los siglos XIX y comienzos del XX las distancias se recorrían a pie o en carretas incómodas y nadie viajaba por placer sino por obligación.

20 ventas

Solo en el itinerario entre Teruel y Alcañiz a través de Portalrubio hay constancia de la existencia de una veintena de ventas, entre ellas la del Diablo, donde según cuenta la leyenda el cuerpo de la ventera se movía una vez muerto. Entre ellas hay algunas que se han modernizado y siguen abiertas, como la de la Pintada, en Gargallo, y otras que cerraron hace muy poco Panolla, de Alcañiz.

Todos los puentes de la provincia de Teruel construidos antes de la Guerra Civil son de piedra porque el hormigón no comenzó a utilizarse hasta después de la contienda, salvo para el Viaducto de Teruel en 1929, "y si hay alguno que tiene el arco de ese material es porque se destruyó en el conflicto y fue reconstruido después", asegura Carlos Casas, que es un experto en el tema.

Las inclemencias del tiempo, la falta de agua o la presencia de bandoleros eran algunos de los problemas a los que se enfrentaban los viajeros. Por eso, en muchos de esos caminos hay fuentes y aljibes así como peirones, que servían para señalizar el recorrido cuando nevaba o la visibilidad era escasa. En muchos de ellos se colocaron cruces para pedir a Dios protección contra los ladrones.

Autor:M. Cruz Aguilar Teruel