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Un estudio arqueológico aporta detalles sobre el proceso constructivo de la muralla de Teruel

Torres del Agua (con el acueducto adosado) y del Patíbulo (dcha.), donde se hizo el estudio arqueológico

Un estudio arqueológico realizado en el tramo de muralla comprendido entre la torre del Agua y la calle San Miguel ha aportado detalles sobre el proceso constructivo de la antigua fortificación de Teruel y las distintas fases en que se configuró a lo largo de nueve siglos

Un estudio arqueológico realizado en el tramo de muralla comprendido entre la torre del Agua y la calle San Miguel ha aportado detalles sobre el proceso constructivo de la antigua fortificación de Teruel y las distintas fases en que se configuró a lo largo de nueve siglos, incluyendo los momentos históricos que, vinculados a conflictos bélicos o cambios sociales, conllevaron la destrucción de buena parte de sus elementos

Los datos para la realización del informe se recogieron durante la intervención arqueológica que se llevó a cabo en 2008, al comienzo de las obras de rehabilitación de esta porción del monumento defensivo. El estudio corrió a cargo de José María López Ruiz y Domingo Martínez Gómez, de Carpetania Integra, a la que el Ayuntamiento de Teruel acaba de adjudicar la rehabilitación del tramo contiguo de muralla, entre las torres del Agua y de la Bombardera

A partir de los hallazgos obtenidos en los trabajos de control arqueológico realizados durante las obras y en los seis sondeos que se llevaron a cabo en otros tantos puntos de la fortificación, el estudio describe once fases en la evolución histórica de la muralla, con intervenciones entre el siglo XII, cuando se fundó la ciudad tras la reconquista, y el siglo XX, después de la Guerra Civil

La más antigua corresponde a una estructura de principios del siglo XII localizada en el sondeo que se realizó en el interior de los restos del torreón del Patíbulo, situado a la derecha del portal de la Traición desde la ronda Torán. Los arqueólogos la denominan "fase 0" porque consideran que es anterior a la fase más antigua de construcción de la muralla y la describen como un muro o cimentación de este de una anchura considerable como para formar parte de una estructura de vivienda. El exterior conserva un enlucido a base de un guarnecido de yeso y piedra, mientra que el núcleo interior está hecho de tapial con su cara interna sin enlucir. Relacionado con él se documentó un suelo de yeso correspondiente a pavimento, cortado por un hoyo circular de adscripción indeterminada, como el resto de la estructura

Monedas y un proyectil

La fase I corresponde a la muralla primitiva, datada entre los siglos XII y XIII, y a ella se adscribe el hallazgo de mayor interés en este tramo: la presencia de una bestorre, una torre semicircular abierta por su parte posterior cuyos restos se localizaron en el interior de la torre del Patíbulo

Durante la excavación en este punto se encontraron un bolaño o proyectil esférico de piedra, una moneda y cerámica bajomedieval. A partir de estos materiales se pudo datar la bestorre, en especial por la moneda, fechada en tiempos de Jaime I y que se acuñó entre los años 1213 y 1276. La construcción, por tanto, tuvo que ser necesariamente previa a esas fechas y posterior a la conquista de la ciudad en 1171

Este hallazgo sirvió también para documentar el sistema constructivo empleado en esta parte de la muralla, con una base de lienzo realizado con aparejo de sillarejo con relleno de piedra sobre el que se asentaba el resto del muro de tapial.

La fase II se identifica con la destrucción parcial de la muralla primitiva en el siglo XIV, con la que los arqueólogos vinculan el bolaño localizado en la excavación y que debió emplearse en un ataque de artillería, probablemente durante la denominada Guerra de los Dos Pedros que enfrentó a Pedro I de Castilla y a Pedro IV de Aragón entre 1356 y 1369

Para paliar los daños sufridos por la fortificación de la ciudad en ese conflicto se abordó su reconstrucción entre los siglos XIV y XV. Se trata de la fase III del informe arqueológico, que corresponde a la construcción de los torreones del Agua y del Patíbulo, ambos de planta cuadrada. Ante el mal estado del lienzo, se eliminaron todos los restos entre ambas torres. Los constructores decidieron levantar el torreón del Patíbulo conservando en su interior los restos de la antigua bestorre, cuyo interior se mantuvo sin rellenar.

La evolución de la muralla continuó en una cuarta fase constructiva, también datada entre los siglos XIV y XV, en la cual se reforzó el lienzo en el tramo situado a la derecha de la torre del Patíbulo. El muro de tapial original, de 1,5 metros de grosor, se reforzó con un tapial de yeso y piedra, dejando en algunas zonas el tapial original en el interior de forma que se alcanzara una anchura de 3,5 metros , que coincide con las dimensiones del único tramo de adarve o paso de ronda que se conserva, junto a la torre del Agua

La fase V coincide con la construcción de la traída de aguas a la ciudad por Pierres Vedel en el siglo XVI. El acueducto se conectó con la muralla en la Torre del Agua, en cuyo interior se conservan restos de su canalización, formada por arcaduces de cerámica, en dirección a la torre de la Bombardera. En este momento histórico la fortificación abandonó su uso militar para ser reutilizada incorporándola a la red de suministro de agua

Pero las guerras volvieron, como prueba la fase VI de evolución de la muralla, en este caso con la destrucción de la torre del Patíbulo entre los siglos XVIII y XIX. De los destrozos en la fortificación durante la Guerra de Sucesión o la Guerra de Independencia no ha quedado constancia física, pero sí de su reconstrucción en los siglos citados, que constituiría la fase VII. A esta etapa corresponden los vestigios de un paramento que se asentaba sobre los restos originales de la torre cuadrada, sobre el cual se identificaran restos de muro posteriores a la Guerra Civil.

La estructura defensiva de la ciudad tuvo que adaptarse de nuevo en el siglo XIX, en una octava fase constructiva vinculada a las Guerras Carlistas. Como refuerzo, se construyó un antepecho en la parte más alta del adarve, el pasaje que comunica las torres del Agua y del Patíbulo. Se trata de una construcción de escasa entidad jalonada por huecos a modo de fusileras. Su estado de conservación era muy deficiente cuando se inició la restauración de este tramo

La fase IX conllevó de nuevo la destrucción de la torre del Patíbulo entre los siglos XIX y XX como consecuencia de las Guerras Carlistas y, sobre todo, de la Guerra Civil

Este torreón solo se recuperaría después de esta última contienda de forma "simbólica", en lo que constituye la fase X y última descrita por el estudio arqueológico. La reconstrucción fue realizada por Regiones Devastadas, que llevó a cabo una "singular recreación de los restos". Por un lado, se continuó con la proyección del lienzo de muralla en el interior de la torre cuadrada, mientras que en la parte inferior que da a la ronda Dámaso Torán se reconstruyó un elemento alusivo a la base del antiguo torreón del Patíbulo. "Ya que el destrozo ocasionado durante la contienda debió de dejar a la luz los restos de la bestorre, también reconstruyeron encima los de esta", detalla el informe de Carpetania

Se trata de un podio de sección semicircular sobre la cimentación de la bestorre, que debió de quedar a la vista por la enorme "magnitud" de la destrucción que la guerra causó en la muralla

Nueva intervención

La empresa Carpetania Integra iniciará en las próximas semanas la restauración del tramo de muralla entre las torres del Agua y de la Bombardera, que comenzarán con una intervención arqueológica. El arqueólogo José María López espera encontrar en esta zona de la fortificación restos de la canalización de cerámica de la antigua traída de aguas del siglo XVII, además de confirmar los datos sobre los procesos constructivos de la muralla

Autor:EVA RON / Teruel