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Jesús Calvo narra sus experiencias personales en La Solana mediante una publicación del Celan

Calvo Gascón, Calvo Betés y José Manuel Salvador, el pasado domingo en el ayuntamiento durante la presentación del libro.

"En aquellos años, muy lejos de que se inventara el fin de semana, el sábado era un día más de labor como otro cualquiera".

"En aquellos años, muy lejos de que se inventara el fin de semana, el sábado era un día más de labor como otro cualquiera". Así arranca Memoria de las raíces, un libro en el que Jesús Calvo Betés cuenta sus experiencias personales en la masada de La Solana, en Ejulve, a la que siendo un niño acudía cada sexto día de la semana, al acabar las clases en la escuela del pueblo a las cinco de la tarde, acompañado de su hermana y de su madre.

Eran dos horas de viaje, andando, ya fuera de día o de noche, que pese a la dureza del terreno Calvo Betés emprendía con felicidad "por la esperanza de ver a mi padre y a los abuelos" que estaban al frente de la masada, que no daba descanso pero de la que la familia se autoabastecía.

Calvo Betés tuvo la oportunidad de salir a estudiar a Zaragoza, donde reside en la actualidad. Sin embargo, tal como apunta el prologuista de la publicación, Juan Manuel Calvo Gascón, "Jesús no ha salido nunca de la masada", según ha podido deducir de este "libro de ida y vuelta" porque toda su vida ha sido un continuo ir y venir desde la masada a Ejulve, a otros municipios colindantes y a la capital aragonesa.

Memoria de las raíces es una publicación de casi 300 páginas editada por el Centro de Estudios Locales de Andorra (Celan) con la colaboración del Ayuntamiento de Ejulve. El libro, escrito en primera persona, narra las experiencias personales de Calvo Betés, que consigue hilar -de forma amena y con todo lujo de detalles- su biografía con el paso de las estaciones y los quehaceres cotidianos propios de una masada, la convivencia y las relaciones personales.

Según dijo Calvo Gascón en la presentación de la publicación el pasado domingo en un abarrotado salón de actos del ayuntamiento, el valor de este libro es que el autor ha conseguido transformar sus memorias personales en colectivas porque "ha escrito un poco la historia de todos".

"Sus recuerdos personales se convierten, con su publicación, en un patrimonio de innegable valor, en un legado donde los actuales y futuros ejulvinos podemos rememorar un estilo de vida que se mantuvo vivo durante varias centurias y que parece abocado, de forma irremediable, a la desaparición", apostilla el prologuista en su introducción.

Precisamente, la aspiración de Calvo Betés es que sus memorias sirvan para que, de algún modo, los mayores vean reflejadas sus propias raíces, "ayudándoles a evocar sus originales vivencias". Asimismo, desea que los más jóvenes tengan "una ventana por donde atisbar cómo era la escuela, los juegos y el hogar de sus padres y abuelos, los oficios y formas de vida que hoy no se dan". Logrando esto "tendría por bien empleado el tiempo dedicado a la redacción de este libro", asevera el autor en la nota previa del nuevo trabajo del Celan.

La "leche de los americanos"

"No sólo hablo de las masadas, sino también de Ejulve", puntualizó Calvo Betés durante la presentación. Así, los primeros capítulos -sobre un total de 36 y dos epílogos- hablan de las escuelas, que estaban ubicadas donde hoy está la casa consistorial. Allí recibían la "leche de los americanos" y el "queso amarillo" de la posguerra poco apetecibles

Los juegos de infancia de antes (rodetes, carpetas o simplemente revolcarse en los montones de paja recién segada), las fiestas con jotas de los domingos o las bodas son algunas de las facetas de la vida en el pueblo que recuerda.

Entrando de lleno en el aspecto de la masada, Calvo Betés habla de la siega y la trilla -actividades que la maquinaria actual ha hecho desaparecer-, del matacerdo y la conserva.

Los viajes -van acompañados de un mapa- centran buena parte de las páginas del libro. Las dificultades para llegar a la vivienda aislada en pleno invierno cuando nevaba de verdad se mezclan con las salidas a Villarluengo para comprar. "Si las compras se habían hecho con agilidad y se había conseguido dominar la conversación dentro de límites razonables de tiempo -había actividad en las fábricas de papel moneda y tejidos y más población, por lo que el camino estaba salpicado de "capazos"- aún podríamos llegar a casa con buena luz antes de caer la tarde", explica acerca de estos viajes comerciales con su abuela.

Las excursiones de ocio a Pitarque o a Miravete de la Sierra o las visitas de los artesanos vendedores, esquiladores y albarderos a las masadas también están recogidas en el libro, así como los días de masijo -horneado de pastas y panes- y los olores y paisajes que se aprecian desde La Solana.

Epílogo para el incendio

El libro estaba prácticamente redactado desde antes del incendio Ejulve-Aliaga que, en julio de 2009, asoló 7.200 hectáreas en la zona. Por tanto, el autor tuvo que escribir un epílogo para dar cuenta de lo que sucedió y cómo afectó a los dominios de su masada, en los que las llamas se cobraron vastas extensiones de sabinas y carrascas, así como árboles monumentales

Cierra la edición un completo glosario de términos que, por su uso local, pueden no ser comprensibles para todos

Autor:Marcos Navarro / Ejulve