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Judías y garbanzos autóctonos, más caros pero que se venden solos

Patricio (i), Maribel y Miguel son los únicos que a día de hoy siembran garbanzos de Cucalón

Algunas de las semillas que hay en el Cita (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón) ya no se cultivan, mientras que otras las siembran cada año algunas familias para su autoconsumo.

Algunas de las semillas que hay en el Cita (Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón) ya no se cultivan, mientras que otras las siembran cada año algunas familias para su autoconsumo. Tan solo hay unos cuantos agricultores que cultivan a pequeña escala con fines comerciales y su producción es tan escasa que está vendida casi antes de recogerla pese a que el precio supera con creces al de una legumbre convencional.

Se trata de alimentos más caros que las variedades comerciales. Así, el kilo de alubia oscila en un supermercado entre un euro y dos y las procedentes de estos cultivos están por los 5 kilos las de mata baja y llegan hasta los 7 las de mata alta. "La recolección y el manejo es más costoso, en las variedades tradicionales hay mucho proceso manual y eso encarece el producto", dice Víctor Vidal, que es uno de los productores sin excedente. Entre sus clientes está la Fonda Alcalá de Calaceite, para quien cultiva ex profeso y con exclusividad la judía Gantxet.

Precisamente el consumo en los restaurantes de la zona es una posible vía de comercialización para estas legumbres, aunque Vidal deja claro que, por el momento, los kilos cosechados son mínimos.

Menos de 1.000 kilos

En Aragón hay unos pocos agricultores que producen más de 100.000 kilos de variedades comerciales, como la lenteja pardina. Pero de ahí se pasan a los menos de 1.000 que se obtienen de las huertas de leguminosas en Maestrazgo, Matarraña, Sariñena o Aínsa. Por eso, la única forma de probar estos garbanzos, lentejas o judías es acudiendo directamente al productor.

Entre las empresas que cultivan legumbres y hortalizas de variedades que no forman parte de los circuitos comerciales están los hermanos Rosa y Jacobo Pitarch, que trabajan con varios cultivos además de formar parte de la Red de Semillas de Aragón. Desde hace unos meses cuentan con una pequeña tienda en su pueblo, Alcorisa, desde la que venden sus propios productos y otros ecológicos procedentes de los lugares más cercanos posible.

La propietaria explica que cada lunes envían un correo electrónico a sus clientes con los productos que van a poder encontrar esa semana y el precio para que hagan su elección y el martes pasen por la tienda a recogerlo. Contar con un local donde los clientes pueden ver los alimentos ha supuesto un despegue para Kiwicha, que es el nombre de la empresa alcorisana, porque el cliente no suele fiarse de un producto alimenticio y fresco que se vende por internet. "Lo suyo sería que cada zona contara con un grupo de agricultores para abastecer la demanda", dice Rosa Pitarch, quien reconoce que la producción limita mucho las posibilidades de consumo pero a su vez "le da valor al territorio, que es lo que le hace falta a Teruel".

Cocinadas en Ráfales

Naturalmente Bio Sociedad Cooperativa, de Ráfales, está ultimando la preparación de un obrador desde el que Guilermo Alzaga y Edna Herrera comercializarán a comienzos de año legumbres ecológicas y autóctonas ya cocidas y envasadas.

Su idea es abastecerse a partir de cultivadores cercanos por lo que las legumbres del terreno pronto no solo estarán a la venta de forma accesible sino que ya llegarán al consumidor listas para servir en el plato. Y además, con el valor añadido de que han sido cocinadas con algas para que sean más digestivas y no produzcan gases, según explica Guillermo Alzaga.

Autor: M. Cruz Aguilar Teruel