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Juanjo Mayans: "El aprovechamiento del residuo verde genera empleo y protege la naturaleza"

Juanjo Mayans, técnico del Ayuntamiento de Serra

Es el responsable técnico de un proyecto de aprovechamiento de todo el residuo verde procedente de labores de jardinería, agrícolas y forestales del término municipal de Serra para su conversión en biomasa que se quema en las tres calderas municipales situadas en el colegio, la guardería y la casa consistorial.

Es el responsable técnico de un proyecto de aprovechamiento de todo el residuo verde procedente de labores de jardinería, agrícolas y forestales del término municipal de Serra para su conversión en biomasa que se quema en las tres calderas municipales situadas en el colegio, la guardería y la casa consistorial. Juanjo Mayans expuso este mes el proyecto de Serra en Fuentespalda, durante la Feria de la Energía en el medio rural.

-¿Cómo arrancó el proyecto y cuando?

-Comenzó en 2011. Lo que hicimos fue reconvertir el residuo verde en una astilla que utilizábamos, pero como tiene un poder calorífico muy bajo nos llevó a hacer pelet, que es un combustible muy bien adaptado a la energía térmica doméstica. En este tiempo hemos visto como la gente del pueblo se ha ido cambiando las calderas de gasoil o sistemas de calefacción que funcionaban con energía eléctrica por otras que pueden quemar biomasa, y ahora nos están empezando a comprar el pelet.

-¿Le compran el pelet al Ayuntamiento de Serra?

-Sí. Y este movimiento no hace más que generar unos ahorros energéticos y en gestión de residuo verde, además de unos recursos económicos que nos han ayudado a contratar gente.

-¿Cómo ha evolucionado desde que empezaron en 2011?

-Primero comenzamos con unas maquinarias muy artesanales. Ahora hemos sustituido un proceso de producción manual a semiindustrial que tiene una capacidad de 800 toneladas, una cantidad que no es mucho, pero que para un municipio como Serra, que tiene 3.000 habitantes, ya es suficiente. De esas 800 toneladas que podemos producir, 200 ya se gastan en las calderas municipales, 200 más se destinan al mercado local a un precio razonable que se ha generado a través del vecindario. El resto se venderá fuera, pero en el mercado cercano.

-¿La gente del pueblo se ha mentalizado rápido?

-La gente entiende que comprando el pelet en el pueblo ayuda a proteger su monte.

-De las tres partes de biomasa de las que se nutre el proyecto, qué porcentaje ocupa cada una en la producción final.

-Empezamos con la jardinería en 2011, porque buscábamos reducir los costes de gestión del residuo verde, pero ahora mismo la jardinería representa el 35% del total del residuo; el 10% de labores agrícolas y el 55% procedente de limpieza forestal, es decir, de labores sostenibles de gestión forestal para la prevención de incendios.

-Sólo llevan cinco años con el proyecto y ya han pasado a un proceso semiindustrial. ¿Cómo se dieron cuenta de que podía funcionar?

-Yo llevaba desde 2008 pidiéndoselo al ayuntamiento, porque el aprovechamiento del residuo verde llevaba mucho tiempo funcionando en otros países y comunidades autónomas. Sabíamos que habría ahorro y beneficio, no sólo en coste económico, sino que también revierte en el cuidado del monte, en la reducción de las emisiones de efecto invernadero y en generación de empleo.

-¿El Ayuntamiento realiza el proceso completo o subcontrata a otras empresas?

-Hacemos todo el proceso completo, la recogida, el triturado, la molienda y la paletización.

-¿Y la inversión?

-Hemos aprovechado subvenciones de la administración provincial y también hemos usado fondos propios. Ahora mismo, la inversión en el proceso industrial nos ha costado 150.000 euros para una producción máxima de 800 toneladas, más que suficiente para un ayuntamiento como el nuestro.

-¿Imaginaron que avanzarían tan rápido?

-No. Pero los vecinos se han mentalizado muy rápido en el pueblo, porque saben que si el monte se quema, se quema el turismo, la hostelería, los pelets y toda la planificación, por eso entienden que con la compra de ese combustible ayudan a cuidar su monte. Les ha convencido también que consumen un recurso que viene de su monte y que así lo cuidan.

-¿A qué precio sale el pelet?

-Aprecio de mercado. Sacamos un rendimiento porque necesitamos amortizar nuestra maquinaria y pagar al personal.

-¿Con la venta cubren todos los gastos?

-Este es el primer año que vamos a producir pelet industrial y es el primer año que vamos a tener recuperación económica de todo en lo que hemos invertido, pero hay que decir que nos hemos pasado tres años produciendo un pelet artesanal a un precio que no era de mercado. En definitiva, como ese pelet iba para consumo nuestro, el balance es positivo, es decir, que salimos siempre ganando. El personal sí ha costado dinero al Ayuntamiento de Serra, pero es que estamos dando trabajo a familias del municipio. El ayuntamiento no es una empresa y eso hay que tenerlo en cuenta, porque el ayuntamiento busca cumplir una labor social y de protección del entorno natural. No sólo buscamos rendimiento económico sino otros objetivos como son la protección del entorno natural, la generación de empleos y la reducción de la contaminación.

-¿Cuántos puestos de trabajo han generado?

-Ahora mismo tenemos cinco fijos, pero esperamos llegar a 15 si aumentamos la capacidad de producción. En cualquier caso, esto va escalado. Siempre hemos ido poco a poco y avanzando mientras obteníamos resultados.

-¿Cuál fue el paso más complicado?

-Lo más difícil fueron los tres años que estuvimos trabajando con un proceso prácticamente artesanal, con peletizadoras manuales. Fue un proceso duro, pero hemos aprendido mucho y hacemos pelet de cualquier cosa. Compramos las primeras máquinas en china y Alemania. Eran peletizadoras domésticas y muy simples, con poca capacidad y que daban problemas, pero con ellas hemos hecho pelet para calentarnos tres inviernos. Ahora tenemos un proceso semiindustrial mucho más cómodo y eficiente.

-¿Qué residuo verde es más complicado de transformar, porque en Teruel hay bosque, pero también se hace poda del olivo, de almendro, de melocotonero?

-Por supuesto que todo se puede transformar. Lo más complicado, creo yo, es la transformación del residuo procedente de jardinería, porque es el más heterogéneo y contiene gran cantidad de residuo muy verde, con exceso de clorofila. Si no se gestiona adecuadamente puede provocar corrosión en forma de cloruro potásico en las paredes de las calderas. El residuo más cómodo de trabajar es el más homogéneo y más blando. El más duro hace que las máquinas se desgasten más, pero también genera un pelet de mayor calidad y poder calorífico. En definitiva, cuanto más homogénea es la materia de origen, mejor el es pelet y el combustible que se genera, y cuanto más heterogéneo, menor densidad, más desgaste, más cenizas y menor poder calorífico.

-¿Se refiere a que se trata de madera con mucha hoja o de diferentes maderas?

-Me refiero a que en la jardinería nos encontramos un poco de todo, desde pinos, moreras, podas de olivos decorativo que tiene los vecinos en casa, cipreses, etc.

-¿Hay otros ayuntamientos que han copiado su iniciativa?

-Sabemos que en La Todolella, en Castellón, han montado una central de distribución de calor para todo el pueblo tanto en calefacción como en agua corriente sanitaria, y para ello utilizan astilla de monte. También en Cinctorres, también en la comarca de Els Ports, tienen otro igual. Creo que la gente y los ayuntamientos se van concienciando poco a poco.

Autor: Maribel S.Timoneda