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Hernán Aldana durante una de sus ponencias

"La neurociencia muestra se aprende mejor cuando hay emociones positivas"

Hernán Aldana, experto en neurociencia, asegura que hay edades "en las que no tenemos que dar una computadora"
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El biólogo argentino especialista en Neurociencia Hernán Aldana participó la pasada semana en el primer Congreso Internacional de Educación y Diversidad celebrado en Teruel, donde defendió que es posible tener aulas más humanas.

-¿Cuáles son los aspectos más importantes de la Neurociencia que habría que incorporar a las aulas?
-En primer lugar, decirles a los docentes que cuando escuchan Neurociencia que no es una moda, que ya lleva muchísimos años. Al principio era muy experimental, muy de laboratorio, pero hoy se ha unido con la psicología educativa, entonces tiene mucho de aula en distintas edades. Que los docentes no crean que la Neurociencia les trae más cosas nuevas, no venimos a transformar nada sino a decir de lo que se usa, qué sirve y qué quizá no sirva.

-¿Cuáles son las aportaciones?
-Son cosas que los docentes empáticos hacen. Donde más neurociencia aplicada a la enseñanza hay es en el nivel inicial. Las maestras de nivel inicial son Neurociencia, pero a cada segundo, en todo lo que hacen. Lo que te viene a decir la Neurociencia es que cada edad tiene una forma de atención, te dice cómo presta atención un niño, un adolescente, un adulto; también viene a explicar el por qué las emociones son tan importantes. Se aprende mejor cuando hay emociones positivas. Otro aporte es qué pasó con la tecnología, que se puso tan de moda y bajó a todos los niveles y muestra que hay edades en que no tenemos que dar una computadora, hacemos mucho daño.

-¿Cómo se tiene que abordar el tema de la tecnología en el aula?
-Un bebé tiene un cerebro de plastilina y lo loco es que nace con millones de conexiones de más. Nace con una potencialidad enorme para que vos trates de que pode lo que no está usando y quede lo que sí. Entonces, imagínate un niño muy pequeñito, que en los primeros años, vos le muestras un mundo hiperrealista. Un mundo que vibra, que suena, que tiene más colores y más brillo que lo que existe. Donde todo ocurre rápido, una flor se abre en un segundo y no en una semana. Donde todo vibra, se mueve rápido, tiene música, no hay silencio... Entonces el cerebro dice: el mundo es así. Después llega al aula, entonces qué pasa: hiperactividad. ¿Cuándo va a vibrar la maestra? ¿Cuándo va a vibrar el asiento? ¿Cuándo se va a mover el pizarrón? Y se aburre. Y no se puede concentrar. La tecnología al principio, con esa velocidad que tiene, es superdañina. Hasta los dos años no puede haber ni un poquito de celular. La tecnología es muy buena y es necesaria porque el mundo va a ser tecnológico, pero más adelante, despacito.

Tecnología

-¿Qué usos sí considera útiles de la tecnología?
-Para lo que más me gusta como herramienta, donde le tengo mucha fe, es para la inclusión. ¿Qué significa? En el aula, para mí no hay inclusión, no puedes explicar para todos en forma personalizada; si tienes más de 20 alumnos, es imposible. Puedes explicar para una media, dejando los extremos afuera, tanto el que es muy bueno como el que es muy malo. Para mí ahí está buenísima la tecnología para que el que quiere más, tenga más. El que quiera repetir a su velocidad, pueda. Y obviamente está muy buena para mostrar cosas en tercera dimensión. Está muy bonita para mostrar una célula.

-¿Qué opina de los planteamientos de prohibir el móvil en los centros educativos?
-Me encantan. Es que yo, con 59 años, soy súper adicto. Yo lo prohíbo en el aula y estoy trabajando con universitarios. Mientras estoy dando clases, estamos dos. Esto es un poquito lo que hay que aprender: en la casa, en la mesa no puede haber celulares; cuando estoy con otro. Nos acostumbramos a eso, a estar con un amigo y estar mirando el celular. En el aula siempre va a ser más divertido el celular que la maestra, por más que sea buena la maestra. Tiene más intensidad, más estímulos que una maestra. Pero no, en este momento tiene que estar la maestra.

-Ha planteado que el cuerpo es fundamental en el aprendizaje.
-Antes de la covid, siempre te preguntabas si reemplazaría un robot a un docente. Viene la covid, vienen las computadoras, los programas y los software y fue un fracaso absoluto. Aunque fueran muy buenos. Mostraron que sobre todo Primaria y Secundaria necesitas un cuerpo, una interacción social.

-Reivindica que se tomen apuntes en clase a mano. ¿Por qué?
-Lo que nos hace seres cognitivos son las manos. Y la escritura es mano. Es motricidad fina. Las computadoras para tomar apuntes no sirven. La escritura, además de haber un feedback, es una creación tuya. En cambio, cuando usas una computadora no hay creación. Cuando tomas un apunte, es más lento, tienes que sintetizar. Lo haces más tuyo. Tu apunte es tu memoria. Entonces te estás llevando algo de la clase, un resultado. Las regiones que usas para escribir cerebralmente son las mismas que usamos para leer, la gente que toma buenos apuntes, lee rápido.

Emociones

-¿Se tienen en cuenta lo suficiente las emociones en el aula?
-Se habla mucho, pero en la realidad no se tiene en cuenta porque nosotros, los que enseñamos, los adultos, todavía no las manejamos bien. Hubo un gran fracaso en los congresos de emoción. Descubrieron que la inteligencia emocional no logró grandes cambios en la regulación emocional de los chicos que salen de los colegios. Fallamos en que no tenemos que enseñar emociones a los niños, porque los niños ya las traen y son muy buenas, en general. Hay que arreglar las emociones de los adultos que enseñan. O sea, tenemos que capacitar, regular emociones a los adultos primero. En primer lugar, tenemos que trabajar emociones en los adultos. Por el otro lado, lo que más tenemos que luchar es que se deje de pensar que las emociones son básicas, reptilianas, instintivas. La neurociencia ha demostrado claramente que la emoción es un acto cognitivo. Es un acto de la razón. No están separadas. Somos seres razonadores y emocionales. Lo que hay que entender y aprender es que somos arquitectos de nuestras emociones.

-¿Cómo se tiene que trabajar esto con los alumnos?
-La mayor parte de las emociones en los seres humanos se explican con el lenguaje, o sea, sientes tu cuerpo en esa situación y le das un nombre. Se enseñan seis emociones. Una de las películas más famosas de Walt Disney trabaja cinco emociones y son más de 500. ¿Cómo vas a entender lo que te pasa? Los adolescentes están todo el tiempo diciendo: No sé lo que me pasa. ¿Por qué? Porque no tienen palabras para explicar lo que pasa. Por eso la importancia de la lectura, de los cuentos, de los museos, del arte, porque te dan palabras. No puede ser que yo mire un cuadro y haya una niña agachada con los ojitos cerrados y te diga: Está triste. Puedes estar triste, melancólica, afligida, preocupada, obnubilada... Hay que dejar de pensar que las emociones son básicas e innatas, y pensar que son humanas y son tremendamente variadas y eso hay que enseñar.

-¿Qué va a aportar este congreso de Teruel?
-Para mí, lo que aporta fundamentalmente es ver que la problemática educativa es muy parecida por todos los lados que visito que es algo que me llamó mucho la atención. Venir a un país con cinco siglos de historia educativa y universidad y ver que la problemática que ocurre en las aulas es la misma que en Argentina, que en Chile, que en México, que en Colombia, que en Ecuador. Nos estamos quedando sin docentes, no va a haber docentes en el futuro. Estamos capacitando pobremente a los docentes. Lo que viene es muy preocupante y eso es lo que vivo. Los padres cada vez vienen más agresivos a que el colegio les resuelva la vida; los docentes que cada vez se capacitan menos y que no son valorados socialmente. Lo ves en todos lados.

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