Apaga el móvil y levanta la vista
Algunos expertos aconsejan que en vacaciones limitemos el uso del móvil, para disfrutar de otras cosas buenas, de nuestro alrededor, y que nos perdemos por pasar demasiado tiempo con la vista pegados al móvil. Fruto de la fascinación por la tecnología que nos acecha, sin duda ésta es buena, pero también es cierto que hay que racionalizar su uso, ya que el uso abusivo de la tecnología nos aleja de la realidad. El móvil nos empuja a estar hiperconectados, lo que no significa que estemos más acompañados, sino todo lo contrario. Uno se puede llegar a sentir solo, aunque tenga cientos de contactos y hable cada día con ellos, ya que esa relación no está basada en el conocimiento mutuo, más bien, los conectados son unos desconocidos.
Todos hemos sido espectadores de reuniones familiares o de amigos en las que varias de esas personas se comunican enviándose WhatsApp. Estas y otras situaciones nos interpelan a levantar la vista del teléfono móvil, para vivir el presente, para disfrutar de las personas que están a nuestro alrededor, para mirarlas a la cara, para enriquecernos y crecer al relacionarnos directamente con ellas, ya que las relaciones sociales son consubstanciales al ser humano. Levantar la vista para mirar y admirar, lo bueno y lo bello de este mundo.
La interacción de hombres y mujeres con el móvil es una constante en todos los países, en cualquier sitio y a cualquier hora, para ellos es una adicción que los lleva a entrar en redes o internet porque no saben hacer otra cosa, tienen mono tecnológico, muchas veces éstos buscan no sentirse solos. Ya no pueden -o, lo que es peor, ya no saben- relacionarse con los demás, tener amigos de verdad, vivir reposadamente la propia vida en vez de una vida ficticia y agitada en el mundo virtual. Han perdido la capacidad de escucha, de diálogo, de debate, etc., necesarias en toda relación de amistad.
Lo más preocupante son las nuevas generaciones. Muchos padres entretienen a sus niños pequeños, incluso bebes, con dibujos animados, pelis o videos mientras ellos descansan o realizan otras tareas. Esos niños no serán capaces de divertirse, no suelen jugar ni correr y verán disminuida su capacidad creativa tan valiosa en todas las facetas de su vida. Se aburren si no miran su móvil o su tablet. Los padres deben ser conscientes de la deriva de esta situación para no hacer a sus propios hijos adictos a la tecnología.
Muchos jóvenes, desde que nacieron, nos han visto vivir pegados al móvil, y piensan que eso es lo normal. Por eso, muchos niños reclaman un móvil de última generación, para uso exclusivo y a los que no les sacan todo su rendimiento, antes de la edad aconsejada según aseguran muchos educadores y tecnólogos. Hacia los años 60 o 70, los niños jugaban en la calle, corrían con sus bicicletas, saltaban a la comba, se subían a los árboles, jugaban a las canicas o al bote, etc. Hoy en día, en muchos parques impera el silencio, cuesta ver niños jugando o corriendo, se palpa la quietud de los columpios, etc., lo que produce nostalgia y cierto grado de tristeza.
La adición al móvil provoca en las personas que la padecen un miedo irracional a estar sin su teléfono móvil y que se denomina nomofobia. Este término proviene del anglicismo nomophobia (no-mobile-phone-phobia). Esta actitud se va forjando poco a poco, quizás recurrimos al móvil cuando nos encontramos en situaciones incomodas o incluso aprovechar el tiempo, etc. Esta forma de interactuar con el móvil tiene consecuencias que afectan a la salud, tanto psicológicas (ansiedad, depresión) como físicas (dolor de cabeza, molestias en los ojos).
La baja autoestima o la inseguridad personal es una de las principales causas de la adición al móvil y de la nomofobia. Cabe señalar algunos síntomas de estos trastornos, como por ejemplo: el consultar de forma compulsiva mensajes o correos, el ser incapaz de postponer la respuesta a un mensaje, etc.
Los adolescentes son las primeras víctimas de estos trastornos, por esto los padres y educadores han de ayudarles a conseguir un buen uso del móvil y evitar que sufran nomofobia. Para ello, los expertos aconsejan fijar los momentos en los que no vamos a utilizar el móvil, como en las comidas o en las reuniones con otras personas o durante el estudio. Prevenir vale más que curar, así que lo mejor es evitar tener el móvil en la mano sin necesidad.
La comunicación digital está cambiándonos la vida, ya no caben las conversaciones amistosas. Hay un video circulando por las redes que asegura: “Somos una generación de idiotas, de teléfonos inteligentes y gente estúpida. Así que levanta la vista del teléfono y apaga la pantalla”.
Hay que apagar el móvil y levantar la vista para vivir una vida en plenitud, disfrutando de la familia, de los amigos y de tantas otras cosas de nuestra vida que nos hacen mejores personas. Vale la pena poner en práctica este mensaje al menos de vez en cuando y reflexionar sobre él.