Albalate saca a concurso la gestión del albergue municipal por 200 euros al año

El Ayuntamiento de Albalate del Arzobispo ha sacado a concurso la gestión y explotación del albergue turístico municipal para los años 2023 y 2024 por un precio simbólico de 200 euros anuales. Los interesados tienen hasta el 15 de noviembre para presentar sus propuestas.

El contrato se adjudicará al licitador que mejor precio ofrezca, mientras que la duración del contrato será hasta el 31 de diciembre de 2024. Después, se podrá prorrogar anualmente de mutuo acuerdo sin necesidad de nueva licitación hasta un máximo de cuatro años.

El albergue cuenta con una capacidad de 30 plazas, repartidas en cinco habitaciones. Existe una para cuatro personas, otra para ocho y otras tres para seis ocupantes. Cada cuarto tiene un baño independiente. En cuanto a zonas comunes, el albergue dispone de cocina, comedor y sala polivalente, así como otros dos aseos en la planta baja.

La alcaldesa, Isabel Arnas, explicó que ya ha preguntado algún particular que en este momento estudia las bases. “La persona que lo cogió en 2020 renunció con la pandemia por las restricciones al público, de forma que lo volvimos a convocar el año pasado y no hubo ninguna solicitud por esa incertidumbre que había en torno al turismo. Ahora que la situación se ha normalizado esperemos que haya interesados en poderlo coger”, manifestó.

Gracias a los esfuerzos del consistorio y del guía turístico de la localidad, Alfredo Martínez Tirao, la localidad del Bajo Martín está ganando visitantes, si bien son casi todos “de día”. Con el albergue se espera que puedan quedarse todo un fin de semana “para que puedan disfrutar de nuestro patrimonio cultural y natural, y de la gastronomía y los productos que tenemos”. El Camino de Santiago o el GR 262 pueden aportar pernoctas.

En ausencia de actividad turística, el albergue ha alojado a los escultores que se han inscrito a los cursos de la Universidad de Verano, simposios y talleres que se organizan en el Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro. También albergó durante unas semanas a una familia que perdió la vivienda como consecuencia del riesgo de derrumbe que presentaba a primeros de 2020 un grupo de casas en las calles Curto y Baja que el Ayuntamiento tuvo finalmente que demoler para dar seguridad.