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Andorra reza “por la paz y la reconciliación” en Tierra Santa Andorra reza “por la paz y la reconciliación” en Tierra Santa
Los fieles de Andorra rezaron en la ermita de de las monjas. David Rojas

Andorra reza “por la paz y la reconciliación” en Tierra Santa

Rojas escucha la súplica del Patriarca latino de Jerusalén
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Algunos municipios de la Archidiócesis de Zaragoza, como es el caso de Andorra, celebraron este martes una jornada de ayuno y oración “por la paz y la reconciliación” en Tierra Santa, convocada por el Patriarca latino de Jerusalén y presidente de la Asamblea de Ordinarios Católicos de allí, el cardenal Pierbattista Pizaballa.

En una carta firmada por el vicario general del Arzobispado de Zaragoza, Rubén Ruiz, se invitaba a las parroquias y comunidades religiosas a elevar oraciones a Dios, ya sea en formato de eucaristía, rezo del Rosario o cualquier otra fórmula.

Siempre activo, el párroco de Andorra, David Rojas, congregó a los más fieles de la localidad en la capilla de las monjas ante el “fracaso del hombre” que supone la guerra, parafraseando a Juan Pablo II. “La guerra es el punto máximo de efervescencia para imponer una voluntad sobre otra, cuando ninguna de las voluntades tiene la razón al cien por cien. Siempre tiene que primar el sentido común, independientemente de tu forma de creer, pues el derecho a la vida es el derecho supremo y bien máximo”, algo que en el conflicto entre Hamás y el estado de Israel no está primando.

“Las agencias de noticias católicas están dando la noticia de que el patriarca de Jerusalén se ofrece como canje en esta zona de conflicto para la liberación de menores o rehenes. Es algo concreto de lo que hace la Iglesia cuando llegan situaciones como esta”, puso en valor Rojas.

En una circular emitida desde Jerusalén, el propio cardenal Pizzaballa pide reunirse en oración coral “para entregar a Dios Padre nuestra sed de paz, justicia y reconciliación”, pues “el dolor y la consternación por lo que está sucediendo son grandes”.

“Una vez más nos encontramos en medio de una crisis política y militar. De repente fuimos catapultados a un mar de violencia sin precedentes. El odio que, lamentablemente, ya hemos experimentado durante demasiado tiempo, aumentará aún más, y la espiral de violencia que sigue creará más destrucción. Todo parece hablar de la muerte”, reflexiona en la misiva.

“Pero en este momento de dolor y consternación, no queremos quedarnos impotentes. Y no podemos permitir que la muerte y sus aguijones (1 Cor 15,55) sean la única palabra que se escuche”.

La jornada de oración  fue respaldada por las conferencias episcopales, también la española, y por tanto promocionada por las diócesis.