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Antonio Navarro, presidente del Nazareno de Alcañiz: “No quisimos hacer grandes inversiones, pero actualizamos la hermandad al siglo XXI” Antonio Navarro, presidente del Nazareno de Alcañiz: “No quisimos hacer grandes inversiones, pero actualizamos la hermandad al siglo XXI”
Antonio Navarro, en la capilla del Nazareno junto al paso y el estandarte

Antonio Navarro, presidente del Nazareno de Alcañiz: “No quisimos hacer grandes inversiones, pero actualizamos la hermandad al siglo XXI”

Vive su duodécima Semana Santa como máximo exponente de la cofradía antes de volver a su puesto de cetrillero
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Doce años después de ser elegido presidente de la Hermandad del Nazareno de Alcañiz, Antonio Navarro deja el cargo para no caer en la rutina y que una nueva junta encabezada por Ana Belén Andreu –la primera presidenta de una cofradía que se remonta a 1955– le dé nuevos bríos. Hace balance satisfactorio de su mandato porque se lleva sólo cosas buenas, desde los amigos que ha hecho por el contacto estrecho con otras cofradías hasta el respaldo de su familia. El Nazareno se ha adaptado al siglo XXI en los últimos años, tiene medios de comunicación que atraen a los jóvenes y acaba de reparar las humedades de la capilla. Navarro, que seguirá ligado a la Semana Santa alcañizana, aunque desde un plano menos organizativo, valora el buen trabajo de difusión realizado por la Ruta del Tambor y Bombo, que llena de espectadores las procesiones. 

- ¿Por qué lo deja?

- Es una decisión que no la he tomado a la ligera, sino que la he meditado mucho. Soy de las personas que piensan que cuando una cosa la haces por inercia, por un dejarte llevar o por rutina, es mejor dejarla. Simplemente es esto, cansancio o agotamiento de tantos años con esta responsabilidad, que sin duda he llevado con orgullo, pero es la decisión que tomé y ya la tenía pensada desde 2018.

- ¿Ana Belén Andreu es la persona ideal para sucederle?

- La verdad es que me la iba trabajando poco a poco (ríe) porque esto da un poco de vértigo al principio, es un cargo con responsabilidad. Lo que pasa es que yo he intentado crear una junta en la que el papel de presidente únicamente sea testimonial, entre comillas. Si tú tienes un grupo que trabaja y que las decisiones se toman de forma consensuada, el presidente hace de cabeza visible. Pero el trabajo lo lleva la junta, que es como creo que deberían ser las cosas en cualquier asociación.

- ¿Qué cargo tenía la que será la primera presidenta en la historia de la hermandad en cuanto acabe la procesión del Nazareno?

- Era vocal. Hay que decir que hemos renovado tres cargos importantes, ya que Diana Andreu y Manuel Blasco han dejado la secretaría y la vicepresidencia, que pasan a ostentar Gema Pérez, una persona muy acostumbrada al trabajo administrativo, y Javier Martínez, que ya estaba en la junta. Además, se ha integrado una nueva persona, Pepe Mira, que ostentará el cargo de vocal. Todas han colaborado ya con la hermandad sin tener un cargo estatutario, por lo que cuanta más gente se sube al carro más fácil es la sucesión.

- ¿Con qué se queda de todos estos años?

- Con muchos amigos, sobre todo; con el apoyo de la familia; con gente que conoces de otras cofradías que estamos trabajando durante dos o tres meses antes en las peanas, compartimos proyectos, penas, ilusiones... Todo lo que me llevo son cosas buenas, no puedo decir que ha habido algún sinsabor porque es mentira. Esto de la Semana Santa gusta mucho, levantas la mano para pedir ayuda y tienes a muchísima gente que te echa una mano. También me quedo con todos los sacerdotes que han pasado por la iglesia, que siempre han estado aparentes para todo; con todos los compañeros que he tenido en las juntas, sobre todo en las primeras, que fueron las más complicadas porque éramos todos nuevos y no teníamos experiencia, y lo único que nos unía era ese sentir nazareno que lo llevamos dentro; con todos los hermanos de honor que hemos nombrado, gente súper vinculada a su tradición de Semana Santa en Alcañiz o del Nazareno; con la comprensión de nuestra banda, representada por sus cabos. Este año precisamente José Ángel Royo, cabo de las cornetas, ha decidido dejarlo. No terminaría, podría estar así un buen rato. 

- Ha contribuido a modernizar la hermandad con nuevos folletos, más atractivos, y con un impulso a las redes sociales.

- Creo que era una obligación nuestra. Nos cogió la crisis y tuvimos muy claro que no queríamos hacer grandes inversiones porque la procesión estaba bastante completa como para hacer ningún paso procesional más. Así que gastamos el dinero en lo necesario: primero en sacar la procesión y luego en restaurar, conservar el patrimonio que tenemos y, sobre todo, actualizar la hermandad al siglo XXI. Hoy en día hay que estar en redes para difundir noticias y se ha trabajado en modernizar los folletos que se envían a las casas de los hermanos. He estado revisando folletos de los años 80 y 90, los he puesto en contraposición con los de ahora y no tienen nada que ver. Hemos creado un aire de modernidad, también con una familia de imanes que están teniendo una acogida tremenda. Ya llevamos cinco y la gente los demanda. 

- Este año han estado de obras en la capilla por un problema de humedades. 

- El tema de la capilla es un poco delicado. Yo sí le daría una nueva imagen, pero no se puede tocar el suelo porque Patrimonio se metería y no podemos hacer grandes cosas. Hay que respetar lo que hay. Pero llevábamos años en los que la piedra de la pared de derecha, debido a unas humedades que no sabemos de dónde proceden, se estaba erosionando, hasta el punto que pasábamos la escoba y recogíamos cubos enteros de arenisca. Hemos hecho un tratamiento y estamos satisfechos con el resultado. A ver lo que dura, porque las humedades si no haces catas para saber de dónde vienen… Nos han garantizado que aguantará de cinco a 10 años, así que por el momento vamos a ir poniendo parches. 

- Tienen casi 2.000 cofrades y nadie se da de baja. 

- Cada año tenemos del orden de 30 a 40 nuevos, cuyos nombres leemos en el inicio de la procesión, en la iglesia. Me tropiezo con mucha gente que me dice que ha fallecido tal, pero que quieren seguir manteniendo la cuota, de 5 euros al año, que realmente no es nada y siempre viene bien. 

- La Ruta del Tambor y Bombo ha conseguido importantes reconocimientos en los últimos años. ¿Los hermanos y cofrades de Alcañiz también se sienten partícipes?

- Todos los bajoaragoneses tenemos que estar orgullosos de la labor de difusión que están haciendo desde la Ruta del Tambor y Bombo. Desde la Junta Suprema, que también aportamos nuestros delegados a la Ruta, hemos impulsado siempre cualquier acto que favorezca la difusión del Bajo Aragón. De hecho, el año que viene las Jornadas de Convivencia de la Ruta serán en Alcañiz, con lo cual tendremos la oportunidad de seguir empujando. La Ruta es el mejor embajador que puede haber en toda España para una Semana Santa. 

- El turismo es muy importante para el territorio, ¿pero puede tener alguna incidencia sobre las procesiones? ¿Se puede ir de madre en ocasiones?

- Yo siempre he defendido que la Semana Santa la hacemos todos: los que participamos en las procesiones y los que las presencian. Imagina lo que sería una procesión sin espectadores. Por tanto, la Semana Santa es rica porque tiene ese valor religioso, lo vimos el lunes en el pregón de Manolo Anglés, que para mi gusto fue excepcional; tiene su valor tradicional, de familia, de turismo, de cultura. Entonces, entre todos tenemos que ir remando en la misma dirección. No concibo una Semana Santa sin espectadores, sin gente. Hemos querido desde la Junta Suprema este año facilitar la presencia de espectadores con problemas de movilidad a través de un espacio reservado en la Lonja, en un sitio elevado, para que puedan ver todas las procesiones. Casi todos vamos andando a todos los sitios, pero hay gente que se encuentra barreras arquitectónicas y en la sociedad actual no podemos discriminar a nadie, por lo que tenemos que garantizar que sean accesibles. 

- Seguirá vinculado a la Semana Santa?

- Esto es una vinculación de por vida. No estaré en labores organizativas pero sí colaborando con todas las cofradías como un alcañizano más. Hágase hincapié en que mi padre, Arturo Navarro (fallecido en 1994), en los años 63-64 llegó a ostentar el cargo de presidente del Nazareno, integró la junta como secretario y acabó sus días actuando como cetrillero en la procesión del Nazareno. Ese va a ser mi destino, lo tengo clarísimo. Yo voy a ocupar el cargo que él ocupaba, que por otra parte ya lo venía ejerciendo antes de ser presidente. Pero me pongo a disposición del Nazareno, Santo Entierro, Silencio, Soledad y Carmen por si mi experiencia puede servir para ayudarles.