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Antonio Pedrós, catedrático de Literatura Española Contemporánea en la Colorado State University: “Es necesario que se reconozca a Concepción Gimeno, que defendió  el acceso de la mujer a la educación” Antonio Pedrós, catedrático de Literatura Española Contemporánea en la Colorado State University: “Es necesario que se reconozca a Concepción Gimeno, que defendió  el acceso de la mujer a la educación”
Antonio Pedrós, en la puerta del colegio público Concepción Gimeno Gil de Alcañiz. Gobierno de Aragón

Antonio Pedrós, catedrático de Literatura Española Contemporánea en la Colorado State University: “Es necesario que se reconozca a Concepción Gimeno, que defendió el acceso de la mujer a la educación”

Este año se cumple el 175 aniversario del nacimiento de la “feminista posibilista”
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El catedrático de Literatura Española Contemporánea en la Colorado State University, el alcañizano Antonio Pedrós, se encerró durante cuatro años en bibliotecas y archivos de España, México e Italia para abarcar toda la obra de una pionera del feminismo internacional de finales del siglo XIX y principios del XX, Concepción Gimeno Gil (Alcañiz, 1850-Buenos Aires, 1919). En el 175 aniversario de su nacimiento, esta semana el Instituto de Estudios Turolenses (IET) y el Ayuntamiento de Alcañiz presentaron el primero de los ocho tomos que albergan las Obras Completas (editadas por Prensas Universitarias de Zaragoza) de la escritora y periodista, que da nombre a un colegio de la capital bajoaragonesa desde 2022.

-¿Estaban en deuda Alcañiz y Teruel con Gimeno Gil?

-Yo creo que sí. Cuando estaba Carlos Abril de alcalde ya había preparado su calle, que fue un primer reconocimiento. Pero cierto es que había una ausencia casi absoluta de conocimiento sobre ella. Hemos llegado a ese punto pero hemos tardado varias décadas en llegar.

-Primero fue la calle; en 2019 el facsímil de la novela Una Eva moderna del IET; en 2022 hubo una exposición y el colegio Emilio Díaz pasó a llevar su nombre; y este año empiezan a editar las Obras Completas con este primer volumen de ensayos. ¿Cuál es el objetivo de aglutinar toda su obra?

-Gimeno tiene una producción muy extensa (1.300 referencias literarias y en prensa). Además, ella fue directora de una revista en México, publicó cosas en Argentina y en un montón de sitios. No todo el mundo tiene el privilegio que yo he tenido de que mi universidad me diera ayudas económicas para ir a México, Buenos Aires y Roma para consultar materiales. Si no se puede encontrar la manera de universalizarlos para que la gente pueda acceder es muy difícil que se pueda avanzar en el conocimiento de según qué autores. Otro problema son las escisiones que existen académicamente: a Gimeno en España se la suele estudiar como española, en México en relación con ese país. No se suele establecer ese puente y es necesario, sobre todo con personas del exilio español.

-¿Sería conveniente hacer encuentros España-México, como se hace con Luis Buñuel?

-Sería muy bueno, ahora por ejemplo con el 175 aniversario. Ella nació en el castillo de Alcañiz y tendrían que ponerle una placa porque es uno de los sitios más turísticos. Las diputaciones provinciales, el Gobierno de Aragón, el Gobierno de España o instituciones como el Instituto Cervantes deben velar por que no sigamos entendiendo a estos autores como gente escindida. Max Aub es una figura clave del exilio español que se ha recuperado mucho en el Levante, pero Gimeno quizá por ser mujer y una serie de situaciones todavía necesitan ese reconocimiento público.

-¿Cómo se articulan estas Obras Completas?

-Son en total ocho tomos. Los dos primeros son los de conferencias y ensayos, el tercero es el de escritura creativa y, del cuarto al séptimo (el quinto tiene dos partes), es toda su escritura en prensas. Lo ideal sería que salieran a una media de dos libros por año hasta 2028. La idea es que el segundo volumen se presente en diciembre cuando vamos a tener además el 175 aniversario.

-¿En cuál de estas vertientes es Gimeno más feminista?

-El elemento feminista es integral a toda su obra. Desde su primer texto que publica en 1869, A los impugnadores del bello sexo en El Trovador del Ebro, ya es evidente ese discurso feminista que no abandona. Otra cosa es que lo negocia. Defiende suficientemente la idea oficial de la mujer como ángel del hogar pero luego también va introduciendo cargas feministas muy fuertes que con el tiempo ayudan a avanzar en derechos.

-¿Fue una mujer posibilista?

-Así la define políticamente María José Lacalzada de Mateo, profesora de la Universidad de Zaragoza. Creo que es el término más acertado para aproximarse a ella. Es una mujer muy pragmática, que entre el ideal absoluto y el cinismo absoluto piensa: ¿Hasta dónde podemos llegar, hasta el tercer piso? Vamos a pedir el cuarto. Hay que atender que la capacidad de agencia de la mujer era muy limitada. Pedir según que cosas era directamente no ser capaz de conseguir nada. Aunque sean pocas pero las victorias hay que contarlas, y hay que ir avanzando y estableciendo el discurso. Yo, además, propongo en la introducción de las Obras Completas el concepto de feminismo de dos velocidades: los lectores de clases medias frente a clases más populares que no tienen acceso a la educación. El formato liberal, para las clases medias altas, insiste más en una serie de elementos de nuevo de raigambre, mientras que el de las clases bajas entra más en línea con el ángel del hogar. Es una idea que muestra claramente, de nuevo, esa manera posibilista.

-¿Qué mensajes logró calar?

-Su feminismo moderado o conservador se separa del feminismo de origen socialista de finales del siglo XIX. Contó con muchísimo predicamento. Ella da en el Ateneo de Madrid, en 1903, la conferencia El problema feminista, la primera de esta temática que se imparte allí. Fue la infanta Eulalia, la hermana del rey (Alfonso XIII) y fue un espaldarazo del Palacio Real a su línea de pensamiento, que era parte del proyecto de modernidad de la nación. Lo mismo ocurre antes, cuando Alfonso XII vuelve al poder después de que expulsan a su madre (Isabel II) con la Revolución Gloriosa y el Sexenio Liberal. Invita en una víspera de San Jorge a Gimeno a hacer una lectura de parte del libro que está escribiendo, La mujer española (1877) y el rey no hace más que interrumpirla para aprobar muy públicamente sus ideas. Ella tuvo la capacidad de avanzar un modelo de feminismo que no era un modelo de lucha contra los proyectos nacionales sino que al contrario era parte del proceso de modernización de la nación. El modelo liberal isabelino ha tocado fondo, a los conservadores los tenía en contra Alfonso XII y necesitaba un modelo mucho más ambicioso: el que logra avanzar el modelo de mujer.

-Y a raíz de su lucha, ¿la mujer alcanzó nuevas cotas?

-Ella es muy táctica. Cuando se marcha a México en 1883, al año y medio Matilde Montoya es la primera mujer que defiende el examen para ser doctora allí. El propio presidente, Porfirio Díaz, es parte del tribunal que la evalúa y se convierte en un auténtico ejemplo de cómo la mujer puede estar ejerciendo una serie de poderes. Ella convenció a la élite porfiriana de que el avance de la mujer y la defensa de derechos podía servir a México para venderse como una nación moderna. Ella va a publicar el equivalente a ese artículo de Matilde Montoya cuando vuelve a España y una mujer recibe el título de doctora en medicina. Publicó también sobre la física Madame Curie, o habla de la Latina (Beatriz Galindo, humanista de los siglos XV y XVI), o Isabel de Castilla. Habla con ejemplos prácticos de cómo la mujer está preparada para cualquier tipo de trabajo. En el momento que reciba educación, es capaz de hacerlos. Y, si se educa a la mujer, va a transmitir una mejor educación a los hijos y avanza la nación entera. Y, si la mujer no tiene libertad jurídica y económica, afecta a la nación entera.

-¿A qué nivel de la lucha feminista de la época se podría situar a Gimeno?

-Fue una de las más grandes del feminismo no solo hispano sino internacional. En la prensa de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX la feminista española era Concepción Gimeno. Era un tipo de feminismo con una serie de matices muy conservadores pero luego también muy heterodoxo. Ella decía que Jesucristo es el primer feminista de la historia. Traza una genealogía católica impresionante que a las clases más ultramontanas y tradicionales españolas no les debía hacer ninguna gracia, pero ella es perfectamente consecuente. Está sacando esa genealogía socialista y plantea una demanda política pero mucho más tradicionalista, más en línea de entender España como una nación católica. Es un tipo de feminismo más digerible para un país que estaba saliendo de guerras civiles, tenía un analfabetismo bestial y estaba empezando a industrializarse un siglo después que el resto de Europa.

-Cuando Clara Campoamor defiende el voto femenino en 1931, ¿se basa en algo del discurso de Gimeno?

-En 1906 ya publica El sufragio femenino, cuando vuelve de Italia de dar unas conferencias para la asociación de la prensa romana. Antes decía: ¿Para qué vamos a esforzarnos en poder votar si no se cuentan los votos, porque estamos en la España de los pactos del Pardo, donde ahora sale Cánovas, ahora Sagasta? Tiene un punto más pragmático y demanda educación y economía para la mujer. A partir del siglo XX ya cambia el ágora y el concepto. Es la única grande de su generación que pide el voto.

-¿Cómo entró en los círculos burgueses de la época?

-Entre ese punto de privilegio que era haber sido hija de militar y su manera de trabajarse a la aristocracia madrileña, que era muy provinciana. Con Wenceslao Ayguals de Izco y con la Duquesa de la Torre, entra en esas camarillas de intelectuales en las cuales la mujer solo podía hacer según qué cosas, como leer poesía. Es una forma de empezar a que tu nombre suene. Durante el Sexenio Liberal ella publica en El Argos y El Debate textos políticos bajo el pseudónimo X. Con firma real, la única manera era ser posibilista para no estar fuera del sistema y poder publicar.

-¿Gimeno escribía por placer o para ganarse la vida?

-Ella escribía para poder comer. En México, va a estar publicando, con el pseudónimo de Vestina crónica de sociedad, prensa rosa. Toda esa gente la invitaba a todos los saraos de México. Vivía en todo el salseo y esa gente, ya fuera de una manera directa e indirecta, ayudaba a que se mantuviera. Hay un intento de agradar a las élites que son la que son capaces de avanzar una serie de medidas. Muchas escritoras tenían o títulos nobiliarios o eran hijas de grandes acaudalados industriales catalanes. Ella no tiene cucharilla de plata para comer. El desclasamiento social es la gran obsesión de todas sus novelas. Insiste en que las mujeres de clases medias que están a un latido de desclasarse necesitan ser educadas para no caer socialmente.

-Su marido trabajó para ella, una revolución para la época.

-Ella se casa con Francisco de Paula Flaquer y Fraise, una familia de abogados y catedráticos catalanes. No se casa mal pero el marido acaba trabajando para ella en su periódico. Es una cosa impresionante. No es un matrimonio a la usanza sino acordado entre ellos, se casa cuando ella tiene 28 años y él 41.

-¿Por qué firmaba a veces con pseudónimos?

-Ella es borbona, es isabelina, han echado de España a Isabel II, es contraria a la República y a Amadeo de Saboya, que está en el gobierno y su padre (Humberto de Saboya, rey de Italia) le ha quitado la atribución temporal al Papa. Entonces elige Vestina porque es una mártir estilitana que padeció martirio porque luchó contra el reconocimiento de Augusto como emperador y casi dios. Por su parte, los pseudónimos X, F y Z responden a situaciones editoriales peculiares. Número uno: que no te reconozcan. Así escribe artículos políticos. Y en sus primeras revistas publica con pseudónimo para que parezca que hay más gente trabajando. Otras veces alaba a alguien sin su nombre. Llegó a firmar con Luz de la Fuente y García, nombre de su sobrina, cuando tenía un año.

-¿Cuándo empieza a hablar de política?

-A partir de la publicación en 1900 de Evangelios de la mujer cambia mucho esa figura de Gimeno. No hay más que comparar por ejemplo el tipo de mujer que aparece en Victorina o heroísmo del corazón, que es su primera novela (1873) versus su última heroína que es Una Eva moderna (1909), menos cargada de elementos conservadores.

-¿Cuáles son sus publicaciones más importantes?

-A nivel de novela recomendaría Una Eva moderna y Suplicio de una coqueta. De ensayo, recomendaría La mujer intelectual, Mujeres vidas paralelas, Madres de hombres célebres y La mujer española. A nivel de conferencias, El problema feminista, la del Ateneo. Y Civilización de los antiguos pueblos mexicanos, la segunda conferencia que daba una mujer en el Ateneo después de Emilia Pardo Bazán.

-¿Por qué emigró a México y Argentina?

-A México se marcha porque quiere triunfar fuera de España. Se comió el mundo. En 15 días ya estaba en una fiesta con el que iba a ser el presidente Porfirio Díaz, después dictador eterno. Funda allí El Álbum de la Mujer y es una de las revistas más importantes del periodo en todo el continente americano. Se metió en política y en México eso no gusta, pero además era extranjera. Porfirio le financia el proyecto editorial en España, El Álbum Ibero Americano. Pero en 1907 se hunde el mercado de la plata. En 1909 cierra la revista y ella marcha a Buenos Aires. Recorre el continente americano dando conferencias.

-¿Cuánto vivió en Alcañiz?

-En Alcañiz debió de estar meses. El padre está de capitán del campamento y de ahí lo mandan a Pamplona, muere en 1852 por unas heridas que recibió en Calanda. Cobró pensión de orfandad, un dinero modesto que sin embargo le va a permitir no tenerse que casar con 18 años. Estudió en Zaragoza con Gregoria Brun, una de las fundadoras de la pedagogía en Aragón, en la Escuela de Maestras.

-¿Y publicó cosas de la ciudad en sus revistas?

-Ella no habla en primera persona de Alcañiz pero en El Álbum Ibero Americano aparecen textos de Alcañiz. Aparece un poema de Antonio Gascón Guimbau titulado La alcañizana, y el presbítero Gaspar Bono Serrano publicó un extenso poema titulado Alcañiz y su ermita de los Pueyos. Recuerdos. En el catálogo de la exposición La cantora de la mujer que hicimos en el Palacio Ardid en 2022 aparece una fotografía de una alcañizana vestida de baturra, un grabado del Arco de San Pedro, otro grabado de la Lonja, y fotografías del castillo, subida a Pueyos, del puente que está junto a la plaza de toros que lo acababan de construir y de la línea de tren del Valle de Zafán. ¿Quién toma fotografías en aquella época? Muy poca gente. Tenía conexiones en Alcañiz. Tal vez con Rafael Andrade, representante en Cortes, o el presbítero que estaba muy conectado en Madrid. Su tercera novela, Suplicio de una coqueta, comienza con un prólogo de Eduardo del Valle, poeta mexicano, hablando de las hermosas vegas del río Guadalope a su paso por Alcañiz, lugar donde nació Concepción Gimeno. No llevaba a defecto haber nacido en Alcañiz.

-Con todo, ¿es justo que un colegio lleve su nombre?

-Igual que Alcañiz ya estaba honrando a otras dos personas, grandes pedagogos como Juan Sobrarias y Palmireno, es absolutamente justo y necesario el que se reconozca una figura que defendió incansablemente el acceso a la educación por parte de la mujer. Yo mismo solicité en una instancia al ayuntamiento que, en primer lugar, se cumpliera con la Ley de Memoria Democrática de Aragón que había identificado una serie de nombres que debían desaparecer, entre ellos Emilio Díaz. Además, en Alcañiz no había ningún edificio público que tuviera nombre de mujer.

-Este año se cumple el 175 aniversario de su nacimiento. ¿Hay más proyectos en marcha?

-Quiero recuperar la exposición en Alcañiz porque hay materiales nuevos y podrían hacerse visitas guiadas para centros educativos. Y a ver si lográramos que la exposición se pudiera establecer en Zaragoza, y con el Ateneo de Madrid también hablo.

-¿Esta ha sido la mayor investigación de su carrera?

-Esta ha sido la investigación más estajanovista de mi vida. Han sido cuatro años muy intensos. El manuscrito de la autora son 4.500 páginas y 1.300 textos.

-¿Ha habido un retroceso tras la eclosión de la lucha feminista hace una década?

-La historia funciona como un péndulo que nunca vuelve al mismo punto. La agenda feminista llegó para quedarse. La posmodernidad no se puede entender sin el feminismo. Salvo que decidamos volver al siglo XVIII.