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Así es la autorización del Inaga para desmantelar la central de Andorra: cuatro fases y un plan de vigilancia a 6 años Así es la autorización del Inaga para desmantelar la central de Andorra: cuatro fases y un plan de vigilancia a 6 años
Central térmica de Andorra, en una imagen de archivo

Así es la autorización del Inaga para desmantelar la central de Andorra: cuatro fases y un plan de vigilancia a 6 años

La eléctrica investigará la situación de suelos y aguas
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El desmantelamiento de la central térmica de Andorra comenzará, esta vez sí, de forma “inminente” después de que el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) haya autorizado las obras tras un año de análisis.

Desde noviembre de 2020, Endesa y el Ayuntamiento de Andorra han venido repitiendo que estaba todo listo para comenzar el desmontaje, a falta de dos trámites administrativos que por fin han llegado. En primer lugar, el pasado 25 de enero el Inaga autorizó los trabajos tras darles el visto bueno ambiental.

El Inaga ha autorizado el desmantelamiento de la térmica y sus instalaciones asociadas conforme al cronograma de actuaciones incluido en el plan presentado por Endesa y su plan de vigilancia, que se extenderá durante seis años.

El cronograma incluye cuatro fases, que pueden simultanearse: desmantelamiento del parque de carbones, desvío de la conducción de bombeo de agua del llamado Mini Cani hasta el punto de vertido en el Regallo, desmontaje y demolición de todas las estructuras a cota rasante y clausura del vertedero de Corta Barrabasa.

En una fase 0, será preciso realizar prospecciones arqueológicas con carácter previo a la ejecución de las obras de desmantelamiento.

La fase 1 será la del desmantelamiento del parque de carbones. Durante 16 meses, se retirarán las existencias de mezcla almacenadas y se realizará la demolición y retirada de edificios y estructuras: torres y galerías cubiertas de cintras, edificio de trituración, galería de cintas, edificios varios y plataforma de tolvas de la descarga del ferrocarril. Tras el desmantelamiento del área, se realizará una investigación detallada de la situación de los suelos y las aguas subterráneas.

En la fase 2 se realizará el desvío de la conducción de bombeo del Mini Cani hasta el punto de vertido existente en el Regallo y adecuación de la balsa de Mas de Perlé (35 meses). Las aguas del vaciado de la laguna serán bombeadas al actual punto de vertido debiendo estar exentas de cenizas y cumplir los parámetros y condiciones de vertido establecidos.

“El proyecto de desmantelamiento no debe suponer una preparación del terreno para proyectos futuros, debiendo quedar la conformación de las superficies incluida en el futuro proyecto de planta solar fotovoltaica”, aclara el Inaga.

En cuanto a la fase 3 (63 meses), incluirá el desmontaje de turbinas, calderas, planta de desulfuración de gases, estructuras esbeltas que incluyen la chimenea de los tres grupos y torres de refrigeración, edificios y estructuras varias no incluidas en las otras zonas, y ferrocarril interior como elemento singular. Endesa deberá investigar también la situación de los suelos y las aguas subterráneas tras esta fase.

Antes del inicio de la demolición propiamente dicha deberán retirarse todos los residuos peligrosos que aún puedan existir en las instalaciones.

La fase 4 consistirá en el sellado del vertedero. Una vez finalizado el desmantelamiento quedará prohibido el vertido a cualquier elemento del dominio público hidráulico. “Las nuevas actividades que se prevean implantar en las instalaciones de la central térmica deberán evaluarse ambientalmente y obtener todas las autorizaciones ambientales que les correspondan de acuerdo a la legislación vigente (...) debiendo el promotor solicitar dichas autorizaciones con la antelación suficiente”, subraya el Inaga, que obliga a Endesa a contratar una póliza de seguro de responsabilidad civil para cubrir posibles daños al medio ambiente por 1,8 millones de euros. 

Tras un año de tramitación, desde que el 7 de enero de 2020 Endesa presentara al instituto solicitud para el desmontaje de la planta que iba a cerrar el 30 de junio de ese año, “por fin se han subsanado todas las cuestiones y el Ayuntamiento de Andorra ha podido autorizar la licencia definitiva de obras”, explicó el alcalde, Antonio Amador.

Para este jueves está prevista una reunión entre Amador y el director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner. “Han tenido que reprogramar los trabajos para recuperar estos dos meses y medio perdidos desde noviembre de 2020, cuando tenían previsto iniciar el desmontaje”, dijo el regidor, que aseguró que esta vez sí, el inicio de los trabajos es “inminente”.

“Estamos en contacto permanente con Endesa y cada dos semanas nos reunimos de forma presencial”, manifestó Amador, quien se congratuló por que la tramitación administrativa haya finalizado y se pueda crear empleo para el personal de subcontratas que acumula ya siete meses en el paro.

Amador aprovechó para valorar positivamente el nuevo proyecto de Endesa, que incorporará a su macroparque renovable en Andorra una inversión adicional de 294 millones de euros para instalar un electrolizador de 60 megavatios asociado a 335 MW de eólica y fotovoltaica con el que producirá hidrógeno verde. “Todo lo que sean proyectos que puedan llegar a Andorra se reciben con interés, y más si se anuncian de forma clara y con la intención de llevarlos a cabo”, señaló el regidor.

“Esperemos que se convierta en realidad”, expuso el alcalde andorrano, que espera anunciar pronto otros proyectos empresariales que asegura tener “encima de la mesa”. Entre ellos, “unos van a mayor ritmo y otros se están recuperando de los parones  por el tema del coronavirus”, ahondó. Si bien se mostró prudente porque “la gente de Andorra necesita que se empiecen a desarrollar proyectos, no anuncios, y cuando los anunciemos será porque todo el trabajo previo esté finalizado”, zanjó.

La única alternativa

Por el momento, la única alternativa a la central térmica en Andorra es el propio desmontaje de la planta, para lo que ya han finalizado dos cursos de prevención en riesgos laborales y acaba de comenzar el tercero de los cuatro que conveniaron Endesa, el Instituto Aragonés de Empleo (Inaem) y el ayuntamiento.

Hasta ahora, la UTE Moncobra-Rebilita, adjudicataria de la operación, ha realizado únicamente “trabajos muy previos para preparar” el desmontaje, que llevará 48 meses.

Endesa espera que sea en el segundo trimestre del año cuando los trabajos alcancen su máxima dimensión, momento en el que trabajarán unas 140 personas. Al menos el 80% serán de la zona, según el contrato. 

El proyecto de desmontaje de Andorra es preferente para la compañía porque “tiene la singularidad de compatibilizar los trabajos de demolición con actuaciones de desarrollo de futuros parques de generación eléctrica de origen renovable en el mismo emplazamiento”, explicaba la multinacional en una nota de prensa reciente.

La gestión del proyecto de demolición la va a llevar a cabo “un equipo de alta cualificación”, apunta Endesa. 

Los trabajos previos comenzaron en octubre de 2020, tras la implantación en la zona de Moncobra-Rebilita. De forma “secuencial” estaba previsto que la UTE contratara personal desde entonces, pero el retraso ha hecho mella.

El volumen de demolición lo conforman un total de 259.780 toneladas. Las instalaciones de la planta ocupan una superficie de 469 hectáreas, en la que se distinguen tres zonas: grupos de generación eléctrica, plantas de desulfuración y parque de almacenamiento de carbones y caliza.

Para reducir en todo lo posible las afecciones al entorno se implantará y se seguirá un “exhaustivo plan de vigilancia ambiental con especial atención a las emisiones y vertidos durante la ejecución de los trabajos”, asegura la eléctrica.