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Carmen Valero, la primera atleta española en competir en unos Juegos Olímpicos: “Me siento pionera y orgullosa de haber abierto camino a muchas mujeres” Carmen Valero, la primera atleta española en competir en unos Juegos Olímpicos: “Me siento pionera y orgullosa de haber abierto camino a muchas mujeres”
Carmen Valero estuvo en Castelserás

Carmen Valero, la primera atleta española en competir en unos Juegos Olímpicos: “Me siento pionera y orgullosa de haber abierto camino a muchas mujeres”

La mujer nacida en Castelserás subió a lo más alto del podium compitiendo por gusto, en una época en la que el atletismo no era profesional
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La primera atleta española en competir en unos Juegos Olímpicos se llama Carmen Valero y nació en la provincia de Teruel el cuatro de octubre de 1955. Poco conocen en la provincia a esta mujer que se subió en los años 70 y 80 a los podios de medio mundo, tras ganar un campeonato tras otro en distintas modalidades del atletismo. Nacida en Castelserás, de donde era natural su madre (su padre de La Cuba), Carmen Valero tuvo las plusmarcas españolas de 800 metros lisos, que batió hasta en dos ocasiones, de 1.500 metros lisos al aire libre, que rebajó otras cuatro veces, y en pista cubierta. También de los 3.000 metros lisos. Su último éxito fue en 1986, cuando fue campeona de España de 5.000 metros, pero antes -1972, 1974, 1975, 1976, 1977, 1978- fue campeona de España de 800 metros, 1.500 metros y 3.000 metros. En el campo internacional fue dos veces campeona del mundo de campo a través y medalla de bronce de los 1.500 metros lisos en los Juegos del Mediterráneo de 1975.

-¿Qué le parece el homenaje que le ha dedicado Castelserás dándole su nombre al nuevo espacio deportivo?

-Me sorprendieron cuando me dijeron que querían ponerle mi nombre al nuevo gimnasio. Y la verdad es que me hace más ilusión que sea en mi pueblo que no en Cataluña, ya que yo he nacido en Castelserás y aunque atléticamente me he formado en Cataluña, siempre me he considerado maña. Yo no he dejado de venir a Castelserás, porque tengo a mis tíos por parte de madre y a mis primos. Aunque sea en verano, un par de semanas siempre he venido. Estuve viviendo solo un mes y medio o dos, porque mi hermana tenía asma y le dijeron a mi madre que sería bueno que hiciera un cambio de aires, así que nací aquí, donde ya vivía entonces mi abuela.

-¿Y aún guarda relación con el pueblo de su padre?

-Sí, parte de mis raíces están en La Cuba. Aunque allí nos queda poca familia, si bien tenemos una casa de cuatro plantas  que usamos toda la familia.

-¿Mantiene relación con el atletismo?

-Ahora mismo estoy fuera de la competición. Participo un par de veces o tres al año en competiciones relacionadas con el cáncer de mama y estoy en la Junta directiva del Club Sabadell. Mantengo mi vinculación con el deporte, porque un día nado, otro corro, voy al gimnasio… 

-¿Que ha representado el atletismo en su vida?

-Cuando yo era joven el atletismo no era profesional. Yo me sentía como alguien que mandaba en mi, que disponía de mi tiempo, pero ahora las atletas tienen que responder ante los sponsors o ante las instituciones que ayuden. Yo, sin embargo, fui a las competiciones que me apetecieron y a otras no pude ir porque era mujer y no me dejaron. De todas formas, me siento pionera y orgullosa de haber abierto camino a muchas mujeres. Queda mucho por recorrer, pero si no hubieran salido personas como yo o como otras que apoyaron en su momento el deporte no estaríamos donde estamos ahora.

-Usted llegó a la cumbre en los años 70. ¿Tuvo que superar muchos obstáculos?

-Muchos, porque en Sabadell querían que hiciera fútbol y yo decía que no, que no me gustaba practicarlo. La Sección Femenina, que es a través de la que se conseguía acceder a competir fuera, me ponía muchas pegas. Necesitaba un pasaporte para poder competir fuera y me lo negaban. Estuve haciendo el servicio social, que era canastilla y examen de política, y luego un examen al que me presenté con una amiga, pero a ella la aprobaron y a mí me dijeron que se había perdido mi examen. Tuve que ir a Madrid a hablar con Pilar Primo de Rivera, que me hizo un examen verbal y así lo conseguí. Y resulta que todo era por el equipo de fútbol, porque querían que jugara a fútbol porque sabían que corría mucho.

-¿Vivió del atletismo?

-No, no era profesional. Empecé a trabajar con 19 años en un banco y tuve que compaginar los entrenamientos con el trabajo. Empezaba a las 8 y salía a las tres, y por la tarde entrenaba. 

-¿Cómo ve el papel de las mujeres atletas actualmente?

-Creo que ahora están destacando más las mujeres que los hombres, aunque también es cierto que esto va a rachas. No quiere decir que somos nosotras mejores, sino que en algunos momentos de la vida sale gente muy buena. Aunque ahora el deporte femenino es más profesional no hay toda la igualdad deseada, aunque cada vez hay más y las atletas exigen cada día más lo que se merecen.

-¿Para qué le ha servido el deporte?

-Para formarme personalmente, para complementar mis estudios, porque viajar enseña mucho, compartir con los compañeros y compañeras también y, sobre todo, para tener respeto. Se aprende mucho.

-¿Se le han reconocido sus méritos como atleta?

-A mí los homenajes me los están haciendo en el norte de España, los vascos, y los aragoneses. Me hicieron uno en mi club, después de haber perdido las medallas en una exposición, donde me las robaron. Y en el acto en el que me hicieron una réplica de ellas tuve un homenaje también en Sabadell, con la colaboración de Abascal, Mariano Aro, etc. Hace tres meses, en Madrid, la revista Runners me hizo otro homenaje, y es algo que también valoro mucho.