

Consumo Conciencia arroja conocimiento a la ignorancia sobre las drogas en el Bajo Martín
La asociación genera herramientas de protección a adolescentes y progenitores con sus charlasProhibir a un adolescente que consuma drogas “no funciona” para que deje de hacerlo, mientras que generar conocimiento sobre esta problemática y contestar sin censura a cualquier planteamiento sí puede ejercer como herramienta de protección. Huir de la ignorancia y los mitos es la forma de trabajar del programa Consumo Conciencia de la Asociación de Reducción de Riesgos Dos Dedos de Frente, que impartió un taller para familias en Híjar y ha trabajado con alumnos de tercero y cuarto de ESO en las aulas del Bajo Martín.
Varios progenitores se dieron cita en Híjar para aprender a hablar con sus hijos sobre temas delicados como el consumo de drogas. “Es importante partir de la escucha. Decirle a alguien que no haga algo no funciona, ni con adultos ni con jóvenes. De modo que dotamos de herramientas a los padres y madres para que aborden el tema de forma diferente, que sepan un poquito más sobre drogas sin morir en el intento y se comuniquen mejor con sus hijos. Se trata de generar una figura de apoyo en lugar de otra excesivamente punitiva”, resumió Javier Sánchez, coordinador de este programa centrado en la formación de alumnos, padres, docentes, sociosanitarios e incluso periodistas para la prevención del uso problemático de drogas, ya sean legales o ilegales.
Sánchez, fundador de la asociación aragonesa en 2015, dijo que el objetivo de sus talleres es “generar conocimiento como herramienta de protección”, aunque “no es la única”. Pidió más “corresponsabilidad” a los padres porque “el 80% de los progenitores que acuden a las charlas son mujeres”. Volvió a ocurrir en Híjar.
En cuanto a las sesiones con adolescentes, se llevaron a cabo en el instituto Pedro Laín Entralgo durante dos sesiones, 100 minutos en total, con alumnado de último ciclo de la ESO. Ambas actividades las promovió el área comarcal de Juventud.
“Empezamos pidiéndoles que nos pregunten –de forma pública o anónima– cualquier cosa que quieran saber sobre drogas para resolver sus dudas y trabajar desde allí, en lugar de con una charla prefabricada”, manifestó el experto. Aseguró que “la ignorancia sobre drogas es general”, si bien los chavales tienen más conocimientos que sus padres y sus docentes en muchas ocasiones.
Y es que “hay mucho mito callejero y conceptos muy mezclados; la desinformación es lo que prima”, señaló Sánchez, para quien “décadas de campañas de ‘simplemente di no’” no han funcionado, como también ocurre con algunos enfoques de educación sexual. Frente al desconocimiento reinante, “preferimos explicar lo que quieren saber sobre drogas y profundizar en los temas para generar conocimiento.
El experto lamentó la “desinformación mediática” y el “abuso del sensacionalismo en las noticias sobre drogas en los medios de comunicación”, pues hablar sin demasiado rigor sobre el fentanilo, la droga caníbal, el veneno de sapo o la molécula de Dios “más que un efecto preventivo actúa como efecto llamada y de curiosidad”.
Banalización del alcohol
Otro de los problemas detectados por Consumo Conciencia es “la generalización y banalización del consumo de alcohol, que se produce a más temprana edad y con mayor intensidad en los municipios pequeños”, expuso. Las encuestas indican que el 76% de la población de 14 a 18 años consume alcohol, y un 27% cannabis. “Vivimos en una sociedad alcohólica, etilocéntrica, etilonormativa que considera estas cosas relativamente normales, incluidos excesos en temas de agresiones sexuales o de otro tipo que son catalizadas o vehiculizadas a través del alcohol”. Ello tiene un coste social y otro “orgánico, que es mayor que el consumo de otras sustancias”.
En cuanto al cannabis, “lo más preocupante es que la peor forma de consumirlo es la más general en España: por la vía fumada y en porro, mezclado con tabaco”, lo que hace que el consumidor se enganche a la nicotina y la frecuencia de consumo sea más alta que si se consumiese en solitario o por otras vías”. Ello aumenta los daños orgánicos, pues “se mezclan los productos de combustión y los aditivos que contiene el tabaco comercial”, otra droga legal.
En las charlas, en definitiva, “clarificamos conceptos y clasificamos sustancias por grupos”, además de “contestar a todas las preguntas sin censura, porque preferimos que se haga de un modo profesional a que la busquen de cualquier manera o las conteste su colega o el traficante de turno”.
Los talleres con los adolescentes son útiles, pero la clave es dar “materiales de apoyo” tanto a docentes como a padres y madres, pues “son ellos los que tienen la responsabilidad educativa de modo continuo y cotidiano”.
Se trata, pues, de cambiar el “enfoque clásico que ha demostrado poca eficacia”, concluyó.