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Cuadrillas de jornaleros se topan con dificultades para encontrar alojamiento en el Bajo Aragón

Un capataz que tiene que trabajar en Caspe y Calanda denuncia abusos en el alquiler de pisos
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Se ofrece trabajo para toda la campaña de la fruta, desde el cuatro de mayo hasta por lo menos el mes de septiembre, con posibilidades para alargar los contratos hasta octubre. Pero las cuadrillas de trabajadores españoles, que con el cierre de las fronteras en todos los países como consecuencia del Covid-19 han sustituído a los extranjeros, se han topado con que o no hay alojamientos disponibles o los alquileres de los que hay son en condiciones abusivas.

El Bajo Aragón histórico busca urgentemente peones agrícolas con experiencia de al menos un año como recolectores de fruta. Las ofertas se pueden encontrar en todo tipo de portales de búsqueda de empleo y varias de ellas parten de la Empresa de Trabajo Temporal (ETT) Adecco, en Alcañiz, que busca cuadrillas para la recolección de la fruta de hueso: cereza, albaricoque, melocotón… Se exige disponibilidad inmediata, aunque los trabajadores  han de buscarse el alojamiento. Y ese es el problema. Muchos propietarios piden varios meses de adelanto del alquiler y, a veces, a precios desorbitados. 

Rubén Abrantes es un cabo de cuadrilla. Así se conoce al capataz que controla a los grupos de temporeros que se desplazan por distintas provincias de nuestro país para trabajar en el campo. Un intermediario entre la empresa contratista, en este caso Adecco, y los peones agrícolas, que se desplazan en grupos de tajo en tajo. Muchos proceden de Castellón y otros de Andalucía.

Se calcula que Aragón necesitará esta campaña de la fruta a más de 50.000 trabajadores. Abrantes tiene contactos con un volumen de jornaleros que varía, según dice, entre 140 y 200 personas, pero a la zona de Caspe-Bajo Aragón tan sólo ha podido traer a "veintitantos". El alojamiento es el problema.

"Adelantos de dos o tres meses de alquiler para pisos de seis habitaciones, a una chica le han llegado a pedir hasta 2.800 euros y hay gente que se niega a alquilar a temporeros". Así resume la situación este hombre residente en Peñíscola que lleva a sus cuadrillas de temporeros por distintas zonas agrícolas en la temporada de recolección.

El cierre de fronteras en prácticamente todo el mundo como consecuencia del coronavirus ha llevado a las empresas agrícolas del Bajo Aragón histórico a presentar ofertas de trabajo para el jornalero nacional, pero el cierre de prácticamente todos los alojamientos está complicando la llegada de los trabajadores", dice.

"La Oferta viene de Adecco, para trabajar en Caspe, Maella, Flix, Calanda y alrededores. Ahora mismo tendré asegurados contratos para 50, y si hubiera tenido alojamiento ya estarían por aquí, pero no puedo traerlos porque no hay lugar donde alojarlos. Hay gente que quiere venir incluso en tienda de campaña o quedarse a dormir dentro de los coches, pero eso no es posible, porque como mínimo deben de tener un sitio donde descansar y qué mínimo que un baño", enfatizó el cabo de cuadrilla.

Abrantes sabe que algunos de los trabajadores que trae han alquilado pisos en Alcañiz. Él ha encontrado pisos en Caspe donde le piden "400 euros mensuales, pero el problema es que piden un adelanto de dos meses, cuando eso no es lo normal. Son temporeros que vienen a trabajar y lo lógico es que paguen un mes por adelantado y al siguiente, cuando cobren la primera mensualidad, paguen el segundo mes de alquiler.

El capataz se ha encontrado con "abusos" como el de una empresa que "nos pedía un alquiler de 800 euros al mes por un piso de seis habitaciones, más 800 euros de fianza y otros 800 euros de comisión para ellos. Cómo van a pagar los jornaleros todo eso", se preguntó.

El 4 de mayo aquí

La oferta de la ETT es para comenzar a trabajar el día 4 de mayo. Seguirá buscando hasta entonces, "lo que sea, casas rurales, viviendas, pisos donde pueda alojara la gente en condiciones. Algunos ya han encontrado sitio en Alcañiz o en Flix, están repartidos por pisos, pero me gustaría que el Gobierno de Aragón hiciera algo, como permitir la apertura de hostales, o el Ayuntamiento de Caspe, donde tenemos que empezar de manera inmediata con la recogida de la cereza, que durará un mes o mes y medio, pero tampoco nos ha dado respuesta".

Es la primera vez que el este cabo de cuadrilla trabaja en el Bajo Aragón, donde la mayor parte de los temporeros solían venir de Rumanía o Guinea Ecuatorial. "Pero ahora están las fronteras cerradas, y hay muchas ofertas de trabajo disponibles. El problema es que sin alojamiento no podremos hacer la campaña", advirtió.