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El Calvario de Santolea tendrá protección como Bien Catalogado El Calvario de Santolea tendrá protección como Bien Catalogado
Carretera por la que se accede a Santolea, y, al fondo a la izquierda, la ermita de Santa Engracia

El Calvario de Santolea tendrá protección como Bien Catalogado

Culmina el expediente de amparo solicitado por la Asociación Santolea Viva
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El Gobierno de Aragón ha declarado Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés el Calvario del nucleo despoblado de Santolea, en Castellote, un enclave compuesto por 14 capillas que culminaban en la ermita de Santa Engracia y que, según la orden por la que se aprueba la protección sobre este espacio, “es un exponente de la arquitectura religiosa tradicional del siglo XVIII y uno de los pocos elementos que se conservan del pueblo de Santolea”.

El municipio de Santolea fue  demolido en 1972 por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para obligar a abandonar sus casas a los últimos habitantes que se negaban a salir de ellas, bajo la excusa de que el pueblo quedaría inundado por el embalse, algo que nunca se produjo.

La dirección general de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón abrió un periodo de información pública para declarar el Calvario de Santolea Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés tras la presentación de una solicitud por parte de la Asociación Santolea Viva. No ha habido alegaciones en contra del proceso.

La presidenta de la Asociación Cultural Santolea Viva, Laura Berné, explicó que “estamos intentando mantener lo poco que queda de Santolea y que se reconozca el sacrificio que hicieron las gentes que tuvieron que abandonar sus casas y sus tierras sin recibir ningún tipo de agradecimiento, salvo una compensación económica”. En este sentido, añadió que “nos gustaría que en el futuro quede un testimonio de lo que aquí ocurrió y que a los santoleanos que todavía viven se les haga algún tipo de reconocimiento en vida”.

En este sentido, enfatizó que la asociación que preside pensó en que “un buen lugar por el que empezar podría ser el Calvario, que está en ruina, pero del que todavía queda la estructura de la ermita y la de las distintas estaciones”. Fue, apostilló Berné, “el segundo en importancia en la provincia de Teruel, y consideramos que valdría la pena que se conservara”.

En relación a la protección aprobada como Bien Catalogado del Patrimonio Aragonés, la presidenta declaró que “estamos contentos, porque es un segundo nivel de protección y abre las puertas a una posible rehabilitación”. Al respecto, señaló que “nos gustaría que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) hiciera algo en el Calvario para que quede algún vestigio en pie de lo que fue Santolea”.

La asociación ha mantenido conversaciones con el organismo de cuenca, si bien no hay ningún acuerdo en firme. “Nuestra propuesta es que se rehabilite alguna capilla, que se sujeten los muros de la ermita, lo de las capillas o que se coloquen paneles informativos que expliquen la historia del Calvario y de Santolea”, enfatizó.

El Calvario

Aunque el Calvario se encuentre en estado de ruina, aún deja entrever su estructura, así como su importancia simbólica como testimonio histórico del hoy despoblado de Santolea. Levantado en el siglo XVIII, se ubica a las afueras del núcleo de población. Se accede por la carretera TE-8101, que va desde la presa del pantano de Santolea hasta Cuevas de Cañart, y se encuentra en un montículo en el lateral de la carretera de acceso al pueblo. Está rodeado de tapia y se organizaba en 14 capillas que culminaban el recorrido en la ermita de Santa Engracia. 

El muro presentaba doble acceso a través de dos puertas, una a los pies y otra a la cabecera. Las capillas son todas diferentes entre sí, pero coinciden en la planta rectangular, muros de mampostería y tapial y estuco en las paredes. Presentaban una hornacina para la figura del santo y un pequeño altar en la cabecera. Las cubiertas son mixtas de teja árabe y recubrimiento de tierra y manto vegetal, sencillos adornos como cornisas, molduras diferenciando el muro de las cubiertas, grabado de espirales en el muro de dos capillas y pinturas murales sobre yeso.

Los Calvarios o Vía Crucis son fruto de la piedad popular barroca potenciada por la Contrarreforma católica, en el siglo XVII y XVIII y difundida por la Orden franciscana, al perderse los Santos Lugares. Se consideraban caminos penitenciales en los que el fiel rememora la Pasión de Cristo, por lo que se construyen 14 estaciones a modo de capillas como en Santolea o las que hay también en Alloza.