Síguenos
El cuadro de la Última Cena de Alcañiz regresará restaurado a la Colegiata en enero El cuadro de la Última Cena de Alcañiz regresará restaurado a la Colegiata en enero
Momento de transporte del cuadro a la Fundación Santa María de Albarracín. C.A

El cuadro de la Última Cena de Alcañiz regresará restaurado a la Colegiata en enero

La Fundación Santa María de Albarracín acomete la limpieza del lienzo, que podrá ser visitado
banner click 236 banner 236

El lienzo de La Última Cena de la Colegiata de Alcañiz, descubierto en 2016 en la capilla de la Soledad, ya está siendo restaurado en los talleres de la Fundación Santa María de Albarracín. El concejal de Patrimonio del Ayuntamiento, Carlos Andreu, explicó que los trabajos durarán entre tres y cuatro meses y que la previsión es que regrese a la ciudad en enero, tras la campaña navideña.

El cuadro no podrá trasladarse hasta que concluya todo el proceso de conservación. “Las pinturas, los pigmentos, deben consolidarse y estar en condiciones antes de mover la obra. Solo entonces podrá volver a Alcañiz”, señaló Andreu, recordando que las restauraciones requieren plazos técnicos estrictos para garantizar su durabilidad.

Nuevo espacio

Cuando la intervención finalice, el lienzo será colocado en la capilla de Pueyos de la Colegiata, que se está preparando para ese cometido. Andreu avanzó que, además de la instalación física, se prevé un acto litúrgico de consagración. “El párroco la bendecirá, y a partir de entonces quedará expuesto para los devotos, los vecinos y también para los visitantes”.

El traslado del lienzo a este espacio permitirá que la obra tenga una ubicación estable y que forme parte de los circuitos de visita del patrimonio religioso de Alcañiz.

Apuesta

La restauración está presupuestada en 11.325 euros. El Ayuntamiento aprobó en pleno una subvención nominativa al Arzobispado, titular de la obra, que a su vez contrató a la Fundación Santa María para ejecutar la intervención. “Desde el principio tuvimos claro que debían ser ellos quienes acometieran la restauración. Es una institución de referencia en Aragón, con experiencia tanto en pintura como en murallas y edificios, y es importante apoyar su labor”, afirmó el concejal.

Andreu recordó que el proceso no ha sido sencillo. “Llevamos más de dos años de trámites administrativos hasta conseguirlo. Ha sido un camino largo, pero al fin se ha llevado a cabo”.

Divulgación

El Ayuntamiento quiere aprovechar la restauración como una oportunidad para la educación patrimonial. Andreu adelantó que se están organizando excursiones para el alumnado del IES Bajo Aragón, que podrán visitar los talleres de Albarracín y observar de cerca cómo se desarrolla el proceso. “Queremos que los jóvenes vean cómo se trabaja, que se les explique la historia del cuadro y que conozcan la metodología. Quizá entre ellos nazca alguna vocación en el campo de la restauración”, dijo.

En función de la demanda, el Consistorio también baraja afretar autobuses para colectivos culturales y asociaciones de jubilados, con el fin de abrir la experiencia a un público más amplio. Las primeras visitas podrían realizarse en noviembre, cuando los trabajos de limpieza ya estén en marcha y el lienzo pueda observarse en pleno proceso.

Un hallazgo fortuito

El cuadro fue descubierto hace ocho años por el alcañizano Jesús Ponz Zapater, mientras catalogaba la biblioteca parroquial situada sobre la capilla de la Soledad. Allí apareció enrollado junto a un marco dorado, sin que figurase en los inventarios parroquiales hasta la fecha.

De gran tamaño —2,80 metros de alto por 2,20 de ancho—, la obra presenta una composición vertical insólita en las representaciones de La Última Cena, normalmente horizontales. En el centro de la mesa destaca el Santo Grial, elemento iconográfico muy poco frecuente. La figura de Judas, situada en primer plano con cabello rojizo y un gato negro a sus pies, refuerza el dramatismo de la escena en un estilo de fuerte influencia tenebrista.

Los estudios realizados hasta ahora sugieren que el lienzo formó parte de un retablo documentado en la iglesia desde 1550, con referencias en visitas pastorales y documentos de los siglos XVI y XVII.

La previsión es que el cuadro regrese a la Colegiata en enero, convertido en un nuevo punto de referencia.