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El mercado medieval devuelve a Alcañiz a la época de los Calatravos El mercado medieval devuelve a Alcañiz a la época de los Calatravos
Los embutidos y los quesos atraen a los visitantes por su sabor y olor. Sara Giner

El mercado medieval devuelve a Alcañiz a la época de los Calatravos

El centro de la ciudad ha albergado alrededor de 90 puestos de artesanía durante el fin de semana
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El centro de la ciudad de Alcañiz ha cambiado su aspecto este fin de semana y ha retrocedido varios siglos hasta detenerse en el medievo. Banderas y estandartes adornan las principales calles y balcones del casco antiguo de la capital bajoaragonesa, que están repletas de puestos de artesanía y alimentación venidos de varias provincias. La Plaza de España, la del Mercado, la subida del Teatro y la calle Alejandre son el centro neurálgico en el que se desarrolla el mercado.

Los calatravos merodean de nuevo por la ciudad con sus trajes históricos desde este sábado a las 11 de la mañana, cuando se inauguró el mercado medieval, que ya alcanza su edición número veintitrés. La Asociación de Caballeros Calatravos y Mesnada ha organizado una exposición en el patio del ayuntamiento para acercar la cultura del medievo a alcañizanos y visitantes. “Nosotros ambientamos las calles, hacemos guardia en el mercado, acompañamos al bufón y atendemos a todo el mundo que viene a ver nuestra exposición. A la gente lo que más le llama la atención son las armas y los trajes, y sobre todo a los niños, que siempre quieren coger una espada o probarse algún casco. Pero también vamos añadiendo cosas nuevas como la cocina, porque queremos intentar acercar la historia a la gente y hacerla más tangible”, explicó Eduardo Egea, miembro de asociación alcañizana.

Sabores y olores

El atractivo olor y color de los productos llama la atención de los visitantes del mercado. Puesto tras puesto, todos ambientados con telas y adornos de la época del medievo, los dependientes exponen sus mejores piezas. No faltan los embutidos, quesos, panes, repostería y pastelería, crepería, cervecería y licorería, así como enormes chucherías de frutas para los más golosos. 

En cuanto a los puestos de artesanía, una de las novedades de este año ha sido un soplador de vidrio. En su puesto se puede apreciar cómo trabaja en directo este material y consigue hacer flores, cisnes, copas e incluso darle una segunda vida a una botella de cerveza. “Es algo que no está muy visto porque somos pocos los que nos dedicamos a esto, pero no queremos que se pierda la tradición de cómo se trabajaba antes el vidrio y por ello lo intentamos mantener. No es un oficio complicado, pero tampoco fácil. Te tiene que gustar para que te salgan bien las piezas que quieres hacer”, declara Marius Marius, soplador de vidrio. 

Más numerosos son los artesanos de bisutería, oro vegetal o juguetes de madera, junto a otros con productos de cuero, pirografía, remedios y ungüentos naturales, antigüedades, velas, cuencos aromáticos, ropa ecológica o productos en bambú. Pero también hay espacio para asociaciones como las amas de casa, Asapme Bajo Aragón o Cáritas.

Entre los veteranos del mercado destaca un artesano de la madera, que trae sus productos a Alcañiz desde hace veinte años. “Mi oficio es tornero, pero no podía vivir de ello y tuve que reinventarme, por lo que aprendí a fabricar utensilios de cocina. Un día fui a una fábrica a ver cómo se hacía y a partir de ahí utilicé mi imaginación para trabajar de forma autodidacta, lo que me ha llevado a ser capaz de realizar 160 artículos diferentes. A la gente le llama mucho la atención que realices piezas en directo, se hace más atractivo el trabajo y me doy a conocer. Ahora suelen pedir sobre todo cucharas para la cocina o morteros, que son los que más destacan”, apuntó Juan Andreu, artesano de la madera.

Animación medieval

La ambientación musical de la época corre a cuenta de los Dulzaineros del Bajo Aragón, que recorren los puestos propiciando el ambiente festivo. A ello también contribuye un bufón que bromea con los visitantes y les hace callar o baila arrítmicamente en medio de la plaza llamando la atención de todos. 

Los pequeños también tienen su espacio, donde pueden disfrutar de un carrusel, actividades de tiro con arco, otras de habilidad con madera, así como de un barco pirata balancín. E incluso hay un puesto de taller de arena en el que desarrollar su imaginación y creatividad y una ludoteca del ingenio.

Entre los atractivos del mercado se distingue la figura del Mago Zapata, que atrae a grandes y pequeños con los juegos más ingeniosos, que sirven de reto personal. “Traigo todos los artilugios del Mago Zapata. Los explico, hago pequeñas exhibiciones y juegos de magia, dependiendo del público. Cuando van de uno en uno explico cosas que no se cuentan habitualmente, pero sigo manteniendo el secreto. En Alcañiz hay una gran afición, llevamos veinte años colaborando con el mercado y nuestro público viene directo a resolver retos. Normalmente los juegos de ingenio tienen la picardía de chinchar y vienen con algún amigo o el cuñado para ver si lo consiguen resolver”, destacó Guillermo Castellón, el Mago Zapata.

Alcañiz contó el domingo con la presencia del grupo de danza oriental Sahasrara, que realizó diversas actuaciones a lo largo del día, mientras que los puestos del mercado permanecieron abiertos hasta última hora de la tarde.