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El pistacho se abre paso en el campo turolense El pistacho se abre paso en el campo turolense
Jaime Valero inspecciona una plantación de tres años en Valmuel. M.N.

El pistacho se abre paso en el campo turolense

Una quinta parte de lo plantado en Aragón está en la provincia
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Aunque requiere elevadas dosis de paciencia porque tarda en producir entre cinco y siete años, el pistacho aguanta bien el frío y alcanza precios por kilo de hasta 8 euros que van directos al bolsillo del agricultor, algo que ha elevado la demanda hasta las 600 hectáreas en Aragón, de las que una quinta parte están afincadas en la provincia de Teruel. A medida que los pioneros van demostrando su rentabilidad al resto este fruto de cáscara se va popularizando, hasta el punto de que un agricultor andorrano tiene previsto inaugurar el año que viene la primera planta procesadora de la Comunidad. Con ella, el valor añadido quedará en el territorio y no se desplazará a Ciudad Real, epicentro del sector en España.
A Jaime Valero le acaban de notificar la aprobación de una ayuda del plan Miner para sufragar hasta el 35% de los 190.000 euros que tiene previsto invertir en una transformadora de pistacho que generará dos empleos y completará el proceso de pelado, calibrado y secado del fruto seco para su comercialización. “Tiene mucha salida en la industria heladera y en la repostería. Es un fruto seco interesante a nivel de alimentación y salud, por lo que el cultivo está creciendo”, admite el joven agricultor, que tiene siete hectáreas de regadío en Valmuel y otras cuatro en proyecto en la pedanía de Alcañiz.
En secano, las pistacheras tardan siete años en dar frutos, por lo que hay que tener paciencia teniendo en cuenta que “la inversión es muy alta”, reconoce Valero, pues “la planta vale entre cuatro y cinco veces más que el almendro”. Sin embargo, él tiene riego por goteo, por lo que al quinto o sexto año de la inversión ya estará recogiendo. “En secano te vas a siete años”, explica el pistachero, que reconoce que la motivación para diversificar sus cultivos de cereal, olivo y almendro es económica. “El cereal no da para más de lo que da, y el precio del pistacho está muy bien y se va manteniendo constante: en abierto y con un calibre aceptable está entre los 6 y los 8 euros, y en cerrado unos 4-5 euros”, detalla.
Tal es su apuesta por el producto que, a tres años vista de recoger sus primeros pistachos, ya está pensando en procesarlos. Probablemente será la primera planta de este tipo en Aragón, por lo que confía en ganarse la confianza de los agricultores de Estercuel, Valdealgorfa o Muniesa que llevan tiempo con las plantaciones, y del resto que están arriesgando incluso en terrenos más elevados como Ejulve.
“Ya que voy a invertir, si puedo dar el servicio a otros agricultores, mucho mejor. Habrá gente a la que no le compensará tener un tipo de maquinaria así, porque las fincas no son muy grandes”, explica. No tiene claro si comprar el fruto seco al agricultor o trabajar a maquila, pero en cualquier caso su proyecto no es comparable a una cooperativa.

Solo 4 hectáreas producen
De las 600 hectáreas plantadas en la Comunidad Autónoma, apenas cuatro dan producción en este momento, explica el presidente de la Asociación de Pistacheros de Aragón (Alpistar), Ángel Morlanes. Representan a 81 agricultores que tienen aproximadamente la mitad (331,2, de las que 61,6 están en Teruel) de las hectáreas de Aragón. Cuentan también con asociados de Soria (1,5 hectáreas) y de Navarra (17), y el año pasado fundaron la Asociación Española del Pistacho junto a agrupaciones de Castilla y León, Jaén y Extremadura.
Morlanes valora positivamente la planta procesadora que abrirá en Andorra. “En Aragón no hay ninguna, aunque sabemos que hay más proyectos y nos parece muy interesante que haya industria donde manipular el pistacho en las zonas rurales de Aragón. Con la que se viene encima con el cierre de la central térmica de Andorra, todo lo que sea apostar y crear puestos de trabajo siempre es positivo”.
En este momento, “casi la totalidad de la producción se marcha a Ciudad Real, que es donde más tiempo llevan y donde existen más plantas de procesados”. Con el proyecto de Valero “el valor añadido se queda en casa”.
Morlanes explica que la industria heladera de Italia se nutre de pistacho europeo. Ese país también hace repostería con él y lo cocina como condimento o en salsa. 
Además, “el pistacho es muy rico en vitaminas y proteínas, es muy bueno para reducir niveles de azúcar, ayuda a la circulación de la sangre, sus grasas producen colesterol bueno y tiene efecto saciante”. ¿Quién da más?