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EREs, ERTEs y bajas en las contratas de la térmica de Andorra anuncian el fin de la época del carbón EREs, ERTEs y bajas en las contratas de la térmica de Andorra anuncian el fin de la época del carbón
Las trabajadoras de la limpieza de oficinas de la central portan, con sus hijos, una pancarta reivindicativa en una manifestación, el pasado enero en Andorra. M. N.

EREs, ERTEs y bajas en las contratas de la térmica de Andorra anuncian el fin de la época del carbón

Dos centenares de trabajadores, también los de Endesa, desconocen su futuro a dos meses vista del cierre
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Desde que Endesa anunciara hace 18 meses el cierre definitivo de la central térmica de Andorra el 30 de junio de 2020, el goteo de despidos, no renovaciones de contratos y bajas de toda condición en el seno de sus contratas ha sido incesante. De acercarse a los 300 trabajadores, en este momento apenas queda un centenar en estas compañías auxiliares, de los que 45 pertenecen a Maessa, que en la semana del Primero de Mayo presentará un expediente de extinción de empleo para toda la plantilla. El resto de empresas apenas puede garantizar el empleo a dos meses vista, pues todavía no se sabe quién se encargará de los trabajos de desmantelamiento de la planta, que supondrían un balón de oxígeno de cuatro años para muchos operarios próximos a la edad de jubilación. Es por ello que los comités reclaman recolocaciones efectivas y concretas, también en los trabajos de construcción de los parques de energías renovables que proyecta la empresa matriz. 

Cuando a finales de año se suscriba –Covid-19 mediante– el Convenio de Transición Justa, ya será demasiado tarde para clarificar el futuro de la mayoría de los trabajadores, también para muchos de los operarios de la propia Endesa –quedan unos 130– que están siendo destinados a Cataluña, Extremadura, Castilla la Mancha o incluso Melilla.

El anuncio de Maessa de presentar un ERE ha sido el último revés al colectivo más vulnerable, el de las contratas, cuyos trabajadores ya advirtieron de que este momento iba a llegar sin alternativas palpables sobre la mesa. La crisis sanitaria, que impide comenzar los cursos de formación para el desmantelamiento de la térmica y la construcción de los nuevos parques fotovoltaicos y eólicos, no hace sino aumentar la incertidumbre.

El próximo miércoles los trabajadores de Maessa saldrán de dudas con respecto a las condiciones que la dirección les ofrece para su salida del centro de trabajo de la central. La contrata de mantenimiento industrial no cree que la combustión en la térmica se vuelva a reanudar y planea el adelgazamiento definitivo de su plantilla cuando esta todavía está inmersa en un ERTE como consecuencia del coronavirus. 

De “fraude para las arcas públicas” calificó la semana pasada CCOO este despido colectivo. Los representantes de los trabajadores asisten con “sorpresa e indignación” a la “falta de honestidad” de contratas y empresa matriz con respecto al Acuerdo por una transición energética justa para centrales térmicas en cierre: el empleo, la industria y los territorios que firmaron hace tan solo diez días el Gobierno de España, las propietarias de las centrales de carbón en proceso de cierre y los sindicatos. 

 

El lobo ha arrasado

En la última década, los trabajadores han pasado de verle las orejas al lobo a contemplar cómo la fiera está arrasando con toda la granja. “Ahora estamos poco más de cien, entre todas las contratas, cuando hace dos años llegábamos a 300 contando con todos los que se han marchado”, dijo el presidente del comité de empresa de Maessa, Pedro Miñana.

Los chóferes que traían el carbón desde las minas han dejado de trabajar, así como los que transportaban yeso y cenizas. El mineral de importación hace casi un año que dejó de llegar, y los laboratorios no tienen muestras que analizar. Maessa, la principal contrata, tuvo hasta hace año y medio 90 operarios.

“En febrero vinieron representantes del ministerio a reunirse con todos, ayuntamientos y Gobierno de Aragón incluidos, y a todos se les llenó la boca de que nadie se iba a quedar por el camino; pero vemos que vamos a ir todos a la calle, y ya veremos el día que empiecen los cursos para el desmontaje y los parques lo que quiere hacer Endesa”, alertó el portavoz de la Plataforma de trabajadores de las subcontratas, José Alberto López, quien puso de manifiesto que “hay muchos compañeros que pertenecen a la propia Endesa que ya están siendo trasladados, cuando la empresa se comprometió a dar trabajo a sus trabajadores en la zona”.

López prevé que la Administración, lejos de penalizar a Endesa en la subasta del nucleo de 1.050 megavatios que dejará libre la térmica dentro de dos meses, le concederá la mayor parte de la capacidad, contribuyendo a una “burbuja de las renovables que la volveremos a pagar todos los ciudadanos”, vaticinó.

El presidente del comité de empresa de Nervión –la contrata de limpieza industrial–, Ángel Villén, destacó que de los 25 trabajadores en plantilla seis están de baja en este momento debido a que “son mayores y de riesgo” de contagio, por lo que la mutua se encarga de sus prestaciones.

“Según el jefe de obra, tenemos trabajo hasta el 30 de junio asegurado. El grupo 3 casi lo tenemos limpio y faltan el 2 y el 1, más parte del carboneo”, explicó Villén, para quien “si Endesa quisiese que siguiéramos más allá del 30 de junio, por faena no será”. También se ven capacitados para realizar las labores de desmontaje, pues tienen “todos los cursillos que se están pidiendo”.

Aunque algunos llevan 40 años en la planta y se han ido subrogando de empresa en empresa, “nuestros contratos son hasta fin de obra”, explicó. La edad media es de 55 años.

“He participado en el montaje de la térmica y la voy a ver cerrar”, lamenta Seve Gómez, guardia de seguridad de Ilunión, donde trabajan 18 personas controlando accesos, locales y servicios como la conducción de aguas y las rondas internas de la central. “Nadie nos dice nada, pero entendemos que seguiremos trabajando cuando comience el desmantelamiento”, aunque no saben si con la misma contrata. En su caso particular, lleva trabajando 38 años en la térmica, pero todavía tiene 60 de edad. “No me puedo jubilar”, lamenta. En su misma situación están la mayoría de compañeros.

Nati Pérez trabaja en Garnica, la empresa de limpieza de oficinas, desde los 18 años. Ahora tiene 51 y ve su futuro muy oscuro. “Solo he trabajado en la central, desde que cumplí los 18 años. No me imagino una vida sin esto. El otro día vino la jefa y le preguntamos qué iba a ser de nosotras, pero no nos pudo decir nada”, explicó. Para más inri, su hijo, de 23 años, se acaba de quedar en el paro. “Lo han echado a la calle, estoy separada y viviendo con mis padres porque son mayores”, manifestó. 

Los cuatro trabajadores de la empresa de descarga de cenizas, Comercial Arroyo, estarán de ERTE hasta que cierre la térmica. “Queda carbón para cuatro o cinco días y ahora no hay demanda, así que no creo que enganchemos ya. El 30 de junio imagino que nos despedirán”, dice con resignación Manuel Escuín, que ansía el momento en que se abran las inscripciones para los cursos de formación.

Endesa agiliza salidas

En cuanto a los trabajadores de Endesa, los trabajadores de más edad y con patologías están en casa también como medida de prevención de riesgos. Recientemente, recursos humanos ha pedido documentación a toda la plantilla para empezar a agilizar las recolocaciones y las salidas voluntarias a modo de prejubilación. Algunos operarios han pasado a los parques del entorno y otros han ido más lejos: Girona, Badajoz, Cuenca o Melilla.

La solución ideal para ellos sería que se les recolocara en la zona. “Comprendemos que la central se cierre, pero en el momento que presentan el mayor parque solar de Europa creemos que deberían contar con los cuatro gatos que nos vamos a quedar y que no tenemos más de 50 años, la edad que han marcado para las salidas por arriba. No se nos caen los anillos por estar en un desmontaje y en un montaje para luego quedarnos de mantenimiento. No nos entra en la cabeza que nos tengamos que trasladar, porque no hay mayor asentamiento de población que aguantar la que ya tienes”, indicó un trabajador de Endesa que prefirió mantenerse en el anonimato para evitar represalias.