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Ignacio Micolau, archivero y bibliotecario de Alcañiz y Medalla de la Orden del Mérito Civil: “Sería bueno que la DGA se implicara más en la red de bibliotecas” Ignacio Micolau, archivero y bibliotecario de Alcañiz y Medalla de la Orden del Mérito Civil: “Sería bueno que la DGA se implicara más en la red de bibliotecas”
Ignacio Micolau, en la biblioteca de Alcañiz, situada en el Palacio Ardid

Ignacio Micolau, archivero y bibliotecario de Alcañiz y Medalla de la Orden del Mérito Civil: “Sería bueno que la DGA se implicara más en la red de bibliotecas”

Se jubila en 2020 y hace balance de 40 años de trabajo
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José Ignacio Micolau Adell acaba de recibir de manos de Su Majestad el rey la medalla de la Orden del Mérito Civil. A sus 63 años, ha dedicado prácticamente 40 de ellos a la Cultura y a la biblioteca de Alcañiz. Es el archivero, bibliotecario y técnico de Cultura del Ayuntamiento, artífice de la activa vida cultural del municipio y también de parte de la no cultural. No en vano aunque no era un asunto de su competencia, a él se le debe, entre otros, la creación de la primera oficina de Turismo de Alcañiz y la edición del primer folleto turístico de la ciudad en varios idiomas, fruto de la inquietud de este funcionario nacido en Torre del Compte que vio que a las 15.000 personas que en los años 80 visitaban la ciudad había que darles algún tipo de información para visitar la ciudad.

-¿Qué sensaciones le quedan después de la imposición de un reconocimiento tan importante como la medalla de la Orden del Mérito Civil?

-Fue un acto imponente y, además, ilusionante, un poco como una película en la que hasta hubo ensayo el día anterior con personal de protocolo de la Casa Real. Fue muy interesante conocer a los otros premiados, sus trayectorias clave, algunas de ellas muy esforzadas y heroicas, cosa que no es mi caso.

-Mucha gente del sector de la enseñanza...

-Sí, había un sector de la enseñanza, de la educación infantil, de educación a personas discapacitadas, de FP. También del sector médico y la enfermería. 

-¿Cuántos años hace que es usted archivero y bibliotecario del Ayuntamiento?

-Como funcionario, desde noviembre de 1981. Trabajé unos meses siendo estudiante con Pilar Abós, Julio Javier Moreno y Javier Sáenz en el archivo municipal cuando estábamos terminando nuestras carreras. El archivo estaba en un suelo de tierra y había por allí algún ratón que combatíamos como podíamos.

-¿Ya vivía en Alcañiz?

-No, vivía en Barcelona, porque estaba terminando la carrera. Y mientras estaba en Alcañiz me acogía en su casa una tía, dándome posada. De vez en cuando iba a Torre del Compte, mi pueblo.

-¿Cómo fue su entrada en el Ayuntamiento de Alcañiz?

-Primero entré con un contrato temporal y después ya a través de las oposiciones que convocó el Ayuntamiento, y pasé a ser funcionario en 1983.

-Bien joven.

-Sí, recién terminada la carrera y el servicio militar. Estuve con la primera corporación del periodo democrático, con José María Pascual de alcalde y José Ángel Gil de concejal de Cultura. Lo primero que hice fue prepararle un informe al alcalde con las cosas que podíamos hacer, y lo que le propuse fue abrir una biblioteca, porque no había biblioteca pública en Alcañiz. 

-¿Su plaza no era de bibliotecario?

-Mi plaza era un poco multiusos y se llamaba asesor cultural.

-Habría pocas plazas como esa en aquella época.

-Sí. En Fraga, después, salió una plaza parecida. Creo que por entonces plazas como ésta había en el Ayuntamiento de Zaragoza y era poco común en Ayuntamientos de tipo mediano de Aragón como Alcañiz. Creo que fue  de las primeras plazas de este tipo en salir que, más adelante, se reconvirtió en una plaza con un título muy largo que era ‘archivero, bibliotecario y técnico de Cultura.

-En 1982 se inaugura la biblioteca...

-En marzo de 1982.

-¿Cómo sienta poner en marcha un servicio como ese?

-Fue muy satisfactorio, porque era una infraestructura absolutamente necesaria, y más en aquella época en la que no había internet ni nada parecido y pocas personas se podían permitir el lujo de comprar libros.

-¿Y qué libros compró?

-No arrancamos con cero libros, pero casi, porque recuperamos los libros que tenía en depósito el IES Bajo Aragón -entonces IES Cardenal Ram- y que había recibido del Ayuntamiento en los años 50, cuando se fundó el centro, y que eran el lote fundacional de la biblioteca que se creó en 1935 durante la República. Aquella primera biblioteca debió durar poco, porque en julio de 1936, con la guerra, la biblioteca cerró. Pero esos fondos no se destruyeron, afortunadamente. Además, era un lote fundacional exquisito, un lote diseñado por el equipo que dirigía María Moliner en aquellas años, en un proyecto de impulso de las bibliotecas públicas en toda España. Aquel proyecto empezó en 1931 y 1932, y a Alcañiz llegó un poco tarde porque tuvieron que conseguir un local, que estaba donde se encuentra el hogar del Pensionista en el Cuartelillo. Y allí estuvo la primera biblioteca pública. Luego hubo otra en un aula del colegio Palmireno que hacía de biblioteca pública, aunque no se podía considerar como tal, porque era del centro. Lo que pasa es que a nadie se le negaba un libro si iba a buscarlo, aunque no tenía la estructura propiamente dicha de biblioteca pública.

-Entonces, ¿arrancaron la biblioteca de 1982 con los fondos de la primera biblioteca pública de 1935?

-Con sólo esos fondos no podíamos empezar, porque tenían muy poco atractivo. Fondos de los años 30, por más valiosos que fueran -ya que teníamos primeras ediciones de obras de Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Alberti, Pedro Salinas, libros de ciencias, etc- no eran suficientes. En aquellos años, en España funcionaba un centro coordinador de bibliotecas en cada provincia. En Teruel estaba de responsable Javier Aguirre, entonces director de la biblioteca de municipal, y llegamos a tiempo de conseguir unos lotes parecidos a ese de los años 30, pero que eran de los años 70 y 80. Se llamaba ‘Lote fundacional para las bibliotecas públicas’, y aquel sí era moderno, con 3.000 ejemplares, con libros infantiles, de adultos, de creación literaria, de ciencias, en fin, de todas las ramas del saber. Y aquello nos dio aire para que la biblioteca no fuera muy pobre.

-¿Y se instalaron en los bajos de la Lonja?

-Sí, pero no en todos los bajos, sino en la sala central de las claraboyas y en un vestíbulo a la entrada, que es donde yo trabajaba. Luego tuve una primera compañera de trabajo, que era Mari Carmen Pedrós, que actualmente es maestra en el colegio Emilio Díaz, y después se incorporó Tomás Hernández, que ha sido un pilar fundamental de la biblioteca durante tantos años. Poco a poco, fuimos echando a los que ocupaban parte de la lonja (sonríe), donde se guardaba la sal para cuando nevaba en invierno... era una especie de almacén. Fuimos consiguiendo ayudas para la modestísima rehabilitación interior, con tabiques, pintura y conexiones eléctricas y fuimos ganando pequeñas salas muy intrincadas que nos dieron la posibilidad de funcionar como una biblioteca pública normal durante 25 años.

-Y después al Palacio Ardid, donde no hay color.

-Ese traslado ya se hizo en marzo de 2007, ya con el alcalde Carlos Abril. Y tengo que decir que si José María Pascual fue un alcalde importante para el arranque de la biblioteca de Alcañiz y sus actividades culturales, Carlos Abril también lo fue para la nueva biblioteca pública.

-Su figura ha quedado un poco tapada por la de quien fue su mentor, José María Pascual, pero Carlos Abril también tuvo durante 12 años un importante papel. ¿Cómo lo recuerda?.

-Fue un alcalde muy receptivo a las propuestas que le llegaban y junto con los arquitectos Joaquín Magrazo y Fernando Used hicieron el proyecto de la nueva biblioteca en el Palacio Ardid. Fueron años, por suerte, de bonanza económica, y al hacerse el Ave de Madrid-Zaragoza-Barcelona, se crearon las ayudas del 1% Cultural y esta obra pudo financiarse al 100%. La obra civil la financió el ministerio de Fomento y el mobiliario y equipamiento se financió con la colaboración de Ibercaja y Caja de Ahorros de la Inmaculada, además del Ayuntamiento. Tuvimos una infraestructura casi a coste cero, y eso fue importante, porque luego vino una crisis económica que lo hubiera dificultado enormemente.

-¿Cómo quedó la financiación de las bibliotecas con la crisis económica y cómo está ahora?

-Está difícil, y el propio Justicia de Aragón, tanto el anterior como el actual, lo han señalado. Ambos han dicho que es necesario, por un lado, aumentar los fondos y, por otro, que se establezca un sistema que está contemplado en la ley de bibliotecas, de coordinación en las bibliotecas de las diferentes administraciones que tienen que ver con la promoción de la lectura y el libro. Estas administraciones son los ayuntamientos, las diputaciones, las comarcas y el Gobierno de Aragón. Esa coordinación es necesaria, porque si no se producen muchas disfunciones por provincias.

-¿Cuáles?

-Por ejemplo, la provincia de Huesca es probablemente la que tiene el plan mejor estructurado para el apoyo a las bibliotecas públicas, porque apoya en la adquisición de libros, les apoya en las infraestructuras tecnológicas. La provincia de Zaragoza ha tenido sus épocas y la provincia de Teruel, aunque la Diputación provincial, que tiene menos recursos, se esfuerza y las ayudas que llegan son pequeñas. Las comarcas tienen recursos escasos, y sería importante que la Comunidad Autónoma, cumpliendo la ley de bibliotecas, se implicara más en la red de bibliotecas de Aragón.

-¿Cuántos fondos bibliográficos tiene la biblioteca de Alcañiz?

-Esta biblioteca tiene 58.000 registros.

-¿Eso es mucho o poco?

-No está mal, porque según los estándares europeos sobre bibliotecas, debería haber cuatro libros por habitante como mínimo. Y eso ya es una cifra interesante. Y, además, también recomienda una reposición anual de un euro por habitante para la compra de libros.

-¿Eso se cumple en el caso de la biblioteca de Alcañiz?

-En el caso de Alcañiz sí, porque el Ayuntamiento siempre ha sido sensible. Y, salvo los años más duros de la crisis, se ha ido cumpliendo.

-¿Y luego tenemos el archivo municipal?

-Eso es otro mundo.

-¿Qué mundo es?

-Tenemos varios apartados. Por un lado está el archivo histórico, que no es muy grande debido a la destrucción que hubo en la Guerra de la Independencia. También está formado por los libros de actas del Ayuntamiento, cuya colección es completa desde la Guerra de la Independencia, además de la colección de protocolos notariales, que la tenemos en depósito gracias a la buena disposición del Colegio de Notarios de Alcañiz. Tenemos otra parte de archivos particulares que hemos tenido la suerte de poder acoger, particulares o de instituciones. Está el archivo de la radio de los años 50 o archivos privados como el de Mariano Romance. Nos han donado colecciones destacadas como la de Eduardo Jesús Taboada. Todas ellas han enriquecido el archivo y la biblioteca. Ahora podemos decir que el fondo bibliográfico y documental más importante del Bajo Aragón o sobre el Bajo Aragón probablemente esté en este edificio, cosa que no ocurría en los años 80.

-Un cambio enorme en 40 años  en el que, en buena medida, se le puede atribuir a usted. En cualquier caso, ¿compaginar biblioteca y archivo es habitual?

-La simbiosis de biblioteca-archivo que a algunos profesionales de la biblioteconomía espanta un poco, aquí ha sido una economía de escala, en el sentido de que tener dos edificios sale más caro. Aquí compartimos lineas informáticas, fotocopiadoras, espacio expositivo, limpiadoras, etc. Puede haber alguna desventaja, pero muchas menos que las ventajas que ha tenido. Ahora, el archivo se está quedando pequeño en cuanto a espacio, porque sigue aumentando la producción documental de la administración, ya que también nos hacemos cargo del archivo administrativo municipal de documentos de más de cinco años. 

-También ha sido técnico de Cultura. ¿Esa otra tarea ha resultado gratificante?

-Sí, lo ha sido, y ha formado parte de esa economía de escala. Habrá quien piense que esa mezcla es perversa, porque también me he encargado de las exposiciones, de la programación cultural, e incluso, hasta que estuvo el Conservatorio, el área de Cultura era la que programaba los conciertos de música clásica, etc. 

-Si volvieran a darle la misma oportunidad, ¿volvería a elegir ser lo que ha sido?

-Creo que sí.

-¿Ha disfrutado?

-Lo he pasado muy bien, y no he tenido problemas. He tenido una relación magnífica con todos los alcaldes que se han ido sucediendo, con todos los concejales de Cultura sin excepción. Y sin conflictos de importancia, como se puede ver si alguien se lee las actas de las comisiones de Cultura de estos 40 años. He sido feliz y lo he pasado muy bien, francamente.