Igor el Ruso padece trastorno bipolar, paranoide y disocial

Norbert Feher, alias Igor el Ruso, padece trastorno bipolar, trastorno paranoide de la personalidad y trastorno disocial grave. Además, tiene antecedentes de dependencia de alcohol y gastritis crónica. 

Este es el avance del estudio médico y psiquiátrico practicado por profesionales del Instituto de Medicina Legal de Aragón al que fue sometido hace unas semanas en la cárcel de Zuera (Zaragoza) el asesino confeso de los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero, y del ganadero José Luis Iranzo. 

En el informe médico se observa que presenta antecedentes de alcoholismo y gastritis crónica. Esta última dolencia la está paliando con pantoprazol.

Desde su ingreso en prisión el pasado 18 de diciembre ha presentado desconfianza hacia los funcionarios, manteniendo una actitud de autoaislamiento, de reclusión en su celda de forma voluntaria, indica el informe. Ocupa su tiempo en la lectura de la Biblia y cómics. 

En cuanto a su estudio psiquiátrico, se le ha diagnosticado de transtorno bipolar (cambios extremos en el estado de ánimo), paranoide de la personalidad (desconfianza y suspicacia hacia los demás durante largo tiempo) y disocial grave (conducta distorsionada, destructiva y de carácter negativo). En la actualidad no recibe tratamiento psicofarmacológico porque él mismo lo rechaza, pues tiene “nula conciencia de enfermedad”, apunta el psiquiatra que lo analizó. 

“Desde su ingreso permanece aislado, rechaza la comunicación” y “es desconfiado”. No obstante, cuando se le requiere “acepta hablar y se muestra correcto y educado”, si bien “refiere delirio mesiánico en el contexto de desinhibición, con disforia crónica y desconfianza de todas las personas”. 

Su pronóstico clínico es “malo, sin facilidad para tratar y controlar su psicopatología”. Según el psiquiatra, Igor el Ruso “refiere conocer lo ocurrido (el triple asesinato cometido el 14 de diciembre de 2017) y asume su responsabilidad y sus consecuencias”.

“Dado su capacidad intelectual alta, la gravedad de alteraciones de conducta a lo largo de su biografía y la cronicidad de sus síntomas, no es fácil que responda a tratamiento médico”, dice el especialista, que aconseja mantener un control clínico.

La jueza ha autorizado una segunda valoración psicológica en Zuera el 30 de agosto y ha pedido un intérprete de italiano.