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José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica: “Hay quien sueña con un mundo rural intocable, pero éste necesita calidad de vida, trabajo y rentas” José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica: “Hay quien sueña con un mundo rural intocable, pero éste necesita calidad de vida, trabajo y rentas”
José Donoso, en su despacho de la UNEF en Madrid. UNEF

José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica: “Hay quien sueña con un mundo rural intocable, pero éste necesita calidad de vida, trabajo y rentas”

Aboga por un precio de la energía y una fiscalidad especiales para atraer empresas
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La Unión Española Fotovoltaica (UNEF) es la asociación sectorial de la energía solar fotovoltaica en España, con una representatividad de más de 400 empresas y más del 85% de la actividad en el sector entre productores, instaladores, ingenierías, fabricantes, distribuidores y consultores de todo el país. Ante la irrupción de plataformas ambientalistas que cuestionan la idoneidad de un modelo renovable centralizado en grandes proyectos por poner en riesgo la biodiversidad y el paisaje del medio rural, el director general de la UNEF, José Donoso, explica que el clúster ha distribuido una guía de recomendaciones a sus socios para que las inversiones sean sostenibles, y quiere desterrar la idea de que en los estudios medioambientales de la Administración hay “barra libre” para la instalación de estas plantas. Defiende, además, los puestos de trabajo y las rentas que aportan las centrales eléctricas a la España vaciada, así como que ésta se pueda beneficiar de su propia generación eléctrica por irradiación solar atrayendo empresas, también de componentes, incentivadas con mejores precios energéticos y una fiscalidad especial.

-En una tribuna de prensa reciente, aboga por mejorar la percepción social de las plantas fotovoltaicas en las zonas rurales. ¿Han detectado muchas reticencias?

-Hemos detectado algunas, pero no demasiadas. Creemos que hay mucha generalización, cuando nosotros somos los primeros en exigir a nuestras empresas que no se instalen en ninguna zona ambientalmente protegida ni que afecte a la biodiversidad. Nuestro concepto es que dentro de 25 años, cuando desmontemos la planta fotovoltaica que construyamos ahora, el terreno no esté igual, sino mejor. Al final es un entorno en el que va a haber poca actividad humana y debe convertirse en una especie de santuario para la naturaleza. La fotovoltaica no afecta a las aves esteparias, al contrario: la experiencia que tenemos es que no han estado en riesgo sino que se han incrementado. En la construcción de líneas eléctricas hay que permitir el paso de animales, es necesario crear hoteles de insectos, humedales y no utilizar productos fitosanitarios en nuestros proyectos de agrivoltaica, sino quitar las hierbas con ganadería extensiva, por ejemplo. Además, en nuestra apuesta por la sostenibilidad les pedimos a nuestras empresas que contraten empleo local; que den prioridad a la contratación femenina o personas con discapacidad; que se instalen muros verdes     –árboles en el entorno de las centrales para que no haya impacto paisajístico– o piedra seca; que calculen la huella de CO2 que han tenido las centrales no en la producción, porque es verde, sino en el transporte y fabricación de los componentes, y que se compense con la repoblación de árboles. Solo usamos coches eléctricos. Estas medidas y muchas más, recogidas en nuestras directrices de buenas prácticas para la sostenibilidad ambiental de las instalaciones fotovoltaicas, están consensuadas con grupos ecologistas. En definitiva, estamos preocupados y tenemos un respeto absoluto por la biodiversidad porque nuestro sueño es ser reservas integrales de la naturaleza.

-Recientemente se ha formado la Alianza Energía y Territorio (www.aliente.org), con más de 80 plataformas de toda España y 250 científicos detrás que piden respeto a la biodiversidad y repensar la escala de los proyectos renovables. ¿Qué opinión le merecen las críticas?

-Observamos que las críticas están siendo muy generalizadas en el sentido de que no van al detalle, sino que proclaman argumentos simplistas como que se va a llenar España de placas fotovoltaicas y que estas y los aerogeneradores van a acabar con la biodiversidad. Si se hace bien, no afecta a ninguna biodiversidad. A mí me gusta decir siempre que, contra la demagogia, un poco de matemática. Supongamos que no existe el autoconsumo, aunque en 2020 se instalaron 596 megavatios (MW). En una hipótesis de máximos, si toda la capacidad fotovoltaica se desarrollase en terreno agrícola (cultivos y pastos), se ocuparía solo un 0,25% de este terreno en toda España. Si restringimos este análisis a cultivos, la fotovoltaica ocuparía solo un 0,35% de la superficie destinada a los mismos. Por tanto, se está dando una visión muy deformada. Se han cogido argumentos que se han podido utilizar contra la eólica, se han reciclado y ahora se usan contra nosotros, por falta de información. Se critica por criticar. Están haciendo mucho ruido y, en general, los comentarios provienen de gente que no es del terreno, que va los fines de semana al pueblo y sueña con un mundo rural intocable. Pero ese medio necesita calidad de vida, trabajo, rentas, y eso es lo que no se resuelve paralizando esto.

-¿Qué beneficios tienen los parques fotovoltaicos para los municipios?

-Son una fuente de ingresos importante. Multiplican por cuatro las rentas del agricultor y los ayuntamientos reciben unos ingresos importantes mediante impuestos y licencias de obras. El turismo rural no genera tanta riqueza. Si queremos que avancen los pueblos, que llegue Internet a muchos sitios donde no ha llegado hasta ahora, que haya mejor sanidad, etc., las energías renovables son necesarias.

-¿Tienen menos impacto los parques fotovoltaicos que los eólicos?

-No me gusta hablar de lo que hacen los demás, pero nuestra tecnología es sin duda la que menos impacto tiene, porque permite tener una mayor diversidad de plantas y fauna. Protegemos los entornos de las abejas, que presentan un gran problema de mortalidad.

- ¿Comprende que estas plataformas pidan una moratoria a la autorización de nuevos  proyectos renovables hasta que se dé un ordenamiento territorial adecuado?

-La prioridad número uno a nivel global, que a veces se nos olvida porque estamos en pandemia, sigue siendo combatir la amenaza contra el cambio climático. Cuanto más retrasemos la entrada en funcionamiento de las renovables, perderemos más años en reducir esas emisiones de CO2 y perderemos en generación de empleo en plena crisis económica. Por tanto, no entiendo estos planteamientos desde un punto de vista ecologista y económico. Se habla como si no hubiera una planificación y sí la hay. Hace un mes, a petición nuestra, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico presentó un Mapa de zonificación ambiental para energías renovables en el que advertía de que hay lugares donde es mejor que usted no vaya, porque no le vamos a autorizar los proyectos, otros en los que nos tendrá que demostrar muy bien que se pueden hacer y otros en los que sí se puede. También sacamos una guía sobre cómo hacer bien los estudios de avifauna y otorgamos un sello de excelencia en sostenibilidad a quien la aplique. Por tanto, nos esforzamos por superar los requisitos oficiales como incentivo para que se vea quién hace bien las cosas y quién no. También trabajamos para que el impacto de las líneas eléctricas sea el menor posible, por lo que aconsejamos que las centrales están lo más cercanas a las subestaciones. Hay de desterrar la idea de que aquí hay una barra libre, pues los estudios de medio ambiente son rigurosos.

- Entre otras cuestiones, las plataformas se quejan de que los promotores de las centrales eléctricas fragmentan los proyectos renovables para agilizar la tramitación ambiental.

-Si esto es así, es fácilmente detectable. Para empezar, es ilegal, por lo que si alguien fragmenta un proyecto está corriendo un riesgo muy grande porque se lo van a invalidar. Además, si las Comunidades Autónomas tienen la mínima sospecha rechazan el procedimiento administrativo y lo envían a Madrid.

-¿Cuál va a ser el volumen de inversión del sector en los próximos años?

-Se espera invertir unos 25.000 millones de euros hasta 2030, según los objetivos que establece el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima), pero para ello se necesita estabilidad en el mercado y en el marco regulatorio. Si impulsamos y de repente hay un parón el modelo es nefasto, porque destrozamos a los fabricantes españoles. Hay que mirar los objetivos contra el cambio climático, de crecimiento económico, de demanda energética y que todo ello empiece a generar actividad, para aplacar también las necesidades de la España vaciada, de las que Teruel sabe tanto. El problema es poliédrico, hay que acoplarlo todo y mirar hacia adelante.

-Su sector se ha adjudicado dos tercios de los 3.000 MW subastados en enero, lo que habla bien de su competitividad. ¿Ayudará la fotovoltaica a abaratar la factura de la luz a medio plazo?

-El ministerio sacó 1.000 MW fijos para eólica, 1.000 para fotovoltaica y otros 1.000 a repartir, que nos quedamos íntegramente nosotros. La media del precio fue de menos de 25 euros/MWh, por lo que se situó casi en la mitad del precio actual del mix energético. Por lo tanto, cuando más energía renovable introduzcamos, más barata será la factura para todos y mejor para nuestro tejido industrial, que será potente y exportador. En este sentido, Teruel tiene muy buena irradiación y territorio disponible, lo que puede contribuir a que tengamos la energía eléctrica más barata que en países competidores y, en lugar de hablar de deslocalizaciones, hablemos de relocalizaciones o de inversiones. 

-Lo jugoso para la provincia sería no solo producir energía para las grandes ciudades, sino que las empresas pudieran instalarse aquí.

-Personalmente, no puedo estar más de acuerdo. Hay que buscar fórmulas para que aquellas Comunidades Autónomas o provincias que están poniendo más terreno a disposición de suplir las necesidades de los grandes centros de consumo en un contexto de descarbonización se puedan desarrollar también. Tiene que haber ventajas fiscales para las empresas que se asienten allí, o precios más baratos de la energía, desde luego.

-¿Sería posible que los componentes de las centrales renovables se produjeran en un lugar como Teruel?

-Estamos en el libre mercado y las empresas toman sus decisiones en base a que haya buenas vías de comunicación y otros factores, como precio de la energía barato y ventajas fiscales. No me gusta vender humo, pero si las condiciones son las adecuadas y hay proyectos suficientes, algo podría quedar.

-¿Está sobredimensionado el sistema eléctrico nacional? ¿Hay burbuja?

-Según el PNIEC, España tiene el objetivo de llegar al 74% de electrificación con renovables en 2030 y por el momento a este ritmo vamos por debajo del objetivo. Son necesarios 39 gigavatios (GW) más de generación renovable. Tenemos una cantidad muy alta de proyectos que han pedido conexión, con 90 GW en total, pero por el camino se van a perder más de la mitad, entre otras cuestiones por estudios de impacto ambiental negativos. Llegarán a buen término los que tengan más solvencia y facilidad de despliegue.

-¿Por qué Alemania es el mayor parque fotovoltaico de la Unión Europea si en España hay más horas de sol?

-Porque han hecho una apuesta y tienen un modelo de crecimiento estable. Nunca han dejado de crecer, pero en España tuvimos el parón de siete u ocho años con el impuesto al sol. En 2019 sobrepasamos a Alemania en potencia instalada, pero en 2020 ellos ya volvieron a instalar más. Probablemente nunca les alcanzaremos.

-¿Apuestan por el autoconsumo y la energía distribuida? ¿Cómo fomentarlo?

-Hay que apostar por la generación distribuida y por eso estamos pidiendo al Gobierno que saque una subasta específica para proyectos pequeños de menos de 10 MW que equivalga al 20% de la potencia subastada, así como otra subasta específica para proyectos de almacenamiento. No somos amigos de las subvenciones. Hay que preguntarse cuál es el precio justo y la mejor forma de identificarlo es con una subasta.

-¿Qué se sabe de la Estrategia Nacional de Autoconsumo?

-El Gobierno la quiere elaborar. Nuestra asociación está prestando un apoyo fundamental en este sentido, con muchos documentos y nuestro protagonismo en la lucha contra el impuesto al sol. Hemos trabajado mucho para proponer reformas administrativas para que el Gobierno actual cree el marco adecuado en condiciones de libre mercado. Nos preocupan las barreras administrativas. Por ejemplo, estamos detectando un desconocimiento en los técnicos de urbanismo de los ayuntamientos acerca de las características reales de los paneles fotovoltaicos, hasta el punto de que un permiso para una instalación de autoconsumo tarda igual que un parque de 400 MW, lo cual es un disparate. Estamos en una campaña para que no sea necesario un permiso de obras para instalar placas y son ya ocho las Comunidades Autónomas que lo han eliminado. Ahora con una declaración responsable es suficiente. También estamos trabajando en sellos de calidad para instaladores, de forma que los clientes puedan distinguir quién tiene los conocimientos adecuados.

-¿Qué esperan de los fondos de recuperación europeos?

-El Gobierno está respondiendo bien, sobre todo en la parte del autoconsumo. Va a salir un programa de ayudas por valor de 200 millones de euros para proyectos del sector industrial y servicios, y si se gastan habrá un segundo paquete con idéntica cantidad. Esto servirá para fortalecer el sector económico del país. Después va a haber otro paquete importante para el sector doméstico, que en este caso está sin cuantificar.

-¿Con 1.585 MW, qué magnitud tiene el proyecto fotovoltaico de Endesa en Andorra?

-Es el proyecto más grande que yo conozco en Europa. El más grande en España es de 450 MW. Habrá que ver si prospera, pero es una zona que necesita reconversión y empleo.

-¿Qué recorrido augura la UNEF al hidrógeno verde?

-Su futuro está condicionado a la energía fotovoltaica porque, al final, es una forma de utilización de la energía y necesita una fuente abundante y barata para resultar competitivo. Es una necesidad, porque si funciona se resuelve un gran problema. Permite almacenamiento energético y está llamado a jugar un papel muy importante en la descarbonización. Hay elementos industriales como altos hornos, con consumos muy elevados que no pueden ser cubiertos por electricidad por razones de coste, así como combustible para aviones y barcos. Pero esta tecnología tiene aún que resolver cuestiones tecnológicas y de precio. Si lo logra, será la solución para poder llegar a una descarbonización total de nuestra economía.

-¿La demanda energética va al alza?

-Hay una realidad, y es que la gente no está por la labor de ahorrar energía. Hace años los dispositivos móviles no existían y ahora hay una gran demanda. La realidad que tenemos es que estamos en un mundo que va en contra de esa eficiencia energética. No sirve de nada negar esa realidad, y prolongar la vida a los combustibles fósiles es lo que no podemos hacer. En ese sentido, la energía fotovoltaica es limpia y barata.