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La Asociación Cabriante suspende sine díe el concurso de violonchelo de Alcañiz por falta de apoyo institucional La Asociación Cabriante suspende sine díe el concurso de violonchelo de Alcañiz por falta de apoyo institucional
Una violonchelista, en una edición anterior del concurso

La Asociación Cabriante suspende sine díe el concurso de violonchelo de Alcañiz por falta de apoyo institucional

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La Asociación Cabriante ha anunciado la cancelación del concurso Jóvenes Promesas del violonchelo Jaime Dobato Benavente que este año debería haber cumplido su decimotercera edición. La suspensión es, a priori, definitiva. “La pandemia, la adversidad que siempre fue vencida y el tiempo trabajando sin descanso, han podido con nuestras cada vez más mermadas fuerzas”, reza el comunicado hecho público esta semana pasada, a lo que se ha sumado, según reconoció Vicente Dobato, su promotor junto con Paz Benavente, “la falta de apoyo institucional”.

La asociación se despidió este viernes pasado dando las gracias a quienes hicieron posible la puesta en marcha de un certamen que terminó siendo una referencia nacional, gracias “al trato y a la limpieza del concurso”, al que concurrieron durante diez ediciones consecutivas alumnos de distintos conservatorios. “Agradecer especialmente a los casi 300 socios de la Asociación Cultural Cabriante, que con su aportación económica hacían posible, año tras año, sobrellevar la financiación, y que junto a la fuerza de su número nos alentaban a continuar”, señala el texto de despedida, que tampoco se olvida de “los jurados que generosamente vinieron a desarrollar su labor; a los pianistas, Pablo Lleida y Takahiro Mita, siempre dispuestos y abnegados” y, finalmente, “al Ayuntamiento de Alcañiz, que colaboró durante  diez ediciones (2010-2019), con medios humanos, materiales y económicos” y “a los concursantes y a sus familias que, desde la primera edición, nunca faltaron a la cita, desplazándose desde los más lejanos orígenes”.

Vicente Dobato y Paz Benavente promovieron el concurso en memoria de su hijo Jaime, fallecido en un desgraciado accidente. En su despedida afirman que “todo o casi todo tiene un principio y un fin” y que “este es el final de una experiencia de vida. Hemos visto lo peor en su origen pero, en justa compensación, hemos vivido y apreciado lo mejor de lo que es capaz el género humano”.

Según explicó Dobato a este periódico, “la despedida se ha hecho pública para agradecer a los jurados, a las familias, a los alumnos, que hayan acudido al certamen y lo hayan apoyado”. Reconoció que el adiós es “doloroso”, aunque continuó: “hay motivos que lo justifican”. Entre ellos, “la pérdida del apoyo institucional que antes teníamos, que supone que, a estas alturas, cuando ya tenemos una edad, las adversidades nos afectan y nos hacen recapitular, y es lo que hemos hecho”, enfatizó, tras reconocer que “el esfuerzo que hemos realizado es ingente, tanto económico como personal, y hay cosas que han podido con nuestro ánimo”, reconoció el promotor del concurso.

La pandemia de Covid también incidió en el evento, pues ha supuesto que durante las últimas ediciones el certamen no se haya celebrado. “Todo un poco ha contribuido a que nos decidamos”, añadió Dobato, que reconoció que tomar la decisión “ha sido duro”, aunque puede que la última esperanza no esté perdida, a tenor de sus últimas palabras: “hay toreros que se cortan la coleta y pasan los años y reaparecen, así que no descartamos nada si soplan vientos favorables y todo vuelve a su cauce”.

El concurso nacional de violonchelo nació en el año 2010 promovido por la pareja, a partir de la propuesta realizada por Nuria Gañet, profesora del Conservatorio de Música de Alcañiz. El certamen acogía una participación en cada edición de entre 30 y 35 alumnos procedentes de distintas provincias españolas y países, aunque la mayoría eran nacionales.