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La central térmica de Andorra se apaga 41 años y 142,6 millones de toneladas después La central térmica de Andorra se apaga 41 años y 142,6 millones de toneladas después
Parque de carbones de la central, en una imagen de archivo de Endesa

La central térmica de Andorra se apaga 41 años y 142,6 millones de toneladas después

Endesa ha generado en la planta en 4 décadas el equivalente al consumo eléctrico peninsular de un año
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La central térmica de Andorra agotó este domingo el carbón que le quedaba y este martes, 30 de junio, quedará indisponible para el sistema eléctrico nacional. Atrás quedarán 41 años, un mes y 14 días de actividad, y 784.473 horas de funcionamiento de sus tres grupos para producir un total de 224,3 teravatios hora (TWh) netos, el equivalente al consumo de electricidad peninsular durante todo un año. Endesa, su empresa titular, ha consumido 142,6 millones de toneladas de carbón, del que el 78% ha sido nacional. 

El primer grupo de la central térmica se conectó el 16 de mayo de 1979, mientras que el segundo entró en funcionamiento el 12 de enero de 1980 y el tercero el 23 de junio del mismo año. Precisamente, el domingo fue el grupo 1 el último en desconectarse cuando a las 7:35 horas su caldera terminó de quemar las últimas 15.000 toneladas que quedaban la semana pasada en la campa, poniendo fin a toda una era industrial. 

La central fue construida por Endesa entre los años 1974 y 1979 con objeto de llevar a cabo un uso extensivo de los lignitos negros procedentes de explotaciones situadas en la cuenca minera turolense, mezclados con carbones de importación. El país estaba en plena expansión industrial y era preciso aumentar la capacidad termoeléctrica ante la intermitencia de la hidroeléctrica. 

Tras la integración de los activos de la antigua Empresa Nacional Calvo Sotelo (Encaso), la dirección de Endesa no comprendía que un potencial térmico de la envergadura que había en la región sirviera solo a la central de Escatrón (Zaragoza), obsoleta por aquel entonces.

El lignito se transportó en millones de viajes de camiones hasta que cerró la última mina de Ariño, en enero de 2019, mientras que los carbones importados se transportaban por barco hasta el puerto de Tarragona y, desde allí, por ferrocarril hasta la planta. El último convoy llegó en junio de 2019. Desde entonces la vía está inutilizada, aunque ahora los actores del territorio quieren que sirva como terminal de un cargadero ferroviario que permita llevar mercancías al Puerto de Tarragona.

Durante las más de cuatro décadas de actividad, la central ha consumido 142,6 millones de toneladas, de las cuales 110,9 fueron de carbón nacional y 31,7 de carbón importado. En concreto, 36 millones de toneladas salieron de las explotaciones de la propia Endesa: las cortas de Alloza, Barrabasa y Gargallo, y las minas Oportuna e Innominada.

El lignito ajeno a Endesa, pero comprado casi todo a mineras del territorio, ha representado 73,3 millones de toneladas, prácticamente la mitad del total. Ha sido adquirido a Samca, Compañía General Minera, Minera Bajo Segre, Muñoz Sole Hermanos, Umesa y Carbonífera del Ebro. El resto fue hulla nacional.

Por su parte, el carbón de importación procedió de Sudáfrica, Indonesia, Australia, Estados Unidos, Rusia, Colombia y Chile.

Con todo ello, el grupo 1 ha funcionado un total de 267.310 horas en su historia, por 260.690 horas el grupo 2 y 256.473 horas el grupo 3. En total, 784.473. La térmica ha tenido años de más de 7.000 gigavatios hora (GWh) en los 80 y 90, llegando a generar el 4% de la energía eléctrica nacional y más del 10% de la energía térmica en España.

El final anunciado

El 19 de diciembre de 2018, y tras acogerse el Plan Nacional Transitorio, Endesa presentó solicitud formal de cierre ante el Ministerio para la Transición Ecológica   –trámite que todavía no se ha resuelto–. Confirmaba con ello que no iba a realizar las elevadas inversiones –unos 180 millones de euros– que ordenaba la Directiva europea de Emisiones Industriales para contaminar menos.

El último año de funcionamiento de la térmica ha sido el de menos producción de la serie histórica, con tan solo 175 GWh. Hasta ahora, el peor año había sido 2019, en el que alcanzó 1.536 GWh. Con 3.030 GWh, 2018 ya había sido a su vez el más bajo desde que en 2010 sus calderas estuvieran en marcha tan solo 1.793 horas. En 2017 se situó en los 4.730 GWh, el segundo mejor dato de actividad de la década tras los 6.260 GWh de 2011.

La mayor presencia de las energías renovables en el mix energético nacional, unida a un incremento del precio del CO2, explican esta evolución a la baja de la generación energética con carbón. El año pasado entraron en el pool hasta 9.000 MW de energía renovable de las subastas realizadas en 2017.

Esta nueva generación renovable es mucho más competitiva que la de las centrales térmicas, admite Endesa, lo que ha reducido el denominado “hueco térmico”, es decir, el margen disponible para que puedan funcionar las centrales de carbón y de gas.

Una vez finalizado el carbón almacenado, la central seguirá en situación de disponibilidad hasta el mismo 30 de junio y, hasta esa fecha, seguirá contando los servicios que requiera este estatus, tanto del personal propio como del personal de empresas auxiliares. 

En caso de necesidad extrema para el sistema eléctrico que no se contempla en ningún caso porque hay respaldo suficiente para hacer frente a cualquier eventualidad, podría llegar a funcionar con gas natural.