

La escuela de Ráfales busca familias para continuar con su proyecto educativo actual
Educación recuerda que hay incorporaciones que suelen llegar en el veranoLa escuela de Ráfales, perteneciente al CRA Alifara junto con La Portellada, La Fresneda y Valjunquera, ha iniciado una campaña para dar a conocer su proyecto educativo y facilitar la llegada de nuevas familias al municipio. Aunque el centro abrirá el curso 2025-2026 con normalidad y cuenta con una previsión de 12 alumnos, el equipo docente advierte de que un descenso mayor en la matrícula podría traducirse en una reducción de una de las jornadas del profesorado y de recursos disponibles para el desarrollo pedagógico.
Desde el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón insisten en que las escuelas rurales se mantienen abiertas incluso con muy pocos alumnos, y recuerdan que en muchos casos las nuevas matriculaciones llegan durante el verano, a veces apenas unos días antes de comenzar las clases. Esta tendencia deja margen para la llegada de nuevas familias a lo largo de los próximos meses, una posibilidad en la que confían desde la escuela de Ráfales para seguir apostando por su proyecto educativo con normalidad.
Preocupaciones
A fecha de hoy están matriculados 12 alumnos para comenzar en septiembre. “Con ese número, el colegio sigue funcionando y no está en riesgo de cierre, ni mucho menos”, aclaró Pilar Ondiviela, tutora en el centro y madre de uno de los alumnos. “Lo que sí está sobre la mesa es que, si bajamos más, podríamos quedarnos con una jornada completa y otra parcial y, por tanto, capacidad para mantener todo el proyecto que llevamos años desarrollando”, señaló.
La escuela de Ráfales se caracteriza por un enfoque educativo adaptado a la realidad rural, basado en metodologías activas, respeto a los ritmos del alumnado y una estrecha conexión con el entorno natural.
“Trabajamos mucho al aire libre, aprovechando el entorno del pueblo; también organizamos propuestas por ambientes, en las que cada niño elige el nivel al que quiere enfrentarse, dentro de un sistema de trabajo por proyectos”, explicó Ondiviela.
A ello se suma una implicación notable de todos aquellos que forman parte de la comunidad educativa. “Contamos con colaboradores que vienen al aula a compartir sus conocimientos, y fomentamos espacios de participación donde las familias están muy presentes”.
Este modelo ha dado frutos durante los últimos cinco o seis cursos y ha sido posible, en buena medida, gracias a una ratio equilibrada que permite atender con calidad al alumnado y sostener dos unidades docentes, según explicó la docente.
La vivienda: una barrera
La continua reivindicación y una de las dificultades para atraer familias al municipio es la falta de vivienda disponible en la zona. “Se ha interesado alguna familia en venir, pero no han encontrado casa, y eso frena cualquier posibilidad”, indicó la tutora.
Desde el centro remiten estas situaciones al ayuntamiento, que ya está buscando soluciones habitacionales, aunque reconocen que no es una tarea sencilla en la comarca.
El equipo educativo insiste en que su papel se centra en ofrecer una escuela de calidad, atractiva y con una oferta pedagógica diferenciada. “El acceso a la vivienda y el empleo ya se escapan de nuestras competencias, pero sin esos factores es difícil que una familia decida establecerse”, lamenta Ondiviela.
Desde el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón subrayan que el compromiso con la escuela rural es firme. De hecho, durante el curso que acaba de finalizar se han mantenido operativas cerca de 50 escuelas con muy pocos alumnos, 21 de ellas en la provincia de Teruel.
“Se abren y mantienen centros incluso con dos alumnos si existe voluntad de las familias”, explicaron fuentes del Ejecutivo autonómico, que recuerdan que en muchos casos se reciben nuevas matrículas durante el verano, incluso apurando los días previos al inicio de curso.