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La Ruta de los Íberos en el Bajo Aragón aumenta un 27% sus visitantes en 3 años La Ruta de los Íberos en el Bajo Aragón aumenta un 27% sus visitantes en 3 años
Visita guiada al yacimiento de Els Castellans de Cretas-Calaceite

La Ruta de los Íberos en el Bajo Aragón aumenta un 27% sus visitantes en 3 años

El consorcio aspira a recibir fondos del Fite para investigar y conservar los yacimientos
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Los centros de visitantes de la Ruta de los Íberos en el Bajo Aragón registraron el año pasado 18.423 entradas, un 3,5% más que en 2017 y un 27% más que en 2015. Una tendencia al alza que desentona con la realidad presupuestaria del Consorcio, que insiste en que el Gobierno de Aragón abra el Fondo de Inversiones de Teruel (Fite) no sólo a fundaciones para que la puesta en valor del patrimonio sea un hecho también en los yacimientos de hace 2.500 años.

En 2018 la Ruta de los Íberos, en la que están representados una decena de municipios de las comarcas del Bajo Aragón histórico, volvió a registrar por segundo año consecutivo en una década el récord de asistencia a los centros de visitantes con 18.428 entradas, 628 más que en 2017 y casi 4.000 más que en 2015.

“Estamos incrementando visitantes. Por los que más pasan son el Juan Cabré de Calaceite y Caspe (Zaragoza), porque está la oficina de turismo allí mismo”, explicó el gerente del Consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón, José Antonio Benavente.

Quien visita los centros también acude a ver in situ los yacimientos cercanos, como pueda ser el de San Antonio de Calaceite, donde en 2017 se instaló un contador que delata que en el último año han pasado más de 13.000 personas por allí. Hasta el mes de julio habían pasado este año más de 2.000 personas más que en 2018.

Además, el Cabezo de Alcalá de Azaila –yacimiento en el que una empresa privada, Vida Primitiva, explota las visitas guiadas– registró en 2018 alrededor de 1.800 personas, y por la Loma de los Brunos de Caspe y San Pedro de Oliete pasaron “fácilmente entre mil y dos mil personas”, destacó Benavente.

15 empleos a tiempo parcial

Al incremento de visitantes ha contribuido la ampliación del calendario de apertura de los centros, que ya están abiertos un mínimo de 71 días y 213 horas anuales, “desde Semana Santa hasta noviembre, todos los fines de semana y festivos de 11 a 14 horas”, detalló el responsable.

Ello genera, aunque “a tiempo parcial y muy en precario”, 15 puestos de trabajo que sirven de complemento de las rentas familiares. “En cada centro hay una persona, que suelen ser mujeres, y tenemos once”. A ello hay que sumar “la limpieza y actividades”, así como los proyectos de excavación e investigación periódicos.

“Por tanto, el proyecto crea empleo, y este es uno de los motivos por los que insistimos mucho en que el Consorcio pueda optar a ayudas del Fite”, destacó Benavente.

El presupuesto de la Ruta de los Íberos para 2019 es de 118.900 euros, por lo que quedan lejos los 299.500 que alcanzó en 2008, antes de la crisis. “Hemos subido algo estos dos últimos años” y el Plan Estratégico 2018-2022 prevé “llegar a la mitad de lo que teníamos en 2008”, una cantidad que permitirá seguir ampliando el calendario y las actividades.

En este sentido, Benavente hizo hincapié en que el Consorcio pueda optar a las ayudas del Fite, dentro de la misma convocatoria que existe para fundaciones de la provincia como Dinópolis, Santa María de Albarracín o Amantes de Teruel.

“Los condicionantes son los mismos que cumplimos nosotros: puesta en valor de la cultura y el patrimonio y creación de empleo”, pero “las bases reguladoras del Gobierno de Aragón sólo están dirigidas a fundaciones”, por lo que “en este momento no podemos ni siquiera optar por una cuestión puramente de titular administrativo”.

Investigación y conservación

De acceder a estas “importantes ayudas”, el Consorcio podría agilizar los proyectos de investigación y conservación de los yacimientos que figuran en su plan estratégico.

“Nos permitiría poder intervenir en investigación y conservación en yacimientos como Foz Calanda –que explica la fabricación de cerámica en un importante alfar del siglo II a.C.– y El Palao        –donde se investiga la producción industrial de aceite para su comercialización en el valle del Ebro hace 2.500 años–“.

En Foz “hay que cubrir el yacimiento. Tenemos el proyecto ya hecho pero no tenemos financiación para llevarlo a cabo”, lo mismo que ocurre en San Pedro de Oliete. Además, “sería necesario realizar un repaso a todos los yacimientos desde el punto de vista de conservación de estructuras”, pues “se hicieron hace diez años y sería fundamental poder disponer de una brigada de mantenimiento” que fuera por todos los yacimientos haciendo labores de consolidación.

Para Benavente es también importante aprovechar la declaración de Bien de Interés Cultural de El Palao para seguir investigando sobre la historia del aceite, pero “es necesario solucionar permisos y autorizaciones”, para lo que requirió la colaboración de la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón, con la que tiene previsto reunirse próximamente.