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Los alcañizanos reponen fuerzas de la Semana Santa y se juntan para celebrar el Lunes de Pascua comiendo rosquetas Los alcañizanos reponen fuerzas de la Semana Santa y se juntan para celebrar el Lunes de Pascua comiendo rosquetas
Los masicos de Alcañiz se llenaron de cuadrillas para celebrar el Lunes de Pascua

Los alcañizanos reponen fuerzas de la Semana Santa y se juntan para celebrar el Lunes de Pascua comiendo rosquetas

La tradición manda comprar un bollo con huevo duro para despedir estas fiestas
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Javier Gascó

Tras una semana intensa de celebración, los vecinos de alcañiz y otro municipios del Bajo Aragón se despidieron este lunes de la Semana Santa con la tradicional celebración del Lunes de Pascua, en la que la rosqueta fue la gran protagonista en la capital de la comarca. Decenas de grupos de amigos se juntaron en masicos y huertas para comer y disfrutar del buen tiempo que acompañó tanto en la jornada de ayer como en el resto de días de la Semana Santa. La tradición manda comprar -antes las abuelas lo elaboraban para sus propios nietos- un bollo con uno o dos huevos duros, dependiendo del tamaño, para comerlo junto a la cuadrilla como forma de despedir la Semana Santa.

Desde primera hora de la mañana, los hornos y panaderías de la capital bajoaragonesa abrieron sus puertas con una protagonista estrella en sus escaparates. Entre los múltiples dulces típicos de la Semana Santa, el Lunes de Pascua está reservado para la rosqueta. A pesar de que durante los últimos años se han puesto muy de moda las Monas de Pascua entre los más jóvenes, la rosqueta sigue siendo el dulce elegido para el día posterior a la resurrección de Cristo.

Tanto es así, que al mediodía los hornos de la capital bajoaragonesa ya casi no tenían rosquetas a la venta porque todas habían volado a primera hora de la jornada. Además, no solo los alcañizanos optaron por comprar el producto. Muchos de los visitantes que durante el lunes todavía recorrían las calles de la capital bajoaragonesa también decidieron probar la rosqueta. “Solo me quedan estas seis, que las he tenido que apartar porque las tenía reservadas. El resto las he vendido”, comentó la responsable de un céntrico establecimiento de la ciudad.

Y es que durante la jornada de ayer fueron muchos los grupos de amigos y familiares que aprovecharon una nueva jornada casi estival para salir del centro urbano y disfrutar en masicos y huertas de un nuevo día festivo. “La Semana Santa es la mejor semana del año y hay que disfrutarla hasta el final”, aseguró una de las jóvenes alcañizanas que se juntó con su cuadrilla para celebrar el primer día de la Pascua.

Las tradiciones cambian

A pesar de que la costumbre de comerse la rosqueta permanece intacta, la forma de llevarlo a cabo ha cambiado mucho a lo largo de la historia. José Gil, gran conocedor de la Semana Santa alcañizana y autor del libro La Semana Santa de Alcañiz, cree que la celebración del Lunes de Pascua es una prolongación de los Días Santos y que poco a poco se ha ido añadiendo al calendario de los vecinos de la ciudad. Sin embargo, el escritor también confiesa que durante los años esta tradición se ha ido modificando especialmente en los lugares elegidos por los grupos y familias para reunirse: “Hace años la tradición era juntarse en la ermita de Santa Bárbara para el día del Choricer e ir a La Estanca el Lunes de Pascua. Al aparecer los masicos, la gente ya no va tanto al campo como antes”.
 

La rosqueta fue el postre en muchas de las comidas de amigos y amigas que se celebraron durante el pasado lunes


Pese a ello, la tradición de elaborar dulces típicos en torno a los Días Santos sí que permanece intacta. “Antes, además de las rosquetas, los Domingos de Pascua también se hacían las aleluyas. Eran unos pasteles que utilizaban los novios para declararse a sus novias”, comenta José Gil.

Además, las monas de pascua cada vez son más comunes en hornos y pastelerías tanto del Bajo Aragón como de muchas otras zonas de la provincia turolense.

Pascuica en Andorra

Con diferente nombre, pero con similar objetivo en Andorra celebraron durante la jornada de ayer la Pascuica. Tras varios intensos días de celebración por las calles de los municipios, las cuadrillas salieron de la localidad y los caminos se llenaron de coches aparcados entre árboles mientras sus propietarios disfrutaban del Lunes de Pascua en compañía de amigos.

Al ser festivo, todos los comercios cerraron sus puertas al mediodía y la tranquilidad regresó a las calles andorranas después de una semana repleta de actividad. Lo mismo sucedió en muchas otras localidades del Bajo Aragón, que ayer pusieron el broche final a la Semana Santa con un día extra de celebración.

El origen de esta tradición no se sabe con exactitud, pero se piensa que surgió como una extensión de los Días Santos. Se cree que en un principio surgió como un día de descanso adicional tras la incesante actividad de la Semana Santa. Sin embargo, en la actualidad se ha convertido en una jornada en la que si el buen tiempo acompaña, como fue el caso ayer, las cuadrillas aprovechan para quemar los últimos cartuchos tras varios intensos días.

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