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Los artefactos lanzados contra el IES de Alcañiz se tiraron desde una plaza privada de uso y paso públicos Los artefactos lanzados contra el IES de Alcañiz se tiraron desde una plaza privada de uso y paso públicos
Antiguos cines, situados en una plaza de la urbanización Paola Blasco abierta al público

Los artefactos lanzados contra el IES de Alcañiz se tiraron desde una plaza privada de uso y paso públicos

El administrador de la propiedad alerta a la Policía de lo ocurrido
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Los cinco jóvenes que fueron identificados por la Policía Local de Alcañiz por tirar “artefactos explosivos” de fabricación casera que contenían ácido clorhídrico  contra el Instituto Bajo Aragón realizaron los lanzamientos desde una zona de acceso y uso público, pero de propiedad privada. Se trata de la plaza de la urbanización Paola Blasco en donde se ubican los antiguos cines y desde la que se vienen lanzando distintos objetos de tamaño diverso contra el campus del centro educativo desde hace más de una década sin que hasta ahora nadie haya adoptado ninguna solución.

Esta especie de “cócteles molotov” (así los definió la Policía Local de Alcañiz) fueron lanzados desde ese espacio el pasado 10 de noviembre alrededor de las cinco de la tarde. La Policía Local  identificó a los cinco chavales después de que fuera la propiedad la que avisara de lo que estaba ocurriendo, según explicó Óscar Vargas, administrador de la comunidad de propietarios.

La directora del centro, María Victoria Jiménez, confirmó que el centro conoció lo que había ocurrido a la semana siguiente, cuando les informó la Policía Local, pero que el día de los hechos (viernes), “pensamos que estaban lanzando petardos en el túnel que hay debajo de la urbanización, porque se escucharon varias detonaciones, una de ellas tan fuerte que temblaron los cristales del despacho”.

El Ampa del Instituto ha mostrado su preocupación por los hechos, esta vez especialmente graves por el elemento químico que contenía lo que se lanzaba desde esa zona al campus. Además, no se trata de hechos aislados, puesto que el centro educativo lleva años intentando encontrar una solución con el Ayuntamiento y la propiedad de la urbanización para impedir que desde esa plaza se continúen tirando todo tipo de objetos. Además de adoquines, botellas de cristal y bloques de hormigón, en una ocasión llegaron a tirar hasta una bicicleta, explicó Javier Royo, presidente del Ampa, y confirmó la propia directora.

Preocupación

Por otra parte, el lanzamiento de todo tipo de objetos es el motivo que impide al IES instalar en la pista de atletismo el césped retirado del campo de fútbol y que el Ayuntamiento le cedió meses atrás: “si se siguen tirando botellas desde arriba que se rompen en cristales, por seguridad para el alumnado no podemos colocarlo, porque sería un riesgo”, recordó Jiménez, quien reiteró que “somos los primeros interesados en que ese césped, que sigue enrollado en fardos alrededor de la pista, pueda colocarse”.

Con todo, el Ampa mostró su malestar por la continuidad de una situación de incivismo a la que nadie parece encontrar solución. “Estamos preocupados, nos hemos reunido con el Ayuntamiento y con la propiedad, pero mientras unos dicen que es un tema que afecta a una propiedad privada, otros que es un problema de seguridad ciudadana”, explicó el presidente del Ampa, que manifestó que tiene pendiente una reunión con los agentes de la Policía Local para “valorar qué posibilidades hay de que se instalen cámaras de videovigilancia conectadas a la centralita de la Policía”. No en vano, al tratarse de una zona de uso público, “la comunidad de propietarios no podemos realizar ninguna grabación”, según enfatizó Vargas, quien reiteró que la propiedad ha aprobado tanto la grabación como la colocación de un vallado.

Precisamente la instalación de una valla de dos metros de altura es otra alternativa que se está valorando desde hace varios años, pero esta intervención también requiere de un proyecto, que se ha encargado a un arquitecto local, puesto que la valla ha de agarrarse a la estructura del edificio y se tiene que colocar en una zona con vuelo y muy afectada por el viento. Según el alcalde, Miguel Ángel Estevan, el Ayuntamiento está dispuesto “a pagar la valla”, cuyo coste rondaría los 15.000 euros, si bien reconoció que no es una obra fácil técnicamente.

 

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