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Los ‘bolets’ de Beceite deleitan el paladar de cientos de aficionados a la micología Los ‘bolets’ de Beceite deleitan el paladar de cientos de aficionados a la micología
Aficionados a las setas degustan tapas en la plaza, donde se encontraban varios stands de venta

Los ‘bolets’ de Beceite deleitan el paladar de cientos de aficionados a la micología

El público degustó tapas cocinadas con setas y conocieron las que se crían en los Puertos
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“Todas las setas son buenas para la naturaleza, porque todas cumplen su función. Otra cosa es que sean comestibles”. Así se expresaba la micóloga María Luisa Díez, mientras resolvía dudas o guiaba a los aficionados en la exposición micológica del Palau de Beceite. La localidad celebró la XXIV edición de la Feria dels Bolets, que congregó en sus calles a varios miles de personas atraídas por la micología y por la posibilidad de degustar las tapas preparadas por diferentes asociaciones.

Mientras Díez vigilaba y atendía preguntas en la exposición micológica, en las calles del pueblo una riada de personas iba de un espacio a otro del pueblo con su talón de tickets probando las distintas especialidades cocinadas en los últimos días por los vecinos.

Alrededor de 500 kilos limpios -unos 700 en bruto- es lo que los voluntarios de Beceite han cocinado para esta edición. La mayoría de ellas se han recogido en los alrededores del pueblo, pero también en Cantavieja, hasta donde se desplazaron el alcalde y algunos concejales para que al certamen no faltara materia prima. En total, explicó José Enrique Celma, el regidor, han sido tres salidas al campo realizadas en el último mes para recolectar los bolets, que después tuvieron que limpiarse y precocinarse antes de su cocinado definitivo.

El alcalde de Beceite se mostraba orgulloso de un certamen cuyas riendas ha cogido por primera vez el Ayuntamiento, después de que la asociación que hasta ahora lo había organizado decidiera hace sólo unas semanas que no seguía adelante. “Creo que es la feria dedicada a las setas más antigua de Aragón, y nos sentimos orgullosos de ello, no sólo porque reunimos aquí a gente de toda la comarca, sino porque, además, pasan por Beceite un montón de aficionados a la micología”, destacó Celma poco después de inaugurar el certamen en la plaza.

El buen tiempo y el sol que lució durante todo el día permitió que en Beceite se formaran en algunos momentos colas de vehículos para entrar. A tenor de la experiencia de ediciones anteriores, el Ayuntamiento habilitó “cinco zonas de aparcamiento”, según el primer edil. 

El alcalde se mostró “muy agradecido a todos los vecinos que han colaborado, que han sido muchos”, dijo. José Enrique Celma reconoció que el Ayuntamiento asumió las riendas del evento con cierto temor. No en vano, “solo hace un mes que supimos que la asociación que se encargaba de la feria había decidido no seguir. Hemos tenido mucho trabajo, pero el pueblo se ha volcado, tanto los vecinos como el personal del Ayuntamiento”.

La exposición

Uno de los espacios que prácticamente nadie dejó de visitar fue la exposición micológica de setas de los Puertos de Beceite. La mayoría de los ejemplares expuestos fueron recolectados en el entorno del pueblo durante la jornada del sábado. 

En la sala de exposiciones se encontraba la micóloga María Luisa Díez, que daba explicaciones sobre los diferentes tipos de setas que se pueden encontrar en la naturaleza o los ejemplares más curiosos que había en la exposición de Beceite. Entre otros, había varias Pasillius Involutus, una seta tóxica que hasta los años 80 fue considerada comestible. “Desde entonces se la clasifica como una seta mortal, porque a raiz de algunos fallecimientos, se decidió investigar y se supo que tiene una toxina que no elimina el organismo. Alguien puede haberla consumido durante años, pero llega un momento en el que provoca la muerte”.

Otro espécimen no comestible es la seta Clathrus Archeri, que el sábado cuando se montó la exposición “estaba en forma de huevo, pero que el domingo ha eclosionado y crecido rápidamente”. Es fácil de identificar por su olor, que es desagradable y su forma de pulpo.

Comestible es, por ejemplo, la Cantharellus cibarius, que huele a melocotón y “es excelente”. Su forma se asemeja a una flor y “suele utilizarse en cocina para preparar algún postre o mermeladas”, relató Díez.

Otras dos setas con olor son la Hygrophorus agathosmus y la Amanita Citrina. Comestibles también, la primera huele a almendras amargas y la segunda a patata cruda. No obstante, la micóloga zaragozana recordó que el parecido de la segunda con la Amanita Phalloides hace que, en muchas ocasiones sea desechada por las dudas que genera.

También tóxica como la Phalloides y alucinógena es la Amanita Muscaris. “Antiguamente se ponían trozos de ella en cuencos con leche porque se usaba como cebo para atraer las moscas”.