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Más de 70 vecinos procesionan en Berge para rememorar la muerte de Cristo Más de 70 vecinos procesionan en Berge para rememorar la muerte de Cristo
La Guardia romana, este Jueves Santo, durante la misa que marca el inicio de la custodia del Santísimo. María Carmen Félez

Más de 70 vecinos procesionan en Berge para rememorar la muerte de Cristo

La guardia romana tiene un papel fundamental en los actos religiosos
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Cruz Aguilar

Más de 70 personas han participado el día de  Viernes Santo en la procesión del Entierro de Berge, una de las más singulares de las múltiples que se realizan en el Bajo Aragón. Los recorridos con pasos monumentales acompañados de decenas de tambores no tienen nada que ver con esta procesión. Aquí hay unos pocos pasos, no demasiado monumentales aunque algunos muy antiguos, pero el protagonismo lo adquieren las personas del pueblo que rememoran los diferentes personajes que intervinieron en la Pasión de Cristo.

Desde Jesús con la Cruz a cuestas a los Sumos Sacerdotes pasando por las tres Marías, la Verónica o las Samaritanas, los personajes recorrerán, a partir de las 20:00 horas, las calles de la localidad para llegar hasta la ermita del Santo, dedicada a San Francisco y situada a las afueras del pueblo.

Dos tambores y la espada del Longinos golpeando contra la chapa durante el recorrido constituye la banda sonora, eso sí, aderezada con un cántico típico que entona en solitario una persona y repiten a coro el resto de los fieles  que procesionan, muchos de ellos portando una vela.

Guardia romana

La guardia romana tiene un papel fundamental en la Semana Santa de Berge puesto que son los encargados de velar el Monumento desde el Jueves Santo por la tarde y de cerrar la procesión del Entierro.

Cuatro equipos, compuesto cada uno por cuatro guardias y un capitán, hacen turnos para que el Santísimo siempre esté acompañado y luego estos guardias romanos son los encargados de desfilar en la procesión marcando el paso.

Este acto religioso se celebra en Berge al menos desde comienzos del siglo XX y se recuperó en el año 92, después de casi 30 años sin llevarse a cabo, según recuerda María Asunción Salvo, que es la organizadora de la procesión y una de las impulsoras de su restitución. Entonces, con ayuda de la memoria de los más mayores, las fotos antiguas y los trajes que algunos guardaban al fondo de armarios y baúles, se puso en marcha de nuevo una tradición que ahora propicia que algunas familias tengan en la Semana Santa un momento de visita obligada a Berge.