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Peregrinación especial al Monasterio del Olivar por los ocho siglos de la Merced Peregrinación especial al Monasterio del Olivar por los ocho siglos de la Merced
Centenares de personas se dieron cita en Estercuel en la romería general

Peregrinación especial al Monasterio del Olivar por los ocho siglos de la Merced

Vecinos de diez localidades avivan su fe y ganan la indulgencia plenaria en el Año Jubilar
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La peregrinación general al santuario de la Virgen del Olivar fue este domingo especial debido a que los padres mercedarios celebran este año ocho siglos de pobreza, obediencia, castidad y redención. Los fieles avivaron su fe y ganaron la indulgencia plenaria en Año Jubilar concedida por el Papa Francisco por la efeméride. 

Como cada día de Pentecostés, el monasterio y su entorno fueron escenario de una jornada de hermandad. Hasta Estercuel acudieron vecinos de esta localidad, Obón, Alcaine, Cañizar, La Zoma, Ejulve, Gargallo, La Mata de los Olmos, Alloza e incluso de Lécera, cuyos fieles acuden al santuario cada cinco años caminando pese a la gran distancia que les separa.

“Desde que no se puede hacer fuego en la chopera hay menos gente que se queda a comer”, señaló fray Fernando Ruiz, superior de la comunidad de mercedarios del Olivar, compuesta por cuatro personas. 

No obstante, la jornada sigue siendo una gran fiesta. Prueba de ello es lo bien que se lo pasan los vecinos de Crivillén, que recorren a pie seis kilómetros y, nada más llegar, dan cuenta de unos buenos huevos fritos con embutido. 

“Venimos cada año, es tradición”, explicó Rosa Val. “Vemos gente conocida de otros pueblos y traemos un centro de flores a la virgen”, añadió Beatriz Ortín, que tiene esta fecha marcada en rojo en el calendario. 

“Antes se disfrutaba más porque se podía asar carne, venía más gente –incluso con caballerías- y se cantaban jotas. No es lo mismo, pero seguimos viniendo, yo con las niñas para inculcarles todo esto”, detalló Val. 

Libres de pecado

El acto principal fue, como siempre, la eucaristía y la encomienda de las familias a la Virgen del Olivar. Quien acudió estuvo más cerca de alcanzar la indulgencia plenaria, puesto que 2018 ha sido declarado Año Jubilar Mercedario, un año de gracia concedido por el Papa Francisco con ocasión del octavo centenario de la fundación de la Orden de la Merced por San Pedro Nolasco el 10 de agosto de 1218. 

“Para un cristiano que confía en este camino de acercarse a Dios a través de los sacramentos (eucaristía, confesiones, rezar por el Papa, dedicarse a hacer el bien), la indulgencia plenaria significa que uno ya está en plena comunión con Dios a través de la Iglesia, que todo lo de la penitencia y del purgatorio queda puesto a cero por la misericordia de Dios “, explicó el superior del monasterio. 

Todo para celebrar los 800 años del nacimiento de la Merced, cuyo monasterio del Olivar es el único masculino que queda en la provincia. Fue fundado apenas medio siglo después de la creación de la Orden en Barcelona con el objetivo de ejercer labores de redención. 

“La intuición original, que hubiera una comunidad de religiosos y una devoción a la virgen de la Mercad dedicada a la redención de cristianos cautivos” en territorio musulmán, “era importante” y, de alguna manera, “se sigue necesitando y sigue habiendo personas que se comprometen a mantenerla”, explicó Ruiz.

La Orden ha evolucionado desde “el regateo y compra de los cristianos que estaban en poder de los musulmanes” para que no perdieran la fe cristiana hasta la actual pastoral penitenciaria y labores en favor de la infancia y juventud en riesgo de exclusión en Latinoamérica, así como la promoción de la mujer y la dignidad humana en todas sus parroquias, comentó el fraile superior.

Y es que “hemos descubierto que este amor redentor tiene que trabajar en toda las dimensiones de la persona y de la sociedad”, apostilló. 

Los cuatro frailes se dedican al acompañamiento pastoral de ocho parroquias, atienden el santuario y la hospedería, con comedor y decenas de habitaciones que dan servicio a religiosos, colonias, turistas o a quienes buscan la tranquilidad necesaria para preparar exámenes.

“En el rato libre procuramos realizar el mantenimiento y limpieza” de monasterio y el cuidado de los olivos, almendros y huerto”, dijo el fraile. 

La hermandad mantiene los cuatro votos de “pobreza,  castidad, obediencia y redención” que, en los orígenes, obligaba a los monjes a “quedar incluso como rehenes en lugar de aquellos que estuvieran en peligro de perder la fe”.