No sé si ha sido el hecho de permanecer más tiempo de lo normal encerrados en casa, sin tener la cabeza ocupada diariamente por los entrenamientos, la competición, viajes, prensa, presión y muchas otras cosas que llenan la vida de los deportistas de élite, pero en estas últimas semanas muchos de ellos se han dado a conocer por sus opiniones políticas más que por sus propios méritos deportivos.
También es verdad que parece que tenemos una sociedad mucho más polarizada, parece que si no piensas como “unos”, directamente pasas a formar parte del bando de los ”otros”, como si no existiera un término medio, un punto de encuentro o hasta cosas aprovechables en uno y otro lado.
Además las redes sociales hoy en día, para bien y para mal, exponen a cualquiera antes millones de personas en cuestión de segundos, y más aún a deportistas famosos con miles y miles de seguidores.
El caso es que con estos ingredientes tenemos un cócktel que ha servido para que muchos deportistas se posicionen políticamente, la mayoría de veces en redes sociales, y automáticamente tengan seguidores en su bando y detractores enfrente por números iguales.
No es que esté en contra de las opiniones personales de cada cual, pero creo que alguien famoso por lo menos debería tener cierto cuidado con estas cosas, en primer lugar por él mismo, ya que le puede acarrear problemas con su propio club, sus sponsor, y sus seguidores, que al final son todos los que le pagan, y además sabemos que ciertos personajes públicos crean tendencias, sólo por el mero hecho de imitarles, y eso puede ser peligroso.
Oí responder recientemente al entrenador del Liverpool, al ser preguntado acerca del coronavirus, que su opinión no era importante sólo por el hecho de ser una persona famosa e influyente, y que además no tenía ni idea de ese tema, por lo que era mejor no opinar. Coherencia en estado puro, claro que a él no le hace falta declaraciones polémicas para ser centro de atención, su buen trabajo es suficiente, el caminar sobre terrenos pantanosos lo deja para otros.