

El Hermitage tiene capacidad para unos 70 gatos. Beatriz Escalera
Por Iovanka de Leonardo (Amigo Mío)
Esta es una historia que se remonta a la Rusia de los zares, cuando el Zar Pedro I el Grande, a principios del siglo XVIII, trajo hasta su palacio de invierno en San Peterburgo un gato macho que le regalaron en Holanda. Después su hija, la emperatriz Isabel, llevó hasta el palacio varios gatos escogidos por su tamaño y su instinto cazador. En el año 1764 la emperatriz Catalina la Grande transformó el palacio de invierno en un museo y dio la orden de llevar hasta él gatos cazadores para proteger las obras que albergaba, otorgando a estos peludos el estatus de “custodios”.