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Allucant, el albergue que nació al calor del turismo ornitológico Allucant, el albergue que nació al calor del turismo ornitológico
Niños fabricando casas de pájaros en el Albergue Allucant. Archivo

Allucant, el albergue que nació al calor del turismo ornitológico

Actualmente hay más hosteleros que apuestan por la segmentación turística
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Cruz Aguilar

La temporada alta en la zona del Jiloca y Gallocanta son los meses de otoño e invierno porque en ellos reciben a las grullas, unas aves migratorias capaces de convertir lo que para la mayor parte de los hosteleros de Teruel –salvo los cercanos a la estaciones de esquí– son los peores meses en aquellos en los que llenan incluso entre semana. 

Uno de los hosteleros más veteranos del turismo ornitológico en Aragón es Javier Mañas, que gestiona el albergue Allucant, en Gallocanta (Zaragoza). “Lo monté porque trabajé de guía en el centro de Interpretación de Bello y vi que había turistas de este tipo, pero no establecimientos en los que se sintieran cómodos, pensados para ellos”, explica. De eso ya hace 26 años y asegura que no han sido sencillo atraer clientela, porque la mayor parte de los visitantes quieren ver por sus prismáticos a las enigmáticas grullas, “pero ni siquiera saben que ahora mismo hay cuatro tipos de gorriones en Gallocanta”. 

A la caza del turista

El resto del año buscan clientes entre turistas generalistas y ornitológicos, aunque Mañas apunta que los tienen que traer del extranjero. También intentan organizar jornadas y cursos vinculados a la ornitología fuera de temporada para que los aficionados y los que no lo son vean que en Gallocanta quedan aves interesantes aunque se hayan ido las grullas. De vez en cuanto, por la laguna sobrevuela algún “mirlo blanco” que se ha cruzado media España “porque ha visto por las redes sociales que en ese momento hay una especie concreta que tenía muchas ganas de ver al natural”, relata Mañas.

Mientras está relatando todo esto corta la conversación para explicar a unos turistas que no se pueden meter por ahí, que hay que respetar los itinerarios para garantizar la tranquilidad de las aves. Esa es otra de las ventajas que tiene el turismo ornitológico frente al resto y es que son muy respetuosos con el medio ambiente: “Para ellos es fundamental la conservación, si no conservamos no hay aves”, apostilla Mañas.

Javier Moragrega, gerente de La Fábrica de Solfa, en Beceite, se acaba de asociar a Apatoe, la Asociación de empresarios de Ecoturismo y Turismo ornitológico de Aragón porque considera que la segmentación del producto es fundamental para atraer gente y sobre todo para romper la estacionalidad, que es uno de los principales problemas de Teruel.

Aunque todavía está empezando, indica que los establecimientos deben adaptarse al tipo de clientes que reciben y que los que acuden a ver pájaros demandan los desayunos muy pronto y termos para llevarse bebidas calientes. “Al final te tienes que acostumbrar a unas pautas, pero la segmentación es fundamental, habría que hacerlo con todo porque vas a ferias especializadas y es la forma de trabajar todo el año”, comenta Moragrega. 

El proyecto Birding Aragón busca a su vez mostrar estas opciones que ofrece el territorio a los hosteleros menos familiarizados con el tema y ofrecer formación específica a aquellos que ya tienen algunas  tablas.