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Antiguos alumnos de la escuela del pasado dan lecciones a los futuros maestros Antiguos alumnos de la escuela del pasado dan lecciones a los futuros maestros
Algunos de los alumnos del grado de Magisterio, durante su visita a la escuela de La Cañada de Benatanduz

Antiguos alumnos de la escuela del pasado dan lecciones a los futuros maestros

Visita guiada a los colegios de la comarca ya cerrados y convertidos en museos pedagógicos
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Cruz Aguilar
La escuela del pasado poco tiene que ver con la de hoy y, si era un aula rural, pequeña, con un solo maestro, en ocasiones sin titulación y siempre con pocos recursos, aún está más alejada de la realidad actual. La formación que ahora reciben los estudiantes del grado de Magisterio apenas atiende al medio rural, sin embargo, es en pequeños pueblos donde están los primeros destinos de prácticamente todos los recién titulados. Por eso, las profesoras de Didáctica General y Currículum del Grado de Magisterio de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel organizan cada año una visita al Museo de las Escuelas del Maestrazgo y conciertan recorridos con guías de excepción: los alumnos que las ocuparon.

La visita llevada a cabo el pasado martes forma parte de un proyecto de innovación social y cuenta con una ayuda de la Fundación Universitaria Antonio Gargallo, a través del proyecto de investigación que se ha denominado Una mirada a la educación del pasado, jornada de visita a las antiguas escuelas del Maestrazgo.

En total tomaron parte 120 alumnos de primer curso del Grado de Magisterio a los que se sumaron los tres becados del proyecto Generación Docente que concede la Fundación Princesa de Girona.

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Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue el recorrido por la antigua escuela de La Cañada de Benatanduz, ahora convertida en museo porque el último niño que nació en el pueblo, Ángel López Buj, que ahora tiene 24 años, se formó ya en Cantavieja. También estaban Doroteo Cervera y Wenceslao Gargallo, quienes volvieron a ocupar los antiguos pupitres en los que les enseñaron a sumar y a restar, pero también a compartir, porque en la escuela no solo se aprenden matemáticas o ciencias naturales, y eso es lo que hicieron con los futuros maestros que ahora se forman en Teruel.

“Pudieron conversar con ellos, les hicieron de guías y les contaron su experiencia escolar. Fue lo que más les gustó de la jornada”, comentó Estefanía Monforte, que es la profesora y coordinadora de la actividad junto con  Eva María Jiménez y Lourdes Alcalá.

Por la mañana habían visitado  la escuela de San Juan del Barranco, donde estudiaron los masoveros de la zona. “Era unitaria y mixta, situada en plena naturaleza y con mucha flexibilidad de las actividades y menos control del estado”, relató Monforte, quien añadió que también se caracterizaban por la inestabilidad del profesorado. En esa escuela hubo una “encargada de escuela” que era una alumna que ya había terminado sus estudios y acudía a dar clase a sus convecinos hasta que la plaza del profesor se cubriera de nuevo. “Iban a lo mejor algo menos a clase durante la posguerra que los niños de los pueblos, pero los masoveros sí tenían interés en la educación porque la veían como una herramienta para avanzar y salir de ahí”, concretó la docente.
En Cantavieja los alumnos recibieron una charla sobre educación de adultos que impartió Raúl Sirvent, maestro del CPEPA Hermanas Catalaán de Ocón de Iglesuela del Cid. Se trata de una enseñanza muy diferente a las que se ofrece en los colegios de Infantil y Primaria y, a la vez, muy desconocida.

Durante la jornada también estuvieron con la técnica de Patrimonio de la Comarca del Maestrazgo, Sonia Sánchez, quien les dio una conferencia sobre la musicología desde el territorio y les explicó el proyecto de las escuelas antiguas. Hizo hincapié en la importancia que tiene los maestros a la hora de salvaguardar documentos y mobiliario antiguo.