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Camañas estrena su escuela infantil con la esperanza de un futuro prometedor Camañas estrena su escuela infantil con la esperanza de un futuro prometedor
Las tres niñas que acudieron ayer a la escuela infantil de Camañas en el primer turno –están en periodo de adaptación– junto a la maestra (dcha.) y a dos madres

Camañas estrena su escuela infantil con la esperanza de un futuro prometedor

Hay cinco niños ya matriculados y varias parejas van a tener a sus bebés en próximas fechas
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Cruz Aguilar

Thiago estaba listo para ir a la escuela infantil el jueves, en su segundo día de clase, pero su hermanita decidió que era buen momento para nacer; su madre, Muriel, se puso de parto y los planes familiares cambiaron. Es uno de los cinco niños que acuden a la escuela infantil de Camañas, que  es la primera que hay en la zona del Altiplano y que inició su andadura el pasado 14 de octubre. La hermanita de Thiago no será la única nueva alumna en el curso que viene, ya que hay varias parejas que esperan a sus bebés para próximas fechas y, con todos ellos, el servicio está garantizado para, al menos, 3 años.

 La alcaldesa de Camañas, Sara Ros, considera que la conciliación es uno de los principales problemas a los que se enfrentan las mujeres que quieren desenvolverse personal y profesionalmente en el medio rural. En este sentido,  indica que la puesta en marcha de este servicio puede ser importante para fijar población. Pone el foco en que en los pueblos se suele tirar de los abuelos para el cuidado de los hijos, pero hay muchas parejas que no tienen esa red familiar porque son nuevos pobladores.  

Cambio de vida

Es el caso de Rosa María Abad, madre de Alma, de casi 8 meses y alumna de la escuela infantil, y Hugo, que tiene 5 años. Llegaron hace un año a la localidad procedentes de La Vall duixó porque les surgió una oportunidad de trabajo en Santa Eulalia y deseaban cambiar de vida: “Mi marido pasaba dos meses en casa y dos en el extranjero y Camañas nos gustaba, veníamos desde hace 5 años para las fiestas y por eso nos hemos quedado a vivir aquí”, comenta la joven. De momento están encantados con su nuevo día a día, sobre todo su hijo mayor, que parece que lleve toda su vida en el pueblo de bien integrado que está.  

Ni siquiera han tenido problemas para encontrar una casa de alquiler, una suerte que no ha tenido Sierra Guillén, que es la maestra de la escuela infantil y que vivirá en Argente por la falta de vivienda para arrendar en Camañas. La joven tiene experiencia con niños de Infantil, ya que lleva tres años trabajando con ellos. Con lo que no tiene tantas tablas es con el frío, porque el que hace en el Altiplano no tiene nada que ver con el de la zona de Híjar, localidad donde residió el pasado año. “Hoy he tenido que rascar la luna del coche, solo lo había hecho otra vez en mi vida”, relataba.

La guardería se ubica en el centro social de la localidad, situado en la plaza del Ayuntamiento. El espacio ha sido reformado para poder albergar este servicio y el resto de actividades que allí se realizaban se reubicarán en otros espacios cuando se retomen, ya que la mayor parte de ellas quedaron en suspenso por el Covid-19.

El Ayuntamiento ha destinado 5.100 euros al acondicionamiento de este local, que está provisto con un baño adaptado, una pequeña cocina para calentar los alimentos infantiles y dos amplias aulas para los niños. Sara Ros especifica que las obras han consistido en la construcción del baño adecuado a la etapa infantil, el acondicionamiento de la cocina y el recubrimiento de los radiadores, ya que el centro social ya estaba adaptado. 

Los cinco niños pertenecen al mismo grupo burbuja porque, como relatan las madres, además de estar juntos en la guardería también juegan todos por la tarde.  Se trata de niños menores de 3 años que no usan mascarilla. 

En el centro educativo se cumple a rajatabla el protocolo para prevenir contagios y los niños se cambian de zapatos para evitar entrar con los de la calle. Además, al llegar a la escuela infantil se lavan las manos y vuelven a hacerlo antes de salir.

“También hemos colocado las sillas con distancia, de forma que no intercambien alimentos durante la hora del almuerzo”, especificó la profesora, que sí lleva en todo momento la mascarilla. Los juguetes se desinfectan cada día y en el baño no hay toallas, sino papel desechable.

De todas formas, Sierra Guillén matiza que se trata de un grupo reducido de niños en el que la atención es personalizada. A la entrada y salida del aula padres y profesora intercambian explicaciones sobre cómo ha pasado la noche el niño y también de cómo se ha desarrollado la jornada escolar.