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Día del Orgullo Rural: la vida en los pueblos está cada vez más valorada y la tecnología y la agricultura son filones de futuro Día del Orgullo Rural: la vida en los pueblos está cada vez más valorada y la tecnología y la agricultura son filones de futuro
Asistentes a la jornada del Día del Orgullo Rural en Cuencabuena lucían camisetas alusivas al día en cuestión

Día del Orgullo Rural: la vida en los pueblos está cada vez más valorada y la tecnología y la agricultura son filones de futuro

600 personas acuden a Cuencabuena para participar y debatir en la segunda edición de una iniciativa en la que se analiza la situación
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Cruz Aguilar

Los pueblos se tienen en cuenta, y cada vez más, como lugares idóneos para vivir por sus valores naturales y sociales y tanto las nuevas tecnologías ­–a través del teletrabajo–, como la agricultura, son dos importantes filones sobre los que trazar el futuro. Estas ideas, así como la de tener en cuenta a las nuevas realidades del rural e involucrar más a esos pobladores que pasan la semana a caballo entre el pueblo y la ciudad, fueron algunas de las que se abordaron en la mesa redonda que tuvo lugar estes sábado en Cuencabuena, donde se celebró la III edición del Día del Orgullo Rural.

La imagen del rural está cambiando, pero los expertos advierten que para tener una perspectiva de futuro positiva hay que ir más allá de las cifras y no fijarse como objetivo recuperar la población que tuvieron antes del gran éxodo rural de las décadas de 1960 y 1970, porque esa meta es inalcanzable.

Precisamente en ese interés por eliminar estereotipos vinculados a los pueblos y de “lavar la imagen creada desde la negatividad” pivotó el manifiesto, redactado por el Movimiento del día universal del orgullo rural,  que se leyó durante la jornada de Cuencabuena. Los organizadores dejaron claro que lo que se busca en esta celebración, que ya lleva tres ediciones itinerario por localidades del Jiloca, es “mostrar actividad, vitalidad, diversidad y alegría”, pero también contagiarle el orgullo “al que lo tiene herido” y “dar mucha envidia”.

El manifiesto hizo hincapié en otra idea que también salió a relucir en los foros de debate y es “que las manos que trabajan la tierra vuelvan a ser importantes y que el conocimiento a base de vivir cada estación sobre el terreno e interactuar con la naturaleza vuelva a ser cultura”.

Vida rural

De ese peso de la agricultura en la vida rural habló el subdirector general de Planificación de Políticas Agrarias en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Ignacio Atance, quien desgranó la evolución del sector a lo largo del tiempo. Aseguró que en la década de los 90 era “ese sector que nos teníamos que quitar” porque se vinculaba a los países en vías de desarrollo. Sin embargo, la crisis de los años 2007-08 modificó la perspectiva puesto que dejó patente que no es factible depender al 100% de la producción exterior.

Esta nueva visión se ha materializado, dijo Atance a modo de ejemplo, en las secciones específicas para el sector agrario que han abierto las entidades bancarias o las facilidades para acceder a créditos que ofrecen porque es un sector que inspira seguridad. Sin embargo, el futuro de la agricultura pasa, según el subdirector de Planificación de Políticas Agrarias, por la innovación, la aplicación de nuevas tecnologías y la formación de los jóvenes agricultores. Las previsiones son halagüeñas, vaticinó, porque, “buena parte de nuestro medio rural se dedica a la agricultura” y es un sector estratégico por el que “España va a apostar”.  Atance argumentó que España es el segundo país de la UE que menos dinero recibe en proporción para desarrollo rural, para destacar a continuación las numerosas oportunidades que tiene la agricultura, algunas de ellas vinculadas a la escasez de proteína vegetal que hay en Europa.
 

Mesa redonda de emprendedoras hablando de sus experiencias en el mundo rural


El catedrático de Investigación y Comercialización de Mercados en la Universidad Pública de Navarra, José Javier Cebollada, natural de Cuencabuena, fue el encargado de moderar la mesa y realizó una introducción a la charla ofreciendo algunas pinceladas sobre la comarca del Jiloca. Entre los aspectos que destacó está la baja densidad, 6,4 habitantes por kilómetro cuadrado, y el envejecimiento de la población, superior a media turolense.

Sector agrario

Subrayó la importancia que tiene el sector agrario en el Jiloca, con un 21% del total de personas empleadas, y la generación del 18% del valor añadido bruto en 2021. Se trata de una actividad por debajo de los servicios privados y los servicios públicos, que acaparan el 34% y el 20,9%, respectivamente, pero muy por encima de la medida de Teruel, que está en el 7% pese a ser una provincia eminentemente agraria.

El director de la Cátedra de la Diputación Provincial de Zaragoza sobre Despoblación y Creatividad, Vicente Pinilla, expuso durante el debate la necesidad de evitar metas imposibles en materia de demografía y apostar por lo que realmente interesa. Cuestionó la visión dramática que se ha extendido en los últimos años en torno a la despoblación para añadir que ahora hay más calidad de vida en los pueblos de la que ha habido nunca. El experto abogó por organizar los servicios públicos y poner en valor el capital social, “un tema intangible pero fundamental”. A su juicio, hay que ir más allá de las cifras demográficas para “llegar al nivel de las ilusiones”, dijo.  En este sentido también se pronunció Atance al señalar que “cuando los números son tan bajos, no hacen falta grandes movimientos de población para cambiar las dinámicas”.

La experta en desarrollo territorial y técnica del grupo de acción local Adri Jiloca Gallocanta, Silvia Benedí, planteó en este sentido que el rural está en un punto de inflexión y existen muchos elementos para la esperanza porque, a su juicio, “la tecnología abre muchas puertas” y hay mucha gente que “se ha criado fuera de los pueblos” porque sus padres emigraron, pero ahora están en esa fase de retorno.

El tema del teletrabajo es un aspecto muy importante para asentar a las personas que ya están vinculadas con el medio rural o, al menos, favorecer que su presencia vaya más allá de los fines de semana. En este sentido, Vicente Pinilla abogó por cambiar el concepto de lugar de residencia: “Antes vivir en un sitio era estar allí permanentemente, ahora es habitual que una persona, a través del teletrabajo, combine unos días de la semana en un sitio y el resto en otro”, dijo.

El día a día

Tras el turno los ponentes se abrieron los micrófonos al público y  un vecino de Torralba de los Sisones puso sobre la mesa algunos de los problemas que se encuentra la gente que vive en los pueblos en su día a día. Enumeró desde los farragosos trámites burocráticos a los que se enfrenta un agricultor ­–cuyo principal objetivo debería ser labrar y no rellenar formularios– a la falta de médicos, curas, profesionales de diversos oficios y viviendas que pudieran albergar a las personas interesadas en mudarse desde las ciudades.

Precisamente la vivienda fue otro de los temas que salió a relucir de forma reiterada durante toda la jornada. Se puso de manifiesto que pese a los numerosos inmuebles vacíos, no hay disponibilidad de ellos por el apego sentimental.  En la mesa redonda de la tarde, Cecilia Falo , explicó el proyecto Re-viviendo,  que ha puesto en marcha junto a su socio Pablo Furgiuele, para conectar a las personas que buscan casa en los pueblos y a los que las tienen para buscar fórmulas, diferentes a la compraventa, que permitan abrir el mercado inmobiliario en el rural. “Ofrecemos fórmulas jurídicas diferentes a la compra o el alquiler y que se ajustan a las necesidades de propietarios e interesados en utilizar esas casas”, relató Falo, quien añadió que “está claro” que los mecanismos tradicionales no funcionan en los pueblos.

En ese debate intervinieron otras emprendedoras como Marta Martín, de Entrecabritos, Marta Blanco, promotora del Festival de Arte Ababol; Lucía López Marco, creadora de Mallata.com, Marta Gimeno, coordinadora de las Mujeres Artistas Rurales y la periodista Raquel Fuertes, que fue la moderadora.

Asistentes

En Cuencabuena se congregaron a lo largo de toda la jornada más de 600 personas procedentes de diversos lugares con un mismo interés, reivindicar su vinculación a uno o varios pueblos. La jornada de este año combinó una parte más lúdica con otra de análisis de la situación en los pueblos en un evento que se celebra cada año en torno al 16 de noviembre, Día Internacional del Orgullo Rural. La primera edición tuvo lugar en Fuentes Claras en 2019 y el año pasado se retomó la fiesta en Báguena. Ayer la celebración fue en Cuencabuena y durante la tarde anunciaron que la próxima, que será ya la cuarta, tendrá lugar en Odón en 2024.

Ricardo Rubio, presidente de la Asociación Santa Sofía de Cuenca Buena, que es la que llevó el peso de la organización del evento de ayer, se mostró contento por la buena acogida de la convocatoria y precisó que hasta esta pedanía calamochina se desplazaron ayer en torno a 600 personas de todas las edades y diferentes puntos de la comarca. El responsable destacó el carácter reivindicativo del Día del Orgullo Rural y señaló que los debates se combinan con otras actividades que atraen al público más variado, como las exposiciones artísticas de Beatriz Bertolín, Jesus Guallar, José Azul y Javier Santos.
 

La iglesia de Cuencabuena estuvo llena durante los debates que se realizaron en su interior


La jornada sirvió para presentar el documental Vivencias, realizado por el productor audiovisual Sergio Montes, vinculado a la localidad. El trabajo es una memoria audiovisual de los habitantes de Cuencabuena, que narran sus viviendas en diferentes épocas. Uno de los capítulos está dedicado a los tiempos pasados, otro a los forasteros que se han sumado al pueblo a través de sus cónyuges y hay uno específico sobre lo que supuso el cierre del colegio, que marcó en el año 1975 el éxodo de muchas familias con niños hacia otros lugares. El último capítulo está destinado a analizar el presente y el futuro que, como planteó montes, es esperanzador puesto que la tendencia ha cambiado y mientras “la gente antes salía del pueblo, ahora vuelve huyendo precisamente de todo lo que buscaron sus antepasados. Se cierra el círculo”, sentenció.

El valor de lo pequeño

Los macroproyectos industriales y energéticos son uno de los temas candentes del medio rural, como ayer quedó patente en Cuencabuena, puesto que aunque hay quien los ve como una oportunidad, tienen también muchos detractores.

En el debate, Silvia Benedí, que aunque trabaja para el grupo de acción local Adri Jiloca Gallocanta aclaró que en ese punto hablaba a título personal, aseguró que el valor que tiene para ella vivir en su pueblo es principalmente “ecológico” y por eso los grandes macroproyectos industriales, ganaderos o de energías renovables pueden generar cosas negativas porque, dijo, “el valor de los pueblos, de lo rural, está en lo pequeño”. Planteó que hay pueblos cercanos que han recibido mucho dinero a través de los renovables, como Monforte de Moyuela, pero luego las inversiones no cuajan o no hay gente que las utilice. Sí valoró los proyectos que han nacido desde abajo, como la comunidad energética de Luco. “No creo que la solución sea una fábrica que dé trabajo 1.600 personas porque para empezar no tenemos dónde meter a todas esas personas”, aseguró con respecto al matadero proyectado en Calamocha.

El director de la Cátedra de la Diputación de Zaragoza sobre Despoblación y Creatividad, Vicente Pinilla, indicó que el medio rural ofrece aspectos diferentes vinculados a la naturaleza y a la socialización y consideró que el modelo de la masificación “no es el más adecuado”.

“Con el tema de las eólicas se ha hecho muy mal por la urgencia, se ha apostado por grandes instalaciones mientras que las pequeñas no se han impulsado”, dijo Pinilla, quien lamentó los problemas burocráticos que están teniendo en algunas comunidades energéticas locales.

Dicotomía

Puso sobre la mesa la dicotomía que supone por un lado la premura en sacar adelante las grandes inversiones y, por otro, poner cortapisas a esos pequeños proyectos que podrían servir de ejemplo de sostenibilidad. “No digo que no haya que hacer estas grandes instalaciones, porque el proceso de descarbonización está ahí, pero habría que impulsar también estos otros proyectos”, concretó, para añadir que esta situación recuerda a cuando en los años 20 del pasado siglo se proyectaron los pantanos para abastecer energéticamente a las ciudades y las personas que vivían en esas zonas rurales tuvieron que abandonarlas.

Desde el público también hubo voces críticas con la implantación de las renovables, concretamente una vecina de Cutanda lamentó no sólo el escaso beneficio que generan las renovables en los pueblos donde se implantan frente al que le reportan a las promotoras, sino el hecho de que se esté reconociendo que se han hecho las cosas mal pero no se tomen medidas para remendarlas de cara al futuro.

El subdirector general de Planificación de Políticas Agrarias en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Ignacio Atance, matizó que la demanda para actividades energéticas es una nueva competencia para el suelo rural aunque concretó que, “con buena planificación, el porcentaje dedicado a las placas para cumplir los requisitos de generación energética sería mínimo”.

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