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El cementerio de Albarracín podría albergar más de siete fosas de fusilados durante la guerra civil El cementerio de Albarracín podría albergar más de siete fosas de fusilados durante la guerra civil
El arqueólogo Miguel Mezquida, explicando los detalles de la fosa. Bykofoto

El cementerio de Albarracín podría albergar más de siete fosas de fusilados durante la guerra civil

La exhumación de los primeros restos y la investigación en torno a ellos abre las puertas a nuevas excavaciones para hallar más cuerpos de represaliados
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Cruz Aguilar

El cementerio de Albarracín podría ocultar más de siete enterramientos de la guerra civil ya que a las tres que había documentadas ­en el Mapa de Fosas de Aragón –una de ellas excavada­– se han sumado otras cuatro, pero el número podría ampliarse. Todo ello se desprende de las investigaciones realizadas en el marco de la exhumación de los diez cadáveres del pasado mes de diciembre. Las primeras conclusiones fueron presentadas por los arqueólogos Miguel Mezquida y Álex Calpe durante la visita al enterramiento y el homenaje a los diez fusilados republicanos, acto que se enmarca en las XVII Jornadas sobre Memoria Histórica organizadas por la Asociación Pozos de Caudé.

Mezquida explicó que el proyecto de Albarracín se inició para buscar los restos del médico de Monreal del Campo Mariano Perea, pero las primeras investigaciones desvelaron no se trataba de una fosa individual, sino que había en ella más cuerpos, hasta un total de diez. El número no coincide con los siete que aparecen en la placa y que hacen referencia a represaliados de Albarracín, aunque esto es algo habitual a lo que se enfrentan los investigadores debido a que, como explicó el experto, las placas se colocaron ya durante la transición y el recuerdo de los familiares a veces está distorsionado y no coincide con el lugar exacto donde se ubicaba o incluso corresponde a otra fosa.

Los arqueólogos forman parte de la Asociación Arqueoantro, especializada en la exhumación de restos de la guerra civil y colaboran de forma habitual con la Asociación Pozos de Caudé, con quien han exhumado restos en varios pueblos de la provincia.

Fusiladas tras la Torre Blanca

Muy próxima a esa fosa hay otra que será la siguiente que se excave y en la que está previsto localizar a las doce mujeres de Cella que fueron fusiladas en el 36 en la parte de atrás de la Torre Blanca, según el testimonio oral que ha llegado hasta nuestros días.

Sobre ella también hay una placa con sus nombres, aunque la previsión es que aparezca un cuerpo más, que sería el número 13 y correspondería al marido de una de ellas. La fosa desenterrada en diciembre sigue abierta para facilitar los trabajos de excavación de la de las mujeres de Cella.

A pocos metros hay varias lápidas e incluso un busto en homenaje a varios soldados franquistas que fueron heridos en el campo de batalla y atendidos en el hospital de sangre de Albarracín, donde fallecieron. Esa es otra de las sacas que quieren socavar y los arqueólogos confían en que los restos aparezcan con botellas de cristal en cuyo interior tengan un papel con su nombre y apellidos, una práctica habitual durante la guerra civil y que algunos testimonios orales recabados en Albarracín vinculan a estos enterramientos.

La fosa se localiza a los pies de la Torre Blanca. Bykofoto / Antonio García

A todas estos enterramientos se podrían sumar otros más ya que por la documentación que han aportado las familias de las víctimas “se sabe que hubo cuatro o cinco días de fusilamiento” entre los meses de agosto y septiembre de 1936.

La fosa excavada el pasado  diciembre podría albergar el cadáver del médico que originó la investigación porque uno de los cuerpos tenía dientes de oro y llevaba zapatos: “Aquí en Albarracín eran todos agricultores y llevaban albarcas, nadie tenía zapatos”, relataba Carlos Sáez Pérez, cuyo abuelo, Eugenio Sáez, también fue fusilado y enterrado en una de las fosas del cementerio de Albarracín. Eugenio Sáez “era agricultor, de izquierdas, pero agricultor”, recordaban sus nietos, y fue detenido “mientras segaba unas parcelas” en la zona de los pajares. Tenía 33 años, cuatro hijos y su mujer estaba embarazada del quinto.

Su nieto no sabe la fecha exacta en la que lo mataron porque estuvo varios días en la cárcel. Ahora confía en recuperar los restos de su abuelo, aunque indica que al menos sabían dónde estaba enterrado “y no estaba por ahí tirado en cualquier cuneta”.

Los resultados de las pruebas de ADN que permitirán saber si la fosa exhumada corresponde con los fusilados de Albarracín todavía no se conocen porque hay un gran retraso en los laboratorios debido a que, como informaron, durante la pandemia atendieron otras cuestiones.

Exhibición de las víctimas

También hablaron de la existencia de otra fosa, que podría ser la que ya está excavada, los restos lo confirmarán, que alberga los cuerpos de los fusilados en la zona del Tocón, en la carretera que va a Gea. Se sabe que de allí trajeron los cadáveres de republicanos porque obligaron a dos vecinos de Albarracín “a punta de pistola” a ir con sus carros a recogerlos y llevarlos al cementerio, exhibiéndolos por el centro de la población, relataron.

El camposanto de Albarracín fue remodelado en 1942 por lo que las fosas no coincidirán con las calles que hay trazadas actualmente. El enterramiento cuyos restos han sido exhumados se ubicaba en la zona civil del recinto, que después fue ampliado.

Aunque hay diez cuerpos que ya están en los almacenes de la Universidad Complutense de Madrid a la espera de la identificación que permita darles un enterramiento digno, las incógnitas sobre las fosas de Albarracín son muchas. Se calcula que hay 42 personas, pero Calpe recalca que no existen actas de defunción puesto que fueron asesinados durante la represión en caliente,  en los meses de agosto y septiembre del 36, recién iniciada la guerra, por lo que el número podría variar. “No sabemos si hay distintos días de fusilamiento y tampoco si comparten fosa entre ellos o no”, manifestó el arqueólogo.

El presidente de la Asociación Pozos de Caudé, Paco Sánchez, indicó que tienen el compromiso por parte del Gobierno de Aragón para continuar la excavación de Albarracín y también confían en realizar la exhumación de los restos localizados el pasado año en Bronchales, donde previsiblemente hay tres cadáveres. Otra de las tareas pendientes es localizar la fosa que hay en la carretera de Gea y ya tienen todos los permisos para realizar trabajos de detección de la misma. La dificultad radica en que los caminos de la época de la guerra civil eran más estrechos que las carreteras actuales y los restos se arrojaron a una cuneta, por lo que es muy posible que estén bajo el trazado de la vía actual. En esa fosa están doce personas de Cella fusiladas y Paco Sánchez aseguró que no descansará hasta que se entierren “en el cementerio de su pueblo, que es donde deben estar”.

La visita al camposanto de Albarracín se completó con una charla en el salón de actos del Ayuntamiento en la que Álex Calpe mostró, a través de fotografías, cómo fue el proceso de localización de los siete cuerpos enterrados en la fosa.  Les ofreció explicaciones técnicas sobre cómo se desarrolló la excavación y la exhumación de los restos.

Paco Sánchez explicó que desde la Asociación Pozos de Caudé han intentado este año descentralizar las jornadas y desplazarse a otros pueblos, aprovechando además la reciente exhumación llevada a cabo en Albarracín.

En la visita tomaron parte numerosos vecinos de Albarracín y de otras localidades turolenses, entre ellos Guzmán Palomar y Pilar Borgoñón, que aspiran a localizar los restos de sus abuelos, Bruno Palomar y Felisa Lanzuela, que fueron fusilados el 5 y el 6 de septiembre de 1936, respectivamente.

Este lunes, 1 de mayo, tiene lugar el día central de las Jornadas de la Memoria Histórica, con la tradicional concentración en los Pozos de Caudé, a partir de las 11.30 horas, en el enclave situado en la carretera de Zaragoza. Durante toda la mañana se realizan diversos actos, comenzando con la colocación de azulejos en homenaje a los 8 de Gúdar, a través de una serie de textos sobre la historia de estos represaliados que leerá Alba Boix. Se realiza una ofrenda floral y cuatro cantadores ofrecerán una breve actuación jotera, con los Rondadores del Jiloca.

La declaración de Lugar de Memoria por parte de la directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, y el canto de La Internacional Socialista en homenaje a los defensores de las libertades democráticas españolas de 1936 pondrá fin a las jornadas de Memoria Histórica, antes de que los asistentes finalicen el día con una comida en el restaurante del Centro de Día de Cella.

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