El secretario municipal Pepe Rallego recibe el premio Peirón del Altiplano
Más de 380 personas se citan en la Fiesta de la Mancomunidad
Alpeñés acogió el pasado fin de semana la fiesta anual de la Mancomunidad del Altiplano en la que participaron más de 380 personas de los doce municipios que componen esta sociedad de ayuntamientos y en la que se entregó el premio Peirón a Pepe Rallego, secretario de los ayuntamientos de Alpeñés, Pancrudo, Rillo y Fuentes Calientes.
Después de que la llegada de las comarcas a la administración dejase sin contenido a estas instituciones, en el Altiplano de Teruel se ha apostado por mantener los vínculos entre los doce municipios que la componían con una fiesta anual que se celebra de forma rotatoria en una localidad distinta cada año.
Este sábado la cita tuvo lugar en Alpeñés, donde la mañana arrancó con la tradicional misa baturra. Después, mientras los más pequeños se entretenían con las actividades de animación infantil, se entregó el premio Peirón, que en esta ocasión fue a parar a manos de Pepe Rallego en reconocimiento a su carrera de más de un cuarto de siglo en los cuatro consistorios de la zona del Altiplano turolense.
“Cada año se entrega a una persona o entidad”, explicó Francisco Javier Lahoz, alcalde de Perales del Alfambra y presidente de la Mancomunidad del Altiplano, que recordó que, no obstante, el año pasado se entregaron tres premios en lugar de uno por tratarse de las distinciones correspondientes a 2020 y 2021, cuando el covid no permitió que se celebrará esta jornada de fiesta.
Dudas
“Después de las dudas del año pasado, este año la fiesta ha sido en Alpeñés”, explicó Lahoz, que recordó que “cada año se hace en un pueblo distinto”. El año pasado se celebró en Fuentes Calientes y en 2024 la fiesta se desplazará hasta Perales del Alfambra.
A la comida que se ofreció tras la ceremonia se habían apuntado más de 380 personas de toda la zona. Una cifra que, aunque no alcanzó los más de 400 comensales que se registraron en 2019 antes de la pandemia, sí que sirve para reanimar la celebración después del fin de las restricciones sanitarias.
La comida de hermandad arrancó a las 15:00 horas en una carpa instalada para dar cabida a todos los comensales. “Montamos una carpa porque un pueblo como Alpeñés no tiene infraestructura para acoger a tanta gente”, dijo Lahoz.
las actividades continuaron en la sobremesa con tertulias y partidas de guiñote y nuevas actividades infantiles. Por la tarde tuvo lugar el concierto de la Orquesta Palancia y, tras la cena de bocadillo, sonó discomóvil.
