

Araceli Pereda Alonso, presidenta de Hispania Nostra: “El turismo es bienvenido, pero no debe ser la razón del patrimonio ni una carga para los vecinos”
“Albarracín se ha desarrollado y ha mejorado la vida de sus ciudadanos con una buena gestión de su patrimonio, pero sin perder su identidad”Araceli Pereda Alonso es, desde el año 2012, la presidenta de Hispania Nostra, una asociación cuyo objetivo es la defensa, salvaguarda y puesta en valor del patrimonio cultural y natural español. La responsable estuvo hace unos días en Albarracín, donde se celebraron las Jornadas Juveniles de Patrimonio, en las que participaron un total de 60 personas de casi una veintena de países y sirvió para analizar el estado de la cuestión y destacar la importancia del relevo generacional y la implicación de los jóvenes en los diferentes sectores vinculados al patrimonio.
-Araceli, en su intervención en Albarracín lanzó una idea sobre la que a veces no pensamos y es cómo puede cambiar a lo largo del tiempo y de las culturas el concepto de patrimonio. ¿En su opinión, esto puede poner en riesgo lo que ahora consideramos valores a mantener o, por el contrario, la evolución contribuye a una mejor conservación?
-No, yo creo que se va a ampliar, sobre todo el concepto. Estamos muy acostumbrados a tener una visión desde la cultura occidental de lo que es el patrimonio, de lo que es nuestra herencia cultural. Y, sin embargo, no tenemos en cuenta que en Asia o en países con otras culturas y de otras geografías, con otros orígenes y con otro tipo de patrimonios, pueden tener un concepto diferente al nuestro, e incluso no solamente de lo que se debe conservar, sino de cómo se debe conservar. Y yo lo que creo es que es fundamental la convivencia y el intercambio de ideas y sobre todo el diálogo es fundamental para conservar el patrimonio, por eso lo proponía en Albarracín, que me parecía el lugar ideal con personas que venían de todas partes de Europa, de culturas más amplias que la nuestra. Mi base es que el patrimonio se salva cuando la gente participa, de ahí nace el respeto y por eso también puede ser una bandera para la paz. Porque de momento estamos, como digo, muy acostumbrados a ese concepto de patrimonio occidental, pero habrá que ampliarlo, y eso no tiene por qué afectar a que se destruya, sino el respeto de cada uno desde sus culturas.
-Esa fue otra de las ideas que se lanzó, que la sociedad civil juega un papel muy importante en esa conservación.
-Para mí es fundamental. Son dos cosas, la participación social y la profesionalidad y el interés de los municipios, de las administraciones municipales. Para mí son el primer escalón. Porque el lema nuestro es que no se ama lo que no se conoce. Pero una vez que se conoce, lo consideras como parte fundamental de tu vida, que es el orgullo que tiene, por ejemplo, Albarracín, de su ciudad, de su entorno, de su conjunto histórico, etcétera. Eso es fundamental, además anima a las administraciones a mirarlo también de una manera cuidadosa, porque es lo que le demandan sus ciudadanos. Por eso, para mí, la conservación del patrimonio indudablemente necesita recursos, indudablemente necesita leyes, indudablemente necesitan administraciones que lo protejan. Pero la base está en la educación, en que la gente ame su entorno, ame lo que le rodea, conozca bien el patrimonio, el cultural y el natural, y le demande su conservación a las administraciones más próximas, que son las municipales.
-¿Y cómo puede afectar la despoblación al patrimonio que tenemos en el medio rural?
-Pues le afecta mucho porque no es solamente que se va la gente, es que al irse esas personas se van las escuelas, se van los centros de salud, se van los curas que mantenían las iglesias, se van las estructuras sociales que sostenían ese patrimonio. Por lo tanto, indudablemente les afecta. Y hemos de quizás pensar cómo podemos actuar de una manera adecuada. El concepto de conservación del patrimonio aplicado al despoblamiento no puede ser probablemente el mismo que se aplica a grandes conjuntos urbanos, con habitantes y con demandas tanto para vivienda como para actividades culturales que existen en las grandes ciudades. Yo creo que necesitamos hablar más del problema del patrimonio y del despoblamiento, porque es un problema social.
-Sí, porque es un patrimonio de todos, no solo de los que viven en el territorio
-Sí pero tampoco se puede mantener artificialmente, es que lo que no se usa se acaba deteriorando.
-¿Qué podemos hacer?
-Probablemente tenemos que plantearnos otro tipo de sociedad y dar valor a estas cosas, a nuestro pasado.
-El hecho de que un patrimonio sea disfrutado por menos personas también influye en que llegue menos financiación para su mantenimiento.
-Claro, por supuesto. Y luego es que además se le da prioridad a otras cosas, como es lógico. He hablado a veces con alcaldes y explican que la ciudadanía les pide que prioricen otras cosas por delante de la restauración, prefieren o dan prioridad a servicios fundamentales, como puede ser la escuela o el centro de salud, u otro tipo de cosas que la sociedad aprecia más que el patrimonio.
-Cuando hablamos de patrimonio casi siempre pensamos en bienes muebles, pero tenemos toda una serie de valores inmateriales, de costumbres, tradiciones, que se están perdiendo, sobre todo en el medio rural, o que ya se han perdido por esa falta de población. ¿Qué podemos hacer para preservar lo que queda?
-Pues quizás no podemos hacer nada. Hay que tomar conciencia de que eso es importante, pero las cosas a la fuerza no funcionan. El patrimonio inmaterial se salva porque la población lo demanda. Es decir, las fiestas, las costumbres, la tradición oral, las músicas, etcétera, se conservan porque la gente quiere conservarlas. Y eso es el patrimonio. Entonces, si no hay ese interés, pues se perderá.
-En los últimos años hemos notado en la provincia de Teruel, en este sentido, un interés por recuperar dances, procesiones... ¿Estamos en un buen momento de apuesta o de recuperación de esas tradiciones?
-Yo creo que sí. Viajar siempre es bueno, porque se aprende. Y yo creo que el hecho de que nos movamos más, afortunadamente, de que conozcamos más, de que los medios de difusión y las nuevas tecnologías pongan mucho más fácil la ampliación del conocimiento hace que ese tipo de cosas se valoren y que la gente haga esfuerzos por conservarlas. Es decir, indudablemente, si una fiesta o cualquier tradición se difunden y se conocen más, es mucho más fácil conservarlas. Y ahí los medios de comunicación juegan un gran papel.
-En su discurso en Albarracín habló del patrimonio no solo como un legado del pasado, sino como una herramienta poderosa para el desarrollo social y económico. ¿Es Albarracín un ejemplo a seguir en este sentido?
-Sí, claro que es un gran ejemplo, no solamente económico, también social. Albarracín se ha desarrollado, ha crecido y ha mejorado la vida de sus ciudadanos gracias a una gestión adecuada de su patrimonio, pero sin perder su identidad. Porque hay ciudades que lo han hecho perdiendo su identidad y han terminado siendo parques temáticos, pero en el caso de Albarracín se ha mantenido su identidad y, sin embargo, ha sabido rentabilizarlo de una manera adecuada.
-Y precisamente en este encuentro se ha hablado de cómo equilibrar la vida local con el turismo, algo que no siempre es sencillo.
-Hay que tener en cuenta que la prioridad siempre debe ser para los ciudadanos que habitan la ciudad. El turismo es bienvenido, pero no debe ser la razón de ser del patrimonio ni debe convertirse en una carga para quienes viven en él. Es un equilibrio difícil, pero se puede conseguir con una buena gestión y con el compromiso de todos.
.¿Esa norma de dar prioridad a los ciudadanos se tiene en cuenta siempre?
-No a veces se da prioridad al turista sobre los ciudadanos y yo creo que eso es una equivocación. Hay que aportar las infraestructuras, los equipos, etcétera para dar una buena calidad, un buen servicio a los que les vienen a ver, pero desde luego hay que darle buena calidad de vida a los que viven todos los días. O sea, no puede ser que se llene de ruidos o que se llene de suciedad la ciudad por culpa de los turistas, que eso es lo que yo creo que está fomentando la turismofobia.
-Los alcaldes de los pueblos turísticos también se quejan de la falta de recursos para hacer frente a los servicios que requiere este volumen de población extra que llega de visita. ¿Cree que las administraciones superiores deberían hacer algo al respecto?
-Creo que hay que dialogar, cada municipio tendrá su peculiaridad y tiene que negociar con esas administraciones regionales y nacionales. Los municipios tienen que pensar, reflexionar y hacer plantes de patrimonio, los deben discutir luego con las Administraciones superiores para llegar a acuerdos sensatos.
-Hay un tema que genera mucha controversia en el medio rural y que es la implantación de proyectos energéticos, por ejemplo, la instalación de parques eólicos y solares en zonas con patrimonio histórico y cultural. ¿Cómo cree que afecta esto al patrimonio, le perjudicará o será una fuente de ingresos que contribuya a su conservación futura?
-Bueno, evidentemente el paisaje cambia y eso es algo que hay que valorar. No podemos decir que no a cualquier proyecto de desarrollo, porque puede ser necesario para la gente que vive en esas zonas, pero hay que hacer una valoración seria, viendo los beneficios reales y no solo a corto plazo, sino a largo plazo, y cómo afectan a la identidad del territorio. No podemos hipotecar el paisaje y el patrimonio por proyectos que quizás no sean sostenibles en el tiempo, hay que valorar si los Ayuntamientos ganan con ello.
-En el encuentro de Albarracín participaron muchos jóvenes de diferentes países. ¿Cómo ve la implicación de la juventud en la conservación del patrimonio?
- La verdad es que ha sido un éxito, hemos tenido participantes de 20 países distintos, con una gran motivación y con ganas de aprender y compartir experiencias. Es fundamental que los jóvenes se impliquen, porque ellos son el futuro y los que van a tomar las decisiones en los próximos años. Si conseguimos que entiendan la importancia del patrimonio y que lo valoren, estaremos asegurando su conservación para el futuro. En España necesitamos reposición generacional porque, por lo menos lo que yo veo en Hispania Nostra es que la edad media es elevada y nos gustaría que la asociación creciera en número, pero, sobre todo, bajar la media de edad de los socios.
-¿Cree que los jóvenes están concienciados con el patrimonio cultural o que para ellos hay otras cuestiones más prioritarias como, por ejemplo, el natural?
-El mensaje del patrimonio natural ha calado más en las nuevas generaciones porque se ha explicado mejor su impacto en la calidad de vida y en el futuro del planeta. El patrimonio cultural, en cambio, a veces se percibe como algo ajeno, como algo que pertenece a los propietarios de los edificios o a las instituciones. Hay que cambiar esa percepción y hacer ver que el patrimonio cultural también es un bien común y que su conservación nos beneficia a todos.
-¿Por qué se eligió Albarracín para este encuentro internacional?
-Porque Albarracín es un ejemplo de conservación del patrimonio en una de las provincias más despobladas de España. Es un lugar que ha sabido gestionar bien su patrimonio y que ofrece un entorno perfecto para trabajar, reflexionar y concentrarse. Además, queríamos mostrar a los participantes un ejemplo real de cómo el patrimonio puede ser un motor de desarrollo si se gestiona correctamente. También por la estrecha relación que tenemos desde Hispania Nostra con la Fundación Santa María y su director, Antonio Jiménez.
-¿Cree que este encuentro tendrá continuidad en el futuro?
-Nos gustaría mucho, pero dependemos de los recursos económicos y humanos, somos una asociación donde todos, salvo un pequeño equipo de profesionales que cobra, trabajamos de manera gratuita. El presupuesto depende de la cuota de los socios, pero Hispania Nostra cumple 50 años el próximo año y queremos hacer algo especial relacionado con la educación y el patrimonio. Veremos si conseguimos los apoyos necesarios para seguir adelante con esta iniciativa.
-Cumplir medio siglo de vida es todo un hito.
A mí me parece heroico, y eso se le debe a muchísima gente que ha trabajado por Hispania Nostra en estos 50 años.