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José García, un superviviente al que la covid no arrancó de Monreal José García, un superviviente al que la covid no arrancó de Monreal
José García Hernández posa en la residencia de Monreal junto a los dibujos de ánimo que les han enviado desde el colegio

José García, un superviviente al que la covid no arrancó de Monreal

No es su primera victoria ante la muerte, ya que superó un ictus hace 22 años
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Cruz Aguilar

José García Hernández es un superviviente. Es el único de los ancianos de la residencia de Monreal que fue hospitalizado por coronavirus que sigue vivo. Él, como todos los demás, fue recibido con aplausos al llegar de nuevo al geriátrico tras su paso por el hospital, pero los trabajadores tenían una sensación agridulce en esos recibimientos puesto que pronto comprobaron que, pese a que habían superado la covid, sus secuelas hacían que pocos días después fallecieran. No fue el caso de José.

Estuvo un mes ingresado en el Hospital San José de la capital turolense y varios días más en el Obispo Polanco. Muy pocos se recuperan bien pero él, con sus 84 años cumplidos el pasado 30 de enero, dice que se encuentra igual que hace un año, aunque se queja de que, ya antes de la pandemia, había perdido mucha movilidad tanto en las manos como en las piernas. Y es que José García ya le plantó cara a la muerte hace 22 años, cuando sufrió un ictus en Ginebra, la ciudad a la que había emigrado para trabajar y donde residió durante tres décadas, aunque sus raíces seguían arraigadas al Jiloca. El ataque hizo que estuviera casi dos años hospitalizado y, cuando se recuperó un poco –llegó a volver a andar–, hizo las maletas para regresar a Monreal. 

Es soltero, pero en el Jiloca tenía a toda su familia y relata con mucho dolor cómo vio a su hermano morir en el hospital de Teruel, donde fue ingresado en su misma habitación. “Una enfermera me dijo que había otro paciente con mis mismos apellidos. Era mi hermano, lo habían operado de corazón en Zaragoza y luego cayó malo. Estuvo conmigo en la habitación, pero murió a los dos días”, lamenta. 

Ahora José afronta con esperanza la vida que tiene por delante y, aunque se queja de que apenas se puede mover, las cuidadoras aseguran que es de esas personas que sacan fuerzas de donde apenas hay para hacerse todo solas. Esa fortaleza ante la adversidad es la que, sin duda, le ha servido para salir adelante en las situaciones difíciles. Ahora ya está inmunizado con la vacuna de la covid y posa para el reportaje tranquilo ante los coloridos dibujos de ánimo que los niños del colegio han enviado a la residencia en los que se ven mensajes de “Todo saldrá bien” junto a corazones y sanitarios. La vida de José García ha estado llena de tormentas pero, al igual que en los trazos de los críos, el arcoíris, finalmente, ha vuelto a salir.